El tabú de los grandes palacios: Carlos y Camila no quieren mudarse a Buckingham

Millones de turistas visitan cada año el palacio de Buckingham, quizá el más famoso del mundo, maravillados por su gran puerta exterior de piedra mientras imaginan los suntuosos interiores donde vive la realeza. Sin embargo, a pesar de su magnífico tamaño y aspecto, su excelente ubicación y sus notables comodidades, ninguno de los miembros de la realeza británica parece dispuesto a mudarse allí. Pese a todo, un portavoz de Carlos III y su esposa Camila anunciaba a finales de junio que la intención de los reyes era mudarse a esta emblemática localización cuando finalicen las obras de reforma en 2027.

De este modo, harían las maletas para mudarse desde su residencia habitual en Clarence House al enorme edificio de 775 habitaciones cuando ambos estén cerca de cumplir 80 años y hayan concluido unas renovaciones que tienen un coste de 400 millones de euros, dejando en minucia las obras que por ejemplo acomete en este momento el Palacio Real de Bruselas.

Mientras, Carlos y Camila no parecen tan deseosos de vivir en el famoso palacio y, según los medios ingleses, hacen poco por disipar los rumores de que podrían no mudarse nunca. El actual ocupante del trono vive en Clarence House desde hace 20 años y ha transformado la mansión en su hogar con la ayuda del célebre diseñador de interiores Robert Kime.

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Con fama de ser mucho menos confortable de lo que uno pudiera imaginar, se dice que la propia Isabel II también se negó en un principio a trasladarse al palacio de Buckingham. Tuvo que ser su primer ministro, Winston Churchill, el que insistió en que se mudara allí por una cuestión de imagen de cara a sus súbditos.

Según declaró un antiguo trabajador del palacio a 'The Telegraph', "básicamente vives encima de la oficina, así que no se presta a la intimidad y no es un lugar fácil para relajarse".

Esta misma situación la hemos vivido a lo largo de los años también en nuestra propia familia real. El rey Juan Carlos, por ejemplo, se negó en redondo a mudarse al Palacio Real de Madrid, cuyo último ocupante de sangre azul fue Alfonso XIII. En el documental 'Los Borbones: una familia real', explicaba que el gigantesco edificio le "horrorizaba".

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"Cuando llegué a ser rey hubo mucha gente que me dijo que tenía que vivir en el Palacio Real y tengo que decir que me horrorizaba", se le escucha decir. "Mi padre ya me había contado de pequeño que allí la vida era muy complicada".

Años antes, en una entrevista en profundidad concedida a José Luis de Vilallonga, autor de la biografía autorizada 'El rey', el emérito le confesaba que prefería el palacio de la Zarzuela ya que "está lejos de la ciudad, del ruido, de la contaminación y de las visitas inoportunas. La Zarzuela es un verdadero hogar y el Palacio Real no habría podido serlo jamás".

Esta misma opinión la comparten Felipe VI y doña Letizia, que no solo no han optado por trasladarse al gigantesco edificio en el centro de la capital, sino que ni tan siquiera residen en realidad en los amplios 2.000 m2 del palacio de la Zarzuela.

Nuestros actuales Reyes siguen residiendo en el pabellón del Príncipe, un chalé dentro del mismo recinto construido a partir de 1999 para ser la residencia del heredero de la Corona y que está situado a un kilómetro del edificio principal. Pero cuando tuvieron a sus dos hijas, en lugar de trasladarse al palacio, decidieron que las cosas se quedaran como estaban. Es decir, Juan Carlos y Sofía seguirían habitando el palacio mientras ellos se quedaban en el chalé. Y así siguen las cosas todavía, sin una mudanza en el horizonte.