Los secretos detrás de la transformación 'royal' de Kate Middleton: de chica anónima a reina de las portadas

Al igual que ocurre con su cuñada, Meghan Markle, la princesa de Gales despierta tantos odios furibundos como encendidas pasiones. Basta ver los comentarios de cualquier noticia sobre ella en Vanitatis para comprobar que Kate Middleton tiene una gran legión de partidarios, pero también un amplio sector de lectores que no comulgan con sus estilismos, sus gestos, sus labores como miembro en activo de la familia real británica o su actitud ante la vida en general. Pero algo en lo que seguramente puedan estar de acuerdo ambas facciones es que la esposa del príncipe Guillermo luce mejor ahora que cuando la conocimos hace dos décadas.

Ya sea para ir de compras, coger el metro o cumplir con su apretada agenda de compromisos reales, la princesa de Gales siempre tiene una imagen impecable. Pese al tiempo y el esfuerzo que conlleva ser madre de tres hijos, su aspecto en cada momento es perfecto para aparecer en una portada, desde su piel inmaculada hasta su perfectamente peinada melena morena.

Por supuesto, no podemos obviar que cuenta con un equipo de primer nivel cuyo trabajo consiste en asegurarse de que encarna a la perfección el papel de futura reina de Inglaterra. Pero también es verdad que desde que se convirtió en el centro de atención de los medios a principios de la década de 2000 por su noviazgo con el hijo de Carlos III, el look de Kate ha cambiado radicalmente.

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A través de los años ha pasado de ser la 'vecinita de al lado' que estudiaba en la Universidad de St. Andrews a encarnar la figura de una elegante futura reina. Vamos a analizar cómo ha sido su acertada y más que notable evolución.

Kate a los 20 años

En su etapa universitaria, Kate Middleton destacó por lucir un look despreocupado y juvenil, como la mayoría de las chicas de su edad. Por aquel entonces era habitual por ejemplo verla combinar con buen gusto americanas con vaqueros. En aquellos tiempos llevaba el pelo castaño suelto, con ondas que le caían sobre los hombros.

Fue en 2002, cuando participando como modelo en un desfile benéfico y llevando un un vestido negro transparente, llamó la atención de su futuro marido. Tras graduarse en 2005, trabajó como compradora de accesorios para la marca de moda británica Jigsaw, demostrando que sabe mucho de estilo.

En cuanto al maquillaje, optaba por uno muy ligero y se inclinaba por el gloss o un sutil pintalabios rosa. En este aspecto, un punto de inflexión se produjo cuando tenía 29 años y el día de su boda con el príncipe Guillermo decidió maquillarse ella misma tras recibir clases de Arabella Preston, una reconocida maquilladora especializada en belleza nupcial. Las fotos de aquel momento dan cuenta de que su atrevida decisión fue acertada.

Kate a los 30 años

La boda de Kate marcó el comienzo de una transformación al entrar en la treintena y los primeros años de su matrimonio, así como sus primeros años como miembro de la realeza en activo. En ese momento, su maquillaje se hizo más refinado, sutil y elegante. En las fotos de esa época observamos cómo su aspecto se va haciendo progresivamente más cuidado.

Fue durante estos años cuando Kate empezó a adoptar su característico peinado ultracuidado. La princesa de Gales también empezó a experimentar con el color de su pelo, optando por las mechas color miel y la raya en medio. También es la época en la que empezamos a ver a Kate pasar de la raya al lado a la raya en medio, siguiendo las tendencias de la moda, así como sutiles reflejos caramelo que le daban un toque de calidez a su rostro.

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R. R.

Desde el nacimiento de sus tres hijos –Charlotte, George y Louis–, no ha dejado de impresionarnos una y otra vez con sus elecciones de estilo, sin miedo a volver a ponerse un vestido años después y con su afición a llevar prendas con un significado especial, como el vestido cubierto de águilas que lució en su gira real por Alemania en 2017. Sus diseñadores de cabecera entonces fueron Catherine Walker, Jenny Packham o Alexander McQueen.

Como curiosidad sobre sus looks, durante una visita de Estado a Nueva York en 2014, embarazada de cinco meses y vestida con un elegante abrigo de la marca británica Goat, fue recibida por un niño en el Northside Center for Child Development con un mordaz "tú no eres Elsa", en referencia a la famosa princesa de 'Frozen'.

Si Lady Di rompió todas las reglas y se ganó pocos aliados dentro de la familia real, desde el principio quedó claro que Kate estaba hecha de otra pasta. Ha obedecido asiduamente las normas de protocolo como si su felicidad dependiera de ello. Y probablemente así sea. La princesa de Gales es muy consciente de cómo se analiza el precio y la procedencia de la ropa que lleva. Ya asista a un acontecimiento deportivo a un colegio o a una ceremonia de entrega de premios, está claro que sus looks se eligen muy cuidadosamente.

Kate a los 40 años

En la década de 2020, los looks de Kate Middleton han seguido evolucionando hasta convertirse en los de una deslumbrante madre de tres hijos, cada vez más regia en cuanto a su estilo, pero con aires un poco más modernos y demostrando que sigue las tendencias. Es capaz de llevar unos pendientes de Zara a la ceremonia de entrega de los Bafta, pero, en general, sus trajes a los 40 años son de diseñadores de alta gama que están un paso por encima de los que llevaba cuando tenía 30.

Kate siempre ha tenido un aspecto glamuroso, pero en los últimos años ha experimentado una especie de revolución en cuanto a su maquillaje para adaptarse a los nuevos tiempos. Por ejemplo, las cejas definidas se adaptan a la estructura de su rostro y resaltan sus mejores rasgos.

Ahora también desataca por combinar del color de sus labios y apreciamos una piel más hidratada que en sus primeros años como royal. Su maquillaje parece más juvenil ahora y eso hace que aparente ser incluso más joven que cuando tenía 20 años.

Está claro que la princesa de Gales ha ganado en confianza y estilo a lo largo de estas dos décadas y en el futuro cercano la seguiremos viendo apostar por los colores fuertes que causen impacto en los compromisos más formales. También es probable que siga siendo fiel a las firmas británicas que tanto le han gustado estos últimos años, pero quizá se decante también por algunos diseñadores emergentes.

Kate Middleton siempre se ha vestido para gustar y en la próxima década también se vestirá para gustar, abrazando las tendencias que estén por venir, pero siempre de forma sostenible, así que seguirá rescatando sus abrigos, trajes y vestidos favoritos del pasado.