Mario Sánchez, tecnólogo de alimentos: "No huelas alimentos con moho"
Si alguna vez te has preguntado si es seguro quitar una parte de moho de un alimento y consumirlo, los expertos lo tienen claro: es mejor desecharlo por completo
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En muchas ocasiones, la compra semanal o mensual puede llevarnos a acumular alimentos que no siempre llegamos a consumir a tiempo. Frutas, verduras, pan o incluso frutos secos, olvidados en la despensa o el frigorífico, acaban mostrando signos de deterioro, y entre ellos, uno de los más comunes es la aparición de moho. Aunque el primer impulso de muchos es inspeccionar el alimento y olerlo para comprobar su estado, los expertos advierten que este gesto puede ser mucho más peligroso de lo que imaginamos.
El tecnólogo de alimentos Mario Sánchez lanza una advertencia clara: "No huelas alimentos con moho ni mucho menos te los comas, porque esas esporas van a penetrar dentro por tu nariz y pueden provocarte daños, no solo de tema respiratorio, alergias". Inhalar las esporas del moho puede ocasionar no solo irritaciones, sino también complicaciones respiratorias más serias o reacciones alérgicas.
Sánchez añade además que "la parte visible que vemos, esos pelillos, son tan solo la punta del iceberg". Aunque solo detectemos moho en una sección concreta del alimento, es probable que el producto esté contaminado de forma interna, haciendo que no sea seguro consumirlo aunque retiremos la zona afectada. Por esta razón, el experto recalca que la única medida segura es desechar por completo el alimento afectado.
Uno de los mayores riesgos de consumir productos con moho está relacionado con la presencia de micotoxinas. Según explica Sánchez, "algunos tipos de moho son capaces de producir compuestos tóxicos que se llaman micotoxinas". Estas sustancias pueden mantenerse activas incluso después de lavar o cocinar los alimentos y son potencialmente perjudiciales para la salud a largo plazo. Sectores como el de las especias, los frutos secos, el pimentón o las legumbres, explica el experto, extreman las precauciones para evitar la proliferación de estos microorganismos en sus productos, que bien conocen.
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Por todo ello, aunque pueda ser tentador aprovechar un alimento afectado de forma superficial, es fundamental priorizar la salud. La próxima vez que detectes moho, recuerda: no lo huelas, no intentes limpiarlo y, sobre todo, no lo consumas. Tirarlo es la única opción segura para evitar complicaciones.
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En muchas ocasiones, la compra semanal o mensual puede llevarnos a acumular alimentos que no siempre llegamos a consumir a tiempo. Frutas, verduras, pan o incluso frutos secos, olvidados en la despensa o el frigorífico, acaban mostrando signos de deterioro, y entre ellos, uno de los más comunes es la aparición de moho. Aunque el primer impulso de muchos es inspeccionar el alimento y olerlo para comprobar su estado, los expertos advierten que este gesto puede ser mucho más peligroso de lo que imaginamos.