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Felipe VI y Letizia, entre emoción y simbolismo en Tenerife: los detalles que han pasado desapercibidos del desfile de las Fuerzas Armadas
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Felipe VI y Letizia, entre emoción y simbolismo en Tenerife: los detalles que han pasado desapercibidos del desfile de las Fuerzas Armadas

Los monarcas han acudido un evento que este año conlleva una carga personal para el rey, dado que hace 39 años que participó en esta misma ciudad como caballero cadete

Foto: Don Felipe y doña Letizia, cómplices en la tribuna. (Limited Pictures)
Don Felipe y doña Letizia, cómplices en la tribuna. (Limited Pictures)

Este sábado, Santa Cruz de Tenerife se ha convertido en capital simbólica del país con motivo del Día de las Fuerzas Armadas 2025, una jornada en la que la presencia de Felipe VI y la reina Letizia añade un componente emocional y solemne a un acto ya de por sí cargado de significado. Aunque el protagonismo recae sobre los miles de militares que participan en el desfile, hay gestos y momentos en torno a los monarcas que prometen dejar huella, incluso en lo no dicho.

El evento, que regresa a la isla tras 39 años, ha estado marcado por el calor, la emoción y la impecable puesta en escena militar. Los reyes han llegado a las 11.30 (hora local) a la tribuna real, situada de espaldas al sol, lo que ha facilitado la comodidad de los soberanos. Poco antes han sido recibidos por la ministra de Defensa, Margarita Robles, el Jefe de Estado Mayor de la Defensa, Teodoro López Calderón, y el presidente de Canarias, Fernando Clavijo, entre otras autoridades.

Nada más llegar —Sus Majestades llevan en Canarias desde ayer cuando se reunieron con algunos afectados por la erupción del volcán Cumbre Vieja— han saludado a los presentes con un tono cordial. Entre vítores, han subido al pequeño estrado que se ha montado en mitad de la carretera y que ha dado inicio al desfile tras escuchar el himno.

placeholder Los reyes se ríen durante el desfile de las Fuerzas Armadas en Tenerife. (Limited Pictures)
Los reyes se ríen durante el desfile de las Fuerzas Armadas en Tenerife. (Limited Pictures)

Pero más allá del desfile, los aviones y los aplausos, ha sido la actitud de los reyes, sus gestos y su cercanía, lo que ha acaparado parte de la atención. Han comentado el desfile y se ha podido ver a la reina preguntando alguna cosa a su marido. Incluso en algún momento han esbozado una sonrisa que se ha transformado en una risa contagiosa.

Estos momentos, sutiles y reveladores, son los que dibujan el verdadero relato detrás de las cámaras. Entre ellos, un instante en el que alguien del equipo de Casa Real, que se ha sentado tras ellos en el acto, se ha acercado a la reina para contarle alguna cosa que la ha hecho reír también.

placeholder Alguien del equipo de Casa Real se acerca a la reina. (Limited Pcitures)
Alguien del equipo de Casa Real se acerca a la reina. (Limited Pcitures)

La jornada ha comenzado con el tradicional salto paracaidista de la patrulla acrobática del Ejército del Aire, que ha arrancado los primeros aplausos del público congregado en las avenidas del recorrido. Después, el izado de la bandera ha dado paso al homenaje a los caídos, uno de los momentos más solemnes del acto, seguido por el sobrevuelo de la Patrulla Águila, que ha teñido el cielo de rojo y gualda.

En total, han participado 3.266 efectivos (un 13% mujeres) en el acto, pertenecientes a los tres Ejércitos, la Guardia Civil, la Unidad Militar de Emergencias y la Guardia Real. A pie, en vehículos y en aeronaves han desfilado por los 1.120 metros del recorrido. El despliegue ha incluido 67 vehículos, 33 motos, 21 helicópteros y 35 aviones.

placeholder Un momento del acto. (Gtres)
Un momento del acto. (Gtres)

No ha pasado desapercibido el significado emocional que esta edición tiene para el rey. Es la segunda vez que Santa Cruz acoge este desfile después del de 1986, cuando Felipe VI participó como caballero cadete de la Academia General Militar. Casi cuatro décadas después, regresa al mismo lugar no como aprendiz, sino como jefe supremo de las Fuerzas Armadas.

Ese recuerdo, probablemente muy presente en el ánimo del monarca, da a su presencia este año un cariz más personal. Se ha notado en el momento de recordar a los caídos, cuando un semblante serio se ha apoderado de su cara.

placeholder El rey, con semblante serio, durante el homenaje a los militares caídos. (Limited Pictures)
El rey, con semblante serio, durante el homenaje a los militares caídos. (Limited Pictures)

Al final del acto, los reyes han bajado de la tribuna y han comentado con la ministra el transcurso del desfile antes de saludar a los jefes del Estado Mayor de los tres Ejércitos y representantes de la Guardia Civil. Tras esto, han abandonado el lugar en coche con las ventanillas bajadas, saludando a los ciudadanos congregados que han gritado con fervor.

La gran ausente ha sido la princesa Leonor, que se encuentra en la última etapa de su formación en el buque escuela Juan Sebastián de Elcano. Su última parada, antes de emprender el camino de vuelta a casa, ha sido Nueva York, donde ha disfrutado de un concierto y de la última jura de bandera.

Con miles de ciudadanos previstos en las calles, y la ciudad blindada para la ocasión, el ambiente ha sido vibrante. Y ni el calor, que este año ha llegado en todo su esplendor antes de lo previsto, ha parado la emoción.

Este sábado, Santa Cruz de Tenerife se ha convertido en capital simbólica del país con motivo del Día de las Fuerzas Armadas 2025, una jornada en la que la presencia de Felipe VI y la reina Letizia añade un componente emocional y solemne a un acto ya de por sí cargado de significado. Aunque el protagonismo recae sobre los miles de militares que participan en el desfile, hay gestos y momentos en torno a los monarcas que prometen dejar huella, incluso en lo no dicho.

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