Es noticia
Menú
Hitler y Eva Braun: el (frío) amor nazi entre un dictador y una adolescente
  1. Celebrities
75 años de su muerte

Hitler y Eva Braun: el (frío) amor nazi entre un dictador y una adolescente

Se cumplen tres cuartos de siglo desde que ambos se suicidasen en un búnker de Berlín. Repasamos cómo y cuándo se conocieron y su desigual historia de amor

Foto: Adolf Hitler y Eva Braun, paseando a los perros. (Cordon Press)
Adolf Hitler y Eva Braun, paseando a los perros. (Cordon Press)

Cuando el 28 de abril de 1945 Adolf Hitler y Eva Braun decidieron contraer matrimonio en un búnker de Berlín, ya sabían con certeza que a su vida le quedaba poco tiempo. Dos días después, ellos mismos se la quitaron. La cápsula de cianuro y la bala que les ayudó a irse de este mundo impidió que fuese la mano del ejército soviético, que estaba a punto de entrar en la capital alemana, la que acabase con ellos. Ese 30 de abril de hace 75 años, también acabó con una historia de amor que ha llenado páginas y páginas de los libros de historia.

Niña criada en un colegio de monjas y fotógrafa de profesión, nada hacía sospechar que la jovencísima Eva Braun ocuparía un lugar en la Historia por ser la amante de uno de los más sanguinarios dictadores de todos los tiempos. Comenzó a trabajar como mecanógrafa con apenas 17 años y era una chica alegre y despierta. Una tarde, mientras ordenaba unos archivos, se cruzó en el pasillo con un señor de 40 años de mirada expresiva, Tenía un bigotito más propio de un actor de cine (de aquella época, claro está) que de un militar que había pasado cinco años en prisión tras un intento fallido de golpe de Estado. A principios de los años 30, la relación entre Adolf y Eva empezó a formalizarse. Él, sin embargo, se negaba a mostrarla públicamente pues pensaba que eso menoscabaría su compromiso con la causa alemana.

placeholder El dictador Adolf Hitler, en una imagen de archivo.
El dictador Adolf Hitler, en una imagen de archivo.

Otro de los motivos de esta falta de atención fue la relación del futuro dictador con su medio sobrina, con la que incluso compartió domicilio. Eva Braun, enamorada y despechada, intentó quitarse la vida con un disparo en agosto de 1932 y, paradójicamente (la medio sobrina de Hitler, Geli Raubal, también murió suicidándose tres años antes), ese incidente fue el que los unió definitivamente. A partir de ese momento, Eva trabajó como fotógrafa y documentó parte de las idas y venidas del séquito de su pareja. También empezó a sufrir serios desvaríos mentales a causa de la episódica indiferencia de él. El sanguinario líder nazi se limitaba a dejarse querer.

En 1935 ingirió una buena cantidad de pastillas para llamar la atención de Hitler. Él, tozudo, manipulador y amante de la oratoria, prefería seguir apareciendo como soltero ante los medios y ante sus votantes. Aunque Braun estuvo presente en el congreso que el partido nazi celebró en Nuremberg en 1935, la única vez que la prensa la pudo captar en un acto público al lado del Führer fue en los Juegos Olímpicos de Invierno, celebrados un año más tarde.

placeholder La pareja, en una imagen de archivo. (EFE)
La pareja, en una imagen de archivo. (EFE)

Según han contado varios historiadores, Eva Braun era poco menos que un apéndice sin importancia en el entramado político del Tercer Reich. Su opinión no importaba a casi nadie y solo ejercía de silente anfitriona en la casa que compartía con Hitler en Obersalzberg. Allí estaba situado una especie de refugio y segunda residencia gubernamental al que todos llamaban Berghof. Pese a que por allí pasaban los grandes dignatarios del partido desde que ganasen las elecciones de 1932, ella no tenía ni voz ni voto. A menudo, Hitler y Braun dormían en habitaciones separadas y se mostraban reacios a dar muestras públicas de cariño incluso entre sus más allegados. Además, como la protagonista de la 'Rebeca' de Hitchcock, ella vivía traumatizada porque en ese mismo hogar había vivido Raubal antes que ella. La sombra de la 'otra' aún planeaba sobre la estancia. El único logro de Braun en aquella casa fue el de llevar a su hermana Gretl a vivir con ella.

Pese a todo, Eva Braun fue fiel a Adolf Hitler hasta el final. Cuando en los estertores de la Segunda Guerra Mundial, el 20 de julio de 1944, se atentó contra la vida del Führer, ella volvió a mostrar su ciega fidelidad. "Desde nuestro primer encuentro juré seguirte a cualquier lugar hasta la muerte. Solo vivo por tu amor", le escribió. A primeros de abril del 45 no dudó en encerrarse con él y su personal en el búnker llamado, precisamente, Führerbunker, pese a que el avance del Ejército Rojo era imparable. Nada más casarse el día 28, Hitler desayunó modestamente con su flamante esposa. Dos días más tarde, la pareja se despidió de su círculo íntimo y ella tomó una cápsula de ácido prúsico. Él eligió una pistola para despedirse de un mundo que, indudablemente, contribuyó a hacer peor. "Mi esposa y yo, a fin de escapar de la vergüenza de la retirada y la capitulación, hemos elegido la muerte", dejó escrito en su testamento. Desde entonces, la misma pregunta lleva rondando la mente de los historiadores: ¿fue Eva Braun otra víctima más de Hitler?

Cuando el 28 de abril de 1945 Adolf Hitler y Eva Braun decidieron contraer matrimonio en un búnker de Berlín, ya sabían con certeza que a su vida le quedaba poco tiempo. Dos días después, ellos mismos se la quitaron. La cápsula de cianuro y la bala que les ayudó a irse de este mundo impidió que fuese la mano del ejército soviético, que estaba a punto de entrar en la capital alemana, la que acabase con ellos. Ese 30 de abril de hace 75 años, también acabó con una historia de amor que ha llenado páginas y páginas de los libros de historia.

El redactor recomienda