De Botsuana a la mano vendada de Máxima: los accidentes que desvelaron las vacaciones secretas de los royals

Los miembros del exclusivo club que forman las familias reales, como trabajadores que son, tienen derecho también a sus vacaciones. Aunque en ocasiones son anunciadas y públicas, como las de Felipe y Letizia en Mallorca, hay otras veces que pretenden ser secretas. Eso sí, no siempre se consigue. Solo hay que recordar la caída de Botsuana del rey Juan Carlos o la mano vendada de Máxima: hay veces en las que inoportunos accidentes han desvelado las vacaciones secretas de los royals.

El más reciente ha sido el que se ha conocido por un problema de salud del rey Harald. Se sabía que estaba fuera del país celebrando su cumpleaños, aunque se ignoraba el destino. Y no fue un accidente como tal, pero sí un contratiempo el 'chivato' gracias al que se supo cuál era su paradero. Una infección llevó a ingresarlo en un hospital de Malasia, viéndose obligada la Casa Real a comunicarlo, siguiendo así con la línea de transparencia marcada.

El comunicado se producía pocas semanas después de que se anunciara que el rey Harald estaba de "baja por enfermedad" hasta el 2 de febrero debido a una infección respiratoria. Previamente había sido ingresado por diversas infecciones en mayo y diciembre del año pasado, y tratado por fiebre el pasado agosto. Pero, a pesar de su maltrecho estado de salud en los últimos años, el monarca ha descartado la abdicación.

Pero el accidente por antonomasia que sacó a la luz un viaje privado fue el que sufrió don Juan Carlos en Botsuana en 2012, hasta donde se trasladó con su examiga íntima, Corinna Larsen, y el exmarido de esta, Philip Atkins. Este viaje no era oficial y solo tenían constancia de ello (como se supo después) Mariano Rajoy, presidente de Gobierno, y el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz. De su familia nadie lo sabía; menos aún, la reina Sofía.

El suceso que destapó su escapada de incógnito tuvo lugar tras una cena para celebrar su pericia con el rifle. Al regresar a su cabaña de madrugada, el ahora Rey emérito tropezó y cayó al suelo, sufriendo un intenso dolor en la cadera, teniendo que volver a España -según Corinna aseguró posteriormente, gracias a las gestiones que hizo ella misma-.

A su llegada, don Juan Carlos fue operado en la clínica San José de Madrid. De aquella experiencia nos quedó una de las frases que ya son parte de la cultura popular española, cuando, ante la avalancha de críticas, el emérito pidió disculpas diciendo: "Lo siento mucho. Me he equivocado y no volverá a ocurrir". También el dato de que la reina Sofía visitó la clínica, pero no vio a su marido. No estaba precisamente feliz con lo que había pasado.

La mano vendada de Máxima de Holanda

Fue en 2021 cuando un detalle reveló el accidente que había tenido Máxima de Holanda durante sus vacaciones, siempre privadas, en Grecia, destino habitual en verano. La reina hacía acto de presencia en un acto oficial con una mano vendada, y era el RVD, el servicio de información de la Casa Real, el que tenía que explicar el motivo, a pesar de que se había hecho daño durante esas semanas fuera de agenda y consideradas estrictamente privadas.

Según se contó en ese momento, Máxima se había hecho daño en la muñeca en verano y durante los días previos a su reaparición estaba teniendo molestias. Tras visitar al médico, le revelaron que tenía una fractura, por lo que tuvo que llevar la mano inmovilizada durante un par de semanas. Hasta ahí sin problema para explicarlo, pero no quisieron dar más detalles de cómo y cuándo se había lastimado.

Y algo parecido le pasó a su hija Amalia de Holanda, aunque en esta ocasión no fue una reaparición pública la que reveló el accidente, sino fotografías en redes y varios testigos que coincidieron con ella en la estación de esquí de Lech, destino habitual de la familia real holandesa para sus vacaciones de invierno. Además de varias personas que contaron a medios del país que habían visto a Amalia en un hotel de la zona, también hubo fotos circulando en redes sociales.

Pero lo más llamativo de testimonios e imágenes fue que la heredera se tenía que desplazar con muletas, por lo que se supo que se había lesionado. Estamos hablando de febrero de 2022. Es decir, coincidiendo con el año sabático que se tomó la princesa. Por eso, y porque todo fue estrictamente privado, no se supo nunca ni cuándo ni cómo se había lesionado.

Hubo voces en aquel entonces que apuntaron a que el accidente no habría sido en la propia estación de Lech, puesto que otros testigos la vieron en un avión junto a su madre, la reina Máxima, procedente de Londres y con destino Ámsterdam unos días antes. Según los testimonios, ya en ese momento la heredera tenía que apoyarse en sus muletas para poder caminar. Pero, como decimos, al tratarse de viajes privados por ese año sabático, nunca se dieron detalles.

Federico y Genoveva, de paseo por Madrid

Otras veces no han sido accidentes o contratiempos los que han desvelado viajes secretos de los royals. Pero accidentada fue, desde luego, la escapada del ahora rey de los daneses a nuestro país, a tenor de la cola que han traído sus imágenes paseando por la capital de España junto a la socialité mexicana Genoveva Casanova. Las fotografías, que revelaban la que hasta entonces era una relación desconocida, veían la luz posteriormente en la portada de 'Lecturas' con un 'timing' sospechoso: justo cuando Federico y su esposa Mary hacían de anfitriones de Felipe y Letizia.

Inmediatamente, la atención de los medios se dividió entre los dos principales protagonistas de la historia: Federico y Genoveva. Uno en Copenhague. La otra en Madrid. Era la ex de Cayetano Martínez de Irujo la primera en pronunciarse con presteza y contundencia sobre el, en apariencia, comprometedor material gráfico. Pese a las incógnitas aún sin aclarar en este misterio, el tiempo y la proclamación de Federico se han encargado de ir apagando los ecos de uno de los culebrones royal de los últimos meses.

Y también un avezado fotógrafo fue el que desveló las minivacaciones de los reyes de Bélgica en 2015. Mientras su país se encontraba en máxima alerta antiterrorista tras los ataques yihadistas en París, los belgas se quedaban estupefactos al ver en la prensa unas fotografías de Felipe y Matilde publicadas en el diario satírico 'Canard enchaîne' que revelaban cómo, en un momento de 'debilidad' nacional, los soberanos decidieron 'escaparse' de Bélgica y refugiarse en un pequeño balneario de Gran Bretaña, donde se registraron con un nombre falso.

En las instantáneas se podía ver a Felipe y Matilde, con albornoz incluido, tomándose unas cervezas mientras sus súbditos vivían angustiosos momentos. Posteriormente, el monarca salió al paso de las críticas asegurando que las imágenes eran "una pequeñez" y que sus compatriotas debían fijarse más en cómo él estuvo dando consuelo a los familiares de las víctimas.