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Siete conclusiones de la coronación: la nueva era de la Casa Real británica
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Siete conclusiones de la coronación: la nueva era de la Casa Real británica

Los diferentes eventos con los que se ha proclamado de forma oficial al nuevo rey han dejado claro el nuevo orden de la institución y qué papel ocupa cada uno en la familia

Foto: Carlos y Camila, en el balcón de Buckingham tras la coronación. (Buckingham Palace/Chris Jackson)
Carlos y Camila, en el balcón de Buckingham tras la coronación. (Buckingham Palace/Chris Jackson)

Cinco citas en cuatro días, algunas con el monarca británico como absoluto protagonista. Otras con diferentes miembros de la familia Windsor acaparando el foco, en algunos casos quizá a su pesar -o no-. Lo que está claro es que todos y cada uno de los fastos de proclamacion oficial del rey Carlos III han dejado claro el nuevo orden de la institución y qué papel ocupa cada uno en la familia. Unas conclusiones que ha arrojado la coronación con cada uno de los gestos y detalles, y que ha marcado de forma clara el inicio de una nueva era que rompe con casi todo lo anterior.

1. El príncipe Harry: 5 en la línea de sucesión, pero un 0 en la institución

El tira y afloja que mantiene con la Corona desde que decidiera salir de la Casa Real se vio reflejado en su sitio en la abadía de Westminster. A pesar de ser uno de los dos hijos del rey, su sitio no estaba en primera fila, a diferencia de otros miembros de la familia que sí tuvieron un sitio privilegiado. El príncipe Harry fue relegado a la tercera fila de bancos, por detrás de lo que ahora es el núcleo duro de la institución, como los duques de Edimburgo o la princesa Ana y su marido. Un sitio que mostraba más el papel que ahora juega dentro de Buckingham -es decir, nulo- que el vínculo familiar, que lo sigue habiendo a pesar de las diferencias.

2. El nuevo orden de la Casa Real

Ya en vida de Isabel II y con la salida de Harry y Meghan, Buckingham dejó claro en varias ocasiones la importancia que iban a tener otros miembros de la familia, hasta entonces considerados más 'segundones', al menos mediáticamente. Con los Sussex fuera, se empezó a promocionar en cierta forma a Sophie de Wessex, esposa del príncipe Eduardo, un valor seguro para 'la Firma' por su discreción y trabajo, además de por ser una persona de absoluta confianza de la monarca británica.

placeholder Los duques de Edimburgo y sus hijos, junto a los Gales. (Reuters/Pool/Leon Neal)
Los duques de Edimburgo y sus hijos, junto a los Gales. (Reuters/Pool/Leon Neal)

Pero esos 'segundones' de antaño se convertían en protagonistas principales en el balcón de palacio, cuando Carlos y Camila, ya coronados, salieron a saludar a la multitud congregada frente a Buckingham. Uno de los detalles más significativos es que, junto a Eduardo y Sophie de Edimburgo, estaban sus hijos, Lady Louise y Lord James, una muestra de que se cuenta con ellos para, en un futuro no muy lejano, tener un papel activo en representación de la Corona.

Y, por supuesto, quien ha tenido y tendrá un papel indiscutible dentro de la institución son el príncipe Guillermo y Kate Middleton, príncipes de Gales. El protagonismo de la princesa fue imbatible desde el viernes, cuando se codeó en Buckingham con primeras damas mundiales, hasta este lunes, cuando participó en un acto voluntariado junto a sus tres hijos. Y lo mismo pasa con Guillermo, sumando el hecho de que fue la primera persona en jurar lealtad a su padre, Carlos III, tras ser coronado. Son el futuro de la monarquía británica y, con ellos, sus hijos. De ahí que George ya tuviera un papel principal en la ceremonia y Charlotte fuera vestida de 'princesa', en una réplica casi exacta de su madre.

