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Un 'momento Cenicienta', debuts y ausencias: los 10 detalles de la boda de María Laura de Bélgica
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Un 'momento Cenicienta', debuts y ausencias: los 10 detalles de la boda de María Laura de Bélgica

Dos ceremonias, una civil y otra religiosa, 500 invitados y algunas casas reales europeas representadas. El enlace de la sobrina del monarca belga dio para mucho

Foto: María Laura de Bélgica y William Isvy, recién casados. (EFE/Stephanie Lecocq)
María Laura de Bélgica y William Isvy, recién casados. (EFE/Stephanie Lecocq)

Ha sido uno de las cuatro enlaces royal que llevamos este año tras el de Joseph de Liechtenstein, Margherita Arco-Zinneberg -curiosamente, ambos primos de la novia- y el de Miriam de Ungría, toda una sorpresa. Pero, sin duda, la boda de María Laura de Bélgica, celebrada este sábado en Bruselas, se ha llevado la palma en cuanto a expectación mediática, ya que se trata de la sobrina del actual monarca belga. Solo teniendo en cuenta que asistían más de 500 invitados, algunos pertenecientes a diferentes familias del Gotha, ya se puede deducir que el acontecimiento dio para mucho, con numerosos detalles que han hecho de ella una cita más que especial.

El estilo de la novia estuvo plasmado en sus dos atuendos, así como la devoción por sus dos abuelas. María Laura dejó muy clara la importancia que tiene en su vida su familia, toda reunida para la ocasión y con un papel importante para todos los miembros de su núcleo más cercano. Los novios quisieron que fuera una boda privada y, aunque lógicamente había numerosos medios cubriéndola, no fue emitida por televisión. Además, le dieron al gran día toques muy personales que además generaron numerosas anécdotas.

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1. El momento Cenicienta

Una de estas anécdotas fue protagonizada por Maximilien, sobrino de María Laura, hijo mayor de su hermano Amadeo. El pequeño formaba parte del cortejo nupcial que encabezaba su hermana Luisa y no pudo evitar, al subir las escaleras de acceso a la catedral, que se le saliera uno de sus zapatos. Su abuelo, encargado de llevar a la novia al altar, no tardó en agacharse a por el zapato, que después le puso un miembro del equipo que se encargaba de que todo saliera a la perfección. Su tía Luisa también bajó las escaleras para echarle una mano, aunque cuando llegó, el niño ya tenía puesto su zapatito.

2. El papel de sus hermanas

placeholder Leticia de Bélgica, a la izquierda, ayudando con la cola del vestido. (EFE/Stephanie Lecocq)
Leticia de Bélgica, a la izquierda, ayudando con la cola del vestido. (EFE/Stephanie Lecocq)

Luisa, encabezando el cortejo nupcial, no fue la única hermana de María Laura que tuvo en la boda un papel principal como dama de honor. La longitud de la cola del vestido que llevaba la novia hizo que necesitara de ayuda para no tener problemas a la hora de subir las escaleras de acceso a la catedral de San Miguel y Santa Gúdula. Leticia fue una de las escogidas para la importante misión, como también lo fueron su prima Olympia de Arco-Zinneberg, princesa de Napoléon Bonaparte, la princesa Astrid de Liechtenstein y Elisabetta Rosboch, su cuñada.

3. Su especial relación con Lili Rosboch

placeholder María Laura de Bélgica y William Isvy, tras el enlace civil. (Gtres)
María Laura de Bélgica y William Isvy, tras el enlace civil. (Gtres)

Precisamente, la novia también quiso dejar clara en este día tan importante la buena relación que tiene con esta última. Y no solo por estar entre las escogidas para llevar esa larga cola del diseño nupcial, una misión que correspondió a cuatro de sus cinco damas de honor, sino que también la italiana estuvo muy presente en el atuendo para la ceremonia civil. Y es que María Laura quiso llevar los mismos pendientes que ella lució en su boda con el príncipe Amadeo, en 2014, un diseño colgante compuesto de brillantes y dos grandes perlas.

4. La devoción por sus abuelas

placeholder María Laura, con la tiara y el velo. (EFE/Benoit Doppagne)
María Laura, con la tiara y el velo. (EFE/Benoit Doppagne)

Pero esos pendientes no eran el único mensaje de cariño hacia miembros de su familia que hemos visto en los atuendos nupciales de María Laura. Sus dos abuelas estaban muy presentes en el look escogido para la ceremonia religiosa a través de dos elementos tan simbólicos como la tiara y el velo. Y es que la novia eligió, por un lado, la tiara de los Saboya-Aosta, una pieza que perteneció a su abuela paterna, la archiduquesa Margarita, fallecida pocos días después de que ella anunciara su compromiso. Por otro, lució el velo que la reina Paola llevó en su boda, confeccionado en encaje de Bruselas nada menos que en 1877.

