Charlène en Noruega: un beso a Alberto, cambios de agenda y muchas sorpresas

Charlène de Mónaco está de vuelta. Y no podemos negar que parece otra, desde luego. Porque si durante los últimos meses, sus apariciones han sido contadas y siempre en suelo monegasco, este miércoles ha recuperado su agenda internacional en Noruega junto a su marido y, para sorpresa de todos, junto a sus dos hijos, los mellizos Jacques y Gabriella, de 7 años. Pero lo más sorprendente ha sido que incluso durante la visita oficial de Charlène a Noruega ha habido un beso a Alberto, algo casi insólito en sus once años de matrimonio.

Cumpliendo con lo anunciado hace apenas unos días, el matrimonio ha viajado hasta Oslo, donde eran recibidos por los reyes Harald y Sonia en su residencia de verano, la fabulosa finca de Bygdø. Un encuentro informal y de lo más relajado en el que también participaban los príncipes Haakon, Mette-Marit y Marta Luisa, que hace unos días presentó a su novio ante la realeza europea durante la cena de gala por la mayoría de edad de la princesa Ingrid. Este almuerzo iba a suponer la única ocasión en que viéramos a la princesa Charlène junto a un miembro de la familia real noruega. O eso era, al menos, lo que estaba previsto. Pero finalmente no ha sido así.

Y es que ha sido una de las grandes sorpresas del día. El programa contemplaba como único compromiso de la sudafricana esta comida con los reyes Harald y Sonia, mientras que Alberto acudiría, ya por la tarde, a la inauguración de la exposición ‘Navegando el mar de la ciencia’ en el Museo Fram junto al príncipe Haakon de Noruega. Con lo que no contábamos era con que la propia Charlène se incorporaría a la cita, y no sola, sino que también estaban con ella sus dos hijos, Jacques y Gabriella, a los que desde pequeños se les ha inculcado el respeto por el mar y el medioambiente, por lo que era una cita perfecta para que aprendieran algo más sobre el mundo marino.

Y como la princesa monegasca y sus hijos llegaban al Frammuseet después de Alberto y el príncipe Haakon, tocaba el turno de los recibimientos, dando lugar a las mejores imágenes de la tarde. Porque el viaje de Charlène a Noruega, si ya de por sí supone un antes y un después en cuanto a su vida institucional, también nos ha dejado un beso con su marido, algo que no hemos visto muy a menudo en estos once años de matrimonio. Como casi todos los reyes y príncipes europeos, cuidan mucho las formas en público y no suelen regalarse besos delante de las cámaras.

Cierto es que en sus primeras citas públicas tras la pandemia vimos a una Charlène mucho más cariñosa y cómoda en su papel, por lo que tampoco sorprende esta muestra espontánea de cariño a su marido, que además la recibía en el museo con un apretado abrazo. Una imagen perfecta con la que se resume el viaje de Charléne a Noruega, tan importante en su situación, ya que además es el primero oficial al extranjero en muchos años. Un paso al frente, aunque sin abandonar la idea de no excederse con los compromisos que suponen este tipo de viajes.

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Es optimista pese a que no niega que sigue estando delicada de salud: “Estoy muy feliz de estar de vuelta en Mónaco con mi familia. Recibí cientos de mensajes positivos y cálidos cuando estaba lejos y les agradezco su apoyo”, aseguraba hace poco en una entrevista. Por este motivo quizá no quiere apresurarse. Este es el primer viaje oficial de la sudafricana tras haber pasado 15 meses retirada de la vida pública, primero en su país de origen, Sudáfrica, y después en una clínica en Suiza. Un paso importante para retomar poco a poco el intenso ritmo que suelen tener las agendas de las primeras damas.

Apodada la 'princesa triste', retomó su agenda pública el pasado 30 de abril cuando presidió junto a sus hijos el Gran Premio de Fórmula 1 de Mónaco, una de las carreras más clásicas del circuito internacional y que históricamente siempre ha contado con la asistencia de al menos un miembro de la familia real monegasca.

Los dos looks de Charlène

A pesar de que era en el mismo día, la princesa quiso lucir dos atuendos diferentes para cada una de estas citas. Para el almuerzo junto a los reyes en la finca de Bygdø llevó un dos piezas en color gris, mientras que apostó por el negro para la visita al Frammuseet, con un traje de chaqueta, camisa y zapatos del mismo color. Y con uno y otro look, destacaba el favorecedor corte y color de pelo que luce desde hace algunas semanas. Eso sí, lo que no cambió es que en ambas iba a juego con su hija Gabriella, a la que veíamos con una falda de tablas más oscura y chaqueta en color gris para la mañana y un vestidito negro con brillo en el museo.

Su último viaje a Noruega

En marzo de 2012, el príncipe Alberto y la princesa Charlène viajaban a Noruega y posaban con los trajes lapones tradicionales durante su visita a Kautokeino. Mucho ha cambiado desde entonces, cuando podíamos ver a la princesa mucho más alegre, integrándose en sus visitas al extranjero hasta incluso vestida de forma tradicional. Fue aquel un viaje a Laponia, en el norte de Noruega, cuando los príncipes de Mónaco se cubrieron con pieles para emular a los samis, el pueblo que habita la zona. Una indumentaria de lo más curiosa que nos dejaba imágenes para el recuerdo.