3. El sitio de Camila

Desde la organización se consiguió en todo momento que la reina Camila fuera, sin dudas, la gran protagonista junto al monarca. Tuvo su ceremonia de coronación, sus hijos tuvieron un sitio en la primera fila de la abadía de Westminster -a diferencia de Harry, sin ir más lejos- y hubo un momento que, durante el saludo en el balcón, había más miembros de su familia que de los propios Windsor. Teniendo en cuenta que el propio Carlos III ha estado implicado en la organización y preparativos, está claro que había un propósito firme de demostrar quién es la reina, a pesar de los fantasmas del pasado.

placeholder Camila, una reina con corona. (Getty)
Camila, una reina con corona. (Getty)

4. El pueblo británico olvida a Diana

Y eso a pesar del empeño de algunos por resucitarla en un día como el sábado. En un gesto claro de reivindicación de su figura frente a la de Camila, el amigo fotógrafo de Meghan Markle publicó una fotografía de Archie para felicitarlo por su cuarto cumpleaños. Hasta ahí todo bien, sino fuera porque casualmente -o no- escogió una imagen del pequeño señalando una foto de Diana que los Sussex tienen en su mansión de Montecito. Un gesto que contrastó con el ambiente festivo de Londres, en el que se aclamó al rey Carlos, pero también a la reina Camila, enterrando definitivamente el fantasma de la malograda princesa y evidenciando que el matrimonio es el presente y el futuro.

5. Una monarquía moderna (pero solo un poco)

Las primeras pinceladas que llegaban hace unos meses sobre cómo iban a ser los diferentes actos de la coronación apuntaban a una celebración más reducida y que reflejara no solo las nuevas monarquías y la modernidad de los tiempos, sino también esa sostenibilidad que tanto defiende el monarca. Pero, claro, todo es relativo. Y sí, fue una celebración más reducida en tiempo e invitados, pasando a una ceremonia que duró la mitad de lo que duró la de Isabel II y a cuatro veces menos invitados. Pero cuando se trata de este tipo de eventos, es casi inherente al carácter británico hacerlo a lo grande.

placeholder La carroza de Carlos y Camila, por las calles de Londres. (Reuters/Pool/Bruce Adams)
La carroza de Carlos y Camila, por las calles de Londres. (Reuters/Pool/Bruce Adams)

Así que el resultado no es precisamente reducido. Finalmente, fueron 2.200 invitados en Westminster; 400 militares desfilando junto a los nuevos reyes por las calles de Londres; más de 20 millones de británicos viendo en algún momento el evento por televisión y unos 100 millones de libras estimados en cuanto al coste.

6. Andrés, ¿qué Andrés?

Era el hijo predilecto de Isabel II, pero el sentimiento no era compartido por Carlos. Y eso, como el nulo papel de Harry en la Corona, también se demostró en la ceremonia de coronación. A pesar de ser hermano del nuevo rey, el príncipe Andrés se sentó en un lugar más que discreto y su presencia pasó prácticamente desapercibida. Tampoco, tras renunciar a sus funciones hace casi cuatro años, apareció en el balcón junto al resto de la familia.

7. Letizia, reina de Europa

No lo decimos nosotros, sino los medios del continente, que no tardaron en poner la mirada en la esposa de Felipe VI. Y sabemos que no tiene nada que ver con el nuevo orden de la Casa Real británica, pero sí con quién manda -mediáticamente, claro está- en el Gotha. La reina Letizia copó todos los titulares de la prensa internacional referidos a las invitadas. Ni el look escogido para la recepción en Buckingham, con ese vestido verde firmado por Victoria Beckham, ni el dos piezas para la ceremonia, creación de Carolina Herrera, pasaron desapercibidos. El resultado es que la esposa de Felipe VI volvió a acaparar la atención de los medios. Incluso la edición británica de 'Vogue', autoridad en la materia, afirmó que Letizia había aportado el glamour a la coronación y se había convertido en el centro de atención.

Cinco citas en cuatro días, algunas con el monarca británico como absoluto protagonista. Otras con diferentes miembros de la familia Windsor acaparando el foco, en algunos casos quizá a su pesar -o no-. Lo que está claro es que todos y cada uno de los fastos de proclamacion oficial del rey Carlos III han dejado claro el nuevo orden de la institución y qué papel ocupa cada uno en la familia. Unas conclusiones que ha arrojado la coronación con cada uno de los gestos y detalles, y que ha marcado de forma clara el inicio de una nueva era que rompe con casi todo lo anterior.

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