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Eduardo VIII, el tío de Isabel II que hizo peligrar la monarquía y al que mató el tabaco
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50 AÑOS DE SU MUERTE

Eduardo VIII, el tío de Isabel II que hizo peligrar la monarquía y al que mató el tabaco

Tras nueve meses en el trono, el rey Eduardo VIII debía tomar una decisión: o seguir siendo rey o casarse con la Wallis Simpson. Eligió lo segundo

Foto: Eduardo VIII y Wallis Simpson, el día de su boda. (Cordon Press)
Eduardo VIII y Wallis Simpson, el día de su boda. (Cordon Press)

En diciembre de 1936, el rey Eduardo VIII, tío de la actual reina Isabel II, hermano del padre de esta, Jorge VI, e hijo de Jorge V, tomó una decisión sin precedentes en la monarquía británica.

"Hasta ahora, constitucionalmente no me ha sido posible hablar. Hace unas horas cumplí con mi último deber como rey y emperador. Deben creerme cuando les digo que me ha sido imposible llevar la pesada carga de la responsabilidad y cumplir con mis deberes de rey como me hubiera gustado hacer sin la ayuda y el apoyo de la mujer que amo".

Eduardo VIII renunciaba al trono por amor tras cumplir 300 días de reinado después de la muerte de su padre.

Foto: Kate Middleton, visitando el Nower Hill High School. (Getty)

El escándalo fue mayúsculo, ocupó todos los titulares en la prensa y fue recibido como una traición a la institución y al pueblo británico.

placeholder Eduardo VIII. (Getty)
Eduardo VIII. (Getty)

Eduardo VIII mantenía un romance desde hacía dos años antes con Wallis W. Simpson, una multimillonaria americana divorciada y casada en segundas nupcias con Ernest Simpson, miembro de la alta sociedad de Baltimore. Se habían conocido en una fiesta en el hotel Dorchester de Londres y ella había producido tal impacto en él que este se enamoró perdidamente.

Su relación era inconcebible para la Casa Real y para el Gobierno. A los divorciados no se les permitía relacionarse con la monarquía. Pero Eduardo VIII estaba empeñado en que su novia fuera aceptada en la familia y en que su padre la conociera. Jorge V se mostró horrorizado con la idea y repudió a Wallis.

En enero de 1936, el monarca murió a consecuencia de una insuficiencia cardiaca. Dos días después, Inglaterra recibió al rey Eduardo VIII. A lo largo de ese año, la presión mediática pudo con Wallis, quien, harta de haberse convertido en un personaje público y de las críticas desde el Reino Unido, decidió huir al sur de Francia. Mientras, ya había puesto fin a su segundo matrimonio, el que contrajo con Ernest Simpson. Eduardo VIII ya podía casarse con ella, pero una vez más, la familia real se opuso de manera enérgica a ese enlace. También lo hizo la Iglesia anglicana así como el Gobierno de Stanley Baldwin, que amenazó con dimitir en bloque si esa boda que tampoco aceptaban gran parte de los británicos se llevaba a cabo.

placeholder Fotografía facilitada por Bellmans Auctioneers de Eduardo VIII y Wallis el día de su boda. (EFE)
Fotografía facilitada por Bellmans Auctioneers de Eduardo VIII y Wallis el día de su boda. (EFE)

Tras nueve meses en el trono, el rey Eduardo VIII debía tomar una decisión: o seguir siendo rey o casarse con la Wallis Simpson. Eligió lo segundo.

Eduardo VIII renunció al trono y se reunió con Wallis en el castillo de Candé, en Monts (Francia), el 4 de mayo de 1937. Un mes más tarde, el 3 de junio de 1937, Wallis y Eduardo se casaron en este mismo lugar. Lo hicieron en el que habría sido el 72 cumpleaños del rey Jorge V, lo que muchos interpretaron como un ataque deliberado a la memoria de su padre. Ningún miembro de la familia real británica acudió al enlace.

Tras la boda, la pareja disfrutó de una vida acomodada y frívola en su mansión del Bois de Boulogne.

Con el tiempo, Eduardo VIII logró limar asperezas con su familia. No así Wallis, a la que su suegra, la reina María, nunca quiso recibir. Ni ella ni Eduardo VIII asistieron en 1953 a la coronación de su sobrina Isabel II. 13 años más tarde sí protagonizarían un encuentro en Londres con la monarca. Esta volvió a ver a la pareja en 1972, durante un viaje de Estado a Francia. La reina no sabía que aquella sería la última vez que vería a su tío vivo.

placeholder Fotografía de archivo de Eduardo VIII y Wallis Simpson. (EFE/UPPA/Photoshot)
Fotografía de archivo de Eduardo VIII y Wallis Simpson. (EFE/UPPA/Photoshot)

Ya durante la década de los 60, Eduardo VIII había comenzado a tener problemas de salud.

Tanto él como su hermano Jorge habían comenzado a fumar a edades muy tempranas, cuando eran cadetes en la escuela Naval de Osborne, en la isla de Wight. Tenían apenas 13 y 12 años, respectivamente. El hábito del tabaco les venía de familia. Su padre y su abuelo también fueron fumadores empedernidos.

Algunos cronistas han asegurado que Jorge VI llegó a fumar 40 o 50 cigarrillos diarios. A los 52 años ya padecía arterioesclerosis y en marzo de 1949 tuvo que ser operado por una obstrucción arterial en la pierna derecha. Dos años más tarde le extirparon el pulmón izquierdo a consecuencia de un cáncer.

El 6 de febrero murió mientras dormía en Sandringham House debido a una trombosis coronaria.

El tabaco también hizo estragos en la salud de su hermano, Eduardo VIII. En diciembre de 1964 tuvo que ser operado en Houston de un aneurisma de la aorta. Dos meses más tarde tuvo que ser tratado por un desprendimiento de retina en el ojo izquierdo. A finales de 1971 se le diagnosticó cáncer de laringe y fue sometido a una terapia de cobalto. Poco tiempo después recibió la visita de su sobrina, la reina Isabel II.

Tal día como hoy, hace 50 años, Eduardo VIII falleció en su casa de París. Era el 28 de mayo de 1972, tenía 77 años.

Fue enterrado en el cementerio real de Frogmore, en Windsor, con el consentimiento de Isabel II. 14 años después, Wallis fue sepultada en el mismo lugar donde descansaba su marido. La multimillonaria americana murió víctima de una acusada demencia senil.

En diciembre de 1936, el rey Eduardo VIII, tío de la actual reina Isabel II, hermano del padre de esta, Jorge VI, e hijo de Jorge V, tomó una decisión sin precedentes en la monarquía británica.

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