Doña Sofía, la 'prima' de Europa: su parentesco con todas las casas reales
La reina Sofía está emparentada en mayor o menor grado, sin excepción, con todas las casas reales europeas de la actualidad y con algunas no reinantes
Con la muerte del duque de Edimburgo, doña Sofía se convierte en la única consorte de una casa reinante nacida en el seno de una familia real que queda viva, ya que no es ni el caso de la reina Silvia de Suecia ni de Sonia de Noruega. Y es que solo hay que echar un vistazo a su árbol genealógico para ver cómo tiene sangre real por los cuatro costados: sus padres, sus abuelos, sus bisabuelos y hasta sus tatarabuelos pertenecieron a casas reinantes en algún momento, aunque los tronos de varias de ellas estén ahora desaparecidos, como sucede propiamente con su familia, depuesta del trono griego desde hace unas décadas. De esa mezcla de miembros de casas reales obtenemos, además de los orígenes de la madre de Felipe VI, un curioso dato. Y es que la reina Sofía está emparentada, sin excepción, con todas las casas reales europeas de la actualidad.
Empezamos con la monarquía británica, que es de la que más se ha hablado estos días. La reina Sofía era sobrina del duque de Edimburgo, puesto que era primo hermano de su padre, el rey Pablo de Grecia. Pero también tiene lazos de parentesco con la reina Isabel II, y por partida doble, ya que ambas descienden, por un lado, de la reina Victoria del Reino Unido y, por otro, del rey Christian IX de Dinamarca, dos nombres que se repiten mucho en el árbol genealógico de la mayoría de los miembros de las familias reales de la actualidad. Lo curioso es que esa mezcla de orígenes las convierte en primas terceras, pero también en tía y sobrina, lógicamente lejanas.
Con quién también tiene un vínculo por partida doble -incluso podríamos considerar que triple- es con la reina Margarita de Dinamarca. Y otra vez partimos de la reina Victoria, de un lado, y del rey Christian IX, d oetro, quien era bisabuelo de la monarca danesa y tatarabuelo de la Reina emérita. Curiosamente, sus lazos actuales son más estrechos y cercanos, ya que son concuñadas por el matrimonio de Constantino de Grecia -hermano de Sofía- y Ana María de Dinamarca -hermana de Margarita. Y exactamente los mismos ancestros que doña Sofía comparte con la reina danesa y la reina británica los tiene también con Harald de Noruega.
Hay otros monarcas europeos que poseen como elemento en común con doña Sofía a la reina Victoria. No en vano, se la conoce como la 'abuela' de Europa, un apelativo que se podría hacer extensible a su tataranieta como la 'prima' de Europa, dados los numerosos lazos de parenteso. Curiosamente, uno de ellos es el propio don Juan Carlos, su marido. El Rey emérito era nieto de Victoria Eugenia de Battenberg, a su vez nieta de la reina Victoria del Reino Unido. Y su esposa es nieta de Sofía de Prusia, hija de la princesa Victoria, la primogénita de la monarca más longeva del Imperio británico, después de Isabel II. El otro es Carlos Gustavo de Suecia, que también es tataranieto de la reina Victoria. Pero el monarca sueco y la Reina emérita son parientes por partida doble, ya que los otros ancestros que tienen en común son otros tatarabuelos, Federico VIII de Schleswig-Holstein y la princesa alemana Adelaida de Hohenlohe-Langenburg, también sobrina de la omnipresente reina Victoria.
Y Christian XI de Dinamarca tiene casi la misma presencia que la emperatriz británica en los árboles genealógicos de los actuales reyes europeos, de ahí que sea el rey que la reina Sofía tiene en común tanto con el rey Felipe de los belgas como con el gran duque Enrique de Luxemburgo, trastataranietos ambos del monarca danés.
Ahora pasamos a los lazos de parentesco que nada tienen que ver ni con la reina Victoria del Reino Unido ni con Christian IX de Dinamarca. Guillermo Alejandro de Holanda también es pariente lejano de la Reina emérita, y también por partida doble. Por un lado, Pablo I de Rusia y la princesa Sofía Dorotea de Würtemberg; por otro, Federico III de Prusia y Luisa de Mecklemburgo-Strelitz.
Mucho más atrás en el tiempo hay que irse para encontrar un ancestro que la reina Sofía tenga en común con la familia real de Liechtenstein y con su soberano, Juan Adán II, pero lo hay. Hablamos del príncipe Carlos Luis III de Hohenlohe-Langenburg y su esposa, la condesa Amalia Enriqueta de Solms-Baruth, de quien incluso se han encontrado lazos sanguíneos con el pintor Velázquez, por lo que también podemos adjudicar este vínculo a doña Sofía.
Nos queda el último soberano de la actualidad, que es Alberto de Mónaco. Y también encontramos un antepasado en común con él, aunque hay que irse hasta mediados del siglo XVIII para dar con Luis VIII de Hesse-Darmstadt y la condesa Carlota de Hanau-Lichtenberg. Lo curioso es que doña Sofía sí tiene vínculos muy cercanos con otros miembros de casas reales, aunque todas no reinantes en la actualidad. Por ejemplo, es prima hermana del príncipe alemán Ernesto de Hannover y también era prima de Miguel de Rumanía, fallecido en 2017.
Con la muerte del duque de Edimburgo, doña Sofía se convierte en la única consorte de una casa reinante nacida en el seno de una familia real que queda viva, ya que no es ni el caso de la reina Silvia de Suecia ni de Sonia de Noruega. Y es que solo hay que echar un vistazo a su árbol genealógico para ver cómo tiene sangre real por los cuatro costados: sus padres, sus abuelos, sus bisabuelos y hasta sus tatarabuelos pertenecieron a casas reinantes en algún momento, aunque los tronos de varias de ellas estén ahora desaparecidos, como sucede propiamente con su familia, depuesta del trono griego desde hace unas décadas. De esa mezcla de miembros de casas reales obtenemos, además de los orígenes de la madre de Felipe VI, un curioso dato. Y es que la reina Sofía está emparentada, sin excepción, con todas las casas reales europeas de la actualidad.