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La sastra del Palacio Real se jubila con un montón de anécdotas para el recuerdo
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FAMILIA REAL ESPAÑOLA

La sastra del Palacio Real se jubila con un montón de anécdotas para el recuerdo

Beatriz García ha estado el frente de la sastrería 32 años, durante los cuales se ha encargado de los uniformes del servicio y ha solucionado más de un contratiempo al Rey emérito y otras personalidades

Foto: La Reyes, en la recepción al Cuerpo Diplomático. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)
La Reyes, en la recepción al Cuerpo Diplomático. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)

'Entre costuras' sería un título perfecto para la vida de Beatriz García Marín, que se despide de su cargo tras más de tres décadas de servicio. La sastra del Palacio Real se jubila con un montón de anécdotas para el recuerdo con reyes, jefes de Estado y diplomáticos como protagonistas. Ha sido la jefa de la sastrería histórica, encargada de confeccionar y conservar los trajes del personal de servicio que atiende todo tipo de eventos de la familia real: almuerzos, cenas de gala, actos del Día de la Hispanidad… “Cada uno de los trajes lleva su nombre y en cada ocasión que se usan se limpian, se repasan y al menos una vez al año se llevan al tinte”, ha explicado en una reciente entrevista de 'El País'.

Nacida en Jaén hace 68 años, se presentó a una plaza para el cargo de sastra en el Palacio Real, que depende de Patrimonio Nacional del Estado, y la ganó. A partir de ahí se fue presentando a varias oposiciones, cuatro para ser exactos, hasta llegar a ser jefa de la sastrería. “Ser sastra del Palacio Real es otra historia diferente porque lo que hacemos aquí no se hace en ningún sitio y es algo muy bonito y distinto, al margen del lujo que es venir a trabajar al Palacio Real. Voy a echar mucho de menos mi palacio”, asegura con cierta melancolía.

placeholder Imagen del Palacio Real. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)
Imagen del Palacio Real. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)

Durante el tiempo que ha estado al frente, Beatriz ha atendido al Rey emérito don Juan Carlos, al que tuvo que limpiar una mancha de su corbata antes de que pudiera empezar un besamanos en el que estaban presentes multitud de mandatarios. Todos tuvieron que esperar a que ella solucionara el contratiempo, pues el monarca debía estar perfecto. “Mi Cebralín hace milagros y desapareció sin problema, pero hasta que no entré yo y quité la mancha no pasó nadie. Mira que allí había gente importante para saludar al Rey, pero pasé yo primero. ¡Una también ha tenido sus momentos importantes!”, dice entre risas.

Beatriz ha tenido la oportunidad de conocer a muchas personalidades y también de convertirse en su salvación en más de una oportunidad. La lista de anécdotas que atesora son muchas, como aquella vez que tuvo que arreglarle un vestido in extremis a la entonces presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, para asistir a una cena en el Palacio Real durante su visita de Estado a España. “Traía un vestido con cristales de Swarovski, que era una auténtica maravilla, pero el florón que remataba la banda le daba golpecitos en la cadera y se lo tuve que sujetar. Me lo agradeció enormemente”, recuerda.

placeholder Cristina Fernández de Kirchner y doña Sofía, en 2019.  (Getty/Carlos Álvarez)
Cristina Fernández de Kirchner y doña Sofía, en 2019. (Getty/Carlos Álvarez)

Tampoco olvida otro de los episodios más hilarantes de su trayectoria con una embajadora como protagonista. Se omite oportunamente el nombre, porque, como reza el dicho, se dice el pecado pero no el pecador. Se entregaban las credenciales al Cuerpo Diplomático y la embajadora en cuestión llegó luciendo un vestido cuya tela atraía todas las etéreas pelusillas de las moquetas de palacio, que iban pegándose a la prenda a causa de la electricidad estática.

“Parecía que había venido como Cleopatra envuelta en una alfombra. Yo alucinaba... Cepillaba y cepillaba para quitar aquello y no había manera de sacar la pelusa atrapada en el vestido. ¡Saqué bolas y bolas de pelusa!”, recuerda. Aun así, ella misma confiesa que no se establece relación personal con los Reyes ni con el resto de las personalidades: “Son encuentros puntuales. Si es un besamanos de los Reyes, que he ido a muchísimos, te saludan, te sonríen, se hace la foto y ya”.

Su día a día en la sastrería histórica del Palacio Real ha estado marcado por intensas jornadas de trabajo, donde ella se ha encargado de que todo estuviera perfecto: casacas, leotardos, camisas... Ahora que dice adiós a la que ha sido su oficina durante 32 años siente cierta nostalgia pensando en que lo artesanal acabe dando paso a lo industrial: “Yo siento que mi método de trabajo se va a acabar y no me gustaría nada porque es muy bonito. Estás en un sitio donde nadie te mete prisa y puedes dedicarte a ello con calma”. Sus planes para tan merecida jubilación los tiene claros: “Espero llevarla bien. Quiero pasar tiempo con mis nietos, bailar sevillanas y visitar Nueva York con el Imserso, que no lo conozco”.

'Entre costuras' sería un título perfecto para la vida de Beatriz García Marín, que se despide de su cargo tras más de tres décadas de servicio. La sastra del Palacio Real se jubila con un montón de anécdotas para el recuerdo con reyes, jefes de Estado y diplomáticos como protagonistas. Ha sido la jefa de la sastrería histórica, encargada de confeccionar y conservar los trajes del personal de servicio que atiende todo tipo de eventos de la familia real: almuerzos, cenas de gala, actos del Día de la Hispanidad… “Cada uno de los trajes lleva su nombre y en cada ocasión que se usan se limpian, se repasan y al menos una vez al año se llevan al tinte”, ha explicado en una reciente entrevista de 'El País'.

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