Margarita y Marie ganan la partida fashion a Mary a golpe de transparencia

La celebración de los 50 años en el trono de Margarita II de Dinamarca tuvo como colofón una cena íntima en el pabellón de Christian VII del complejo real de Amalienborg. La imagen familiar de tal evento nos deja algo sorprendente: en esa ocasión, la reina Margarita y la princesa Marie son las protagonistas de los looks royal, mientras que Mary de Dinamarca ocupa un discreto segundo plano. La soberana, sus hijos, nueras y nietos posaron para la posteridad luciendo sus mejores galas. Ellas echaron mano del encaje y del tul sin medida, y ellos, del esmoquin.

A sus 81 años, la soberana de los daneses vuelve a dar muestras de su personal estilo y apuesta por uno de sus tejidos preferidos. Eligió para la conmemoración de su Jubileo un top negro de encaje en la parte superior y las mangas, sobre el que llevaba un collar de perlas de varias vueltas perteneciente a su extenso joyero, en un guiño del estilo victoriano. Lo acompañó con una falda de vuelo hasta las pies en color morado, con una franja en relieve y ceñida con un cinturón negro de lazada. La había llevado el pasado mes de septiembre durante la entrega de medallas de la Asociación de Artesanos. Unos zapatos tipo merceditas completaban el look.

Un paso más allá en las transparencias dio la princesa Marie, sin duda la más elegante y atrevida de la velada. Lucía un vestido negro sin mangas y con franjas de encaje que dejaban intuir parte de su silueta, perteneciente a la colección Resort 2018 de Elie Saab, sobre el que llevaba prendida la medalla conmemorativa del Jubileo. En esta ocasión, la esposa del príncipe Joaquín destacó por encima de su cuñada, revelándose como su nueva gran rival de estilo. Aunque también hay que decir que en el primer acto de la mañana fue Mary quien había deslumbrado con su conjunto beis, con capa de Oscar de la Renta y vestido de Gabriela Hearst. Por cierto, que el estilismo recordaba mucho al de la reina Letizia en Suecia, por la prenda de abrigo, muy similar, y el tocado.

Las nietas de la reina Margarita también se pusieron muy guapas para la noche. La pequeña Athena, de nueve años, se apuntó al tul estrenando un delicado vestido en blanco salpicado de pequeñas lentejuelas de la firma Bon Point, que cuesta 385 euros aunque ahora está rebajado a 192. En los pies, unas bailarinas doradas de Jacadi que están a la venta en la web por el módico precio de 75 euros. El pelo suelto y una diadema como guinda al outfit, en el que no faltó un detalle familiar, ya que lució un collar que había tomado prestado de su madre, la princesa Marie.

Su prima Isabella siguió la estela de su abuela, la reina Margarita, con un vestido de vuelo azul noche con detalles de encaje en la parte superior y unas bailarinas de punta en marrón. Y, como su prima Athena, también abrió el joyero de su madre para completar su outfit, ya que lució unos pendientes que hemos visto en alguna que otra ocasión a la princesa Mary. Y, de hecho, no es la primera vez que la joven reutiliza prendas del armario de la futura reina consorte.

Josephine, por su parte, llevaba un vestido largo en negro, muy elegante. Y, entre tanto despliegue de transparencias, Mary de Dinamarca optó por la sencillez y la sobriedad con un outfit morado, uno de sus colores preferidos e insignia del feminismo. Manga larga y cuerpo cruzado con escote en uve, el pelo suelo y casi sin joyas. Sobria pero impecable. En cuanto a la princesa Benedicta, hermana de la soberana, se decantó por un vestido largo en verde botella, el mismo que lució hace tres meses para la boda de su sobrino Philippos de Grecia. Todas tonalidades sobrias para una noche muy especial en la que los príncipes Federico y Joaquín y sus hijos varones llevaban todos esmoquin y pajarita.

La regia elegancia de la cena estaba presente también en la decoración de las mesas, vestidas con un mantel blanco sobre el que se podía ver el diseño del elefante adosado a su torre, que recuerda a los símbolos de la Orden del Elefante. También se colocó la vajilla danesa más exclusiva, llamada Flora Danica, que había sido guardada cuidadosamente y exhibida detrás de vitrinas desde que se utilizó por última vez en 1990, durante la gala organizada por el 80 cumpleaños de la reina Ingrid. Fue creada a finales del siglo XVIII por la Real Fábrica de Porcelana de Copenhague. En las piezas de este servicio se han pintado a mano y a tamaño natural plantas y flores típicas de Dinamarca. El nombre Flora Danica, que significa 'flores danesas' en latín, hace referencia al título del libro del mismo nombre, que enumera todas las flores del país.