5. Un debut muy esperado

placeholder Delphine de Bélgica, con sus hijos. (Reuters/Johanna Geron)
Delphine de Bélgica, con sus hijos. (Reuters/Johanna Geron)

Y seguimos con cuestiones familiares, que implican además un gran estreno. La presencia de la princesa Delphine no pasó desapercibida -y no solo por su llamativo look-. Aunque es una hija del rey Alberto reconocida legalmente, hasta ahora solo había asistido a actos oficiales y la boda de María Laura es el primer acto familiar en el que estaba presente sin que fuera de forma obligada por el protocolo. Delphine acudió a la boda acompañada de su marido, James O'Hare, y sus dos hijos, Josephine y Oscar, que se estrenaban en una reunión de la familia real belga.

6. Diseñadores internacionales

placeholder Elisabeth de Bélgica, vestida de Carolina Herrera. (EFE/Stephanie Lecocq)
Elisabeth de Bélgica, vestida de Carolina Herrera. (EFE/Stephanie Lecocq)

La propia novia quiso apostar por dos grandes firmas para este gran día, con un minivestido de Gucci para la ceremonia civil y más tarde con un diseño personalizado de Vivienne Westwood. Pero no fue la única. También vimos mucho diseñador internacional en los looks de las numerosas invitadas, como el Carolina Herrera que lució la princesa Elisabeth de Bélgica, el diseño de Zimmerman de Astrid de Liechtenstein, una de las damas de honor, o el dos piezas de Gucci que llevó la madre de la novia, apostando así por la que es una de sus firmas favoritas.

7. Ausencia destacada

placeholder El príncipe Joaquín, junto a sus dos hermanas, su madre, su hermano y su cuñada. (Getty)
El príncipe Joaquín, junto a sus dos hermanas, su madre, su hermano y su cuñada. (Getty)

Hubo en la boda de María Laura de Bélgica una ausencia más que esperada, aunque no por eso dejó de ser comentada. Hablamos de Victoria Ortiz, la cordobesa a la que conocimos por ser la novia del príncipe Joaquín, hermano de la novia. Si ya se daba casi por segura la ruptura, el hecho de que no asistiera a la boda de la que sería su cuñada hace difícil pensar en otra opción que no sea la de un noviazgo ya terminado. Las alarmas saltaron hace ahora un año, cuando acudió sin su compañía tanto a la boda de Astrid como a la de Anunciatta de Liechtenstein. Y esa nueva ausencia no hace sino confirmar las teorías.

8. Presencias reales

placeholder Félix de Luxemburgo y Claire. (Getty)
Félix de Luxemburgo y Claire. (Getty)

Además de la familia real belga, veíamos a otros miembros del Gotha. Una de las damas de honor era Olympia Arco-Zinneberg, así como Astrid de Liechtenstein, encargada también de ayudar con la cola del vestido de la novia. Jean de Luxemburgo junto a la príncesa Sybill o Félix, hijo de los Grandes Duques, con su esposa, tampoco se perdieron la cita. Y Joseph de Liechtenstein, que también daba el 'sí, quiero' el pasado marzo, tuvo un papel principal, ya que fue uno de los testigos del enlace.

9. Novia afortunada

placeholder Los novios, cubiertos con paraguas. (EFE/Stephanie Lecocq)
Los novios, cubiertos con paraguas. (EFE/Stephanie Lecocq)

El cielo nublado y el viento que recibieron a los invitados en la catedral de San Miguel y Santa Gúdula no hacían ser muy optimista con respecto a la climatología. Y efectivamente, los peores presagios se cumplían con la salida de los novios, ya convertidos en marido y mujer, que se resignaban a que la lluvia los acompañara. Eso sí, iban bien parapetados por numerosos paraguas que portaron sus testigos. Una imagen que ya acompañó en la boda de los padres de María Laura y, por tanto, una posibilidad que la propia princesa Astrid contemplaba durante la rueda de prensa que ofreció a los medios para dar los detalles del enlace: "Novia mojada, novia afortunada", decía.

10. Un coche vintage

placeholder Los novios, en el llamativo coche. (EFE/Stephanie Lecocq)
Los novios, en el llamativo coche. (EFE/Stephanie Lecocq)

El novio y nuevo miembro de la familia real belga, William Isvy, también quiso aportar al gran día su toque personal. Por eso, los recién casados abandonaron la catedral en un coche clásico descapotable -aunque tuvieron que cubrirlo por la lluvia-, que condujo el propio novio mientras ambos saludaban al público.

Ha sido uno de las cuatro enlaces royal que llevamos este año tras el de Joseph de Liechtenstein, Margherita Arco-Zinneberg -curiosamente, ambos primos de la novia- y el de Miriam de Ungría, toda una sorpresa. Pero, sin duda, la boda de María Laura de Bélgica, celebrada este sábado en Bruselas, se ha llevado la palma en cuanto a expectación mediática, ya que se trata de la sobrina del actual monarca belga. Solo teniendo en cuenta que asistían más de 500 invitados, algunos pertenecientes a diferentes familias del Gotha, ya se puede deducir que el acontecimiento dio para mucho, con numerosos detalles que han hecho de ella una cita más que especial.

Rey Felipe de Bélgica Astrid de Bélgica
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