El rentable 'efecto' Meghan en el turismo: se disparan las visitas al Castillo de Windsor
Desde que la boda con el príncipe Harry mostrara al mundo el Castillo de Windsor, el número de turistas que lo visita ha aumentado considerablemente y con ello, los beneficios
Hemos hablado en Vanitatis muchas veces sobre el 'efecto Meghan', la tendencia de que se agoten las prendas que la mujer del príncipe Harry luce en sus apariciones públicas, especialmente las de precios asequibles. Y ahora hemos sabido que el éxito no solo se limita a la moda, sino también al turismo. Según datos oficiales, las residencias oficiales de la reina Isabel II han experimentado un aumento muy considerable en el número de visitantes. Un ascenso que se nota especialmente desde la boda de los duques de Sussex, en mayo del año pasado.
Precisamente, el Castillo de Windsor, donde se celebró, ha batido todos los récords establecidos hasta la fecha. Han sido más de 1,7 millones de visitantes los que han paseado por estancias y jardines, más de un 20% de lo que se registró el año anterior. Un aumento al que han ayudado también las exposiciones que se organizaron en torno a las dos bodas reales de 2018, la del príncipe Harry y Meghan Markle, y el enlace de la princesa Eugenia con Jack Brooksbank, ambas televisadas y convertidas en el mejor escaparate para atraer la atención de los turistas al propio castillo, la Capilla de San Jorge y Frogmore House.
Pero el dato de que es, precisamente, la boda de los duques de Sussex el motivo principal de que ahora Windsor sea el punto turístico más popular en Reino Unido lo encontramos en los seis meses posteriores a aquel 19 de mayo. Solo en ese periodo, las reservas de entradas aumentaron la friolera de un 92%, casi el doble de lo que había hasta entonces. Y curiosamente, la mayoría de ellas procedentes de Estados Unidos, casualmente la nacionalidad de la novia. Antes de la boda, la Oficina de Estadísticas Nacionales predijo que generaría alrededor de 500 millones de libras a través de recuerdos, visitas y pernoctaciones en hoteles cercanos, que también han aumentado. No solo se llegó a la cifra calculada, sino que el número ha seguido aumentando.
Lo mismo ha pasado, aunque de forma menos significativa, en el resto de residencias reales. Balmoral, donde la reina Isabel pasa el verano, es la que menos tiempo permanece abierta al público, por lo que es la que menos personas atrae. Aún así, son más de 200.000 personas quienes lo pisan cada temporada. El Palacio de Hollyrood, en pleno Edimburgo y residencia oficial de la la monarca en Escocia, llega hasta el medio millón de visitantes. Y claro, esto se traduce en mucho dinero. Solo con la venta de entradas para el Castillo de Windsor, el Palacio de Buckingham, Frogmore House y Clarence House -que también ha tenido un repunte notable en el número de entradas vendidas-, se han obtenido unos 54 millones de euros de ingresos, a los que hay que añadir más de 20 procedentes de la venta de regalos y souvenirs.
Hemos hablado en Vanitatis muchas veces sobre el 'efecto Meghan', la tendencia de que se agoten las prendas que la mujer del príncipe Harry luce en sus apariciones públicas, especialmente las de precios asequibles. Y ahora hemos sabido que el éxito no solo se limita a la moda, sino también al turismo. Según datos oficiales, las residencias oficiales de la reina Isabel II han experimentado un aumento muy considerable en el número de visitantes. Un ascenso que se nota especialmente desde la boda de los duques de Sussex, en mayo del año pasado.