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Jessica Springsteen, la amazona estrella de los Juegos Olímpicos
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PERFIL PERSONAL

Jessica Springsteen, la amazona estrella de los Juegos Olímpicos

La hija de Bruce Springsteen representará a Estados Unidos en Tokio 2021 como amazona de salto de obstáculos gracias a su extensa trayectoria profesional

Foto: Jessica Springsteen. (Vanitatis)
Jessica Springsteen. (Vanitatis)

Parecen ya un clásico las historias de amor entre los herederos de grandes fortunas y el mundo de la equitación. Los ricos cachorros de la jet set internacional se acaban convirtiendo en exitosos jinetes, y es que este es terreno para la élite. Si no, ¿quién podría permitirse pagar los 10.000 euros que cuesta un caballo de alta gama o los 6.000 de una competición como la Madrid Horse Week?

Este ejemplo lo encontramos en la familia Springsteen. Sus miembros no solo llevan rock’n’roll en las venas, también tienen una gran pasión por los caballos. Jessica Springsteen, la hija mediana de The Boss, inicia hoy su gran sueño, participar en los Juegos Olímpicos. A sus 29 años, la amazona es la tercera mejor de su país y la 27 del ranking mundial. Jessica es una de las grandes estrellas olímpicas que se encuentran en Tokio, pero ¿quieren descubrir de dónde nace su pasión por el mundo ecuestre?

Inicios: infancia en una granja

Sus padres, Bruce Springstreen y Patti Scialfa, residían en Los Ángeles durante la década de 1990 y se encontraban muy perseguidos por el foco mediático, debido a sus exitosas carreras musicales. Por ello, cuando Jessica tenía un par de años de edad, decidieron alejarse del mundo de la prensa para poder criar a sus hijos en un entorno de tranquilidad. Fue entonces cuando adquirieron la granja de caballos Colts Neck Township en Nueva Jersey.

La amazona creció en un entorno natural lleno de caballos y fue así como se enamoró del mundo ecuestre y de la equitación. Con tan solo cuatro años aprendió a montar y, solo dos años más tarde, sus progenitores le regalaron su primer poni, del cual se hizo responsable y cuidaba todos los días.

Poco tiempo después comenzó a entrenarse para competir y siendo juvenil ganó sus primeros torneos. A los veinte años consiguió participar en uno de los torneos de equitación más prestigiosos de los Estados Unidos, el Royal Windsor Horse Show, y tres años después ganó la Copa de Oro de los Estados Unidos.

Además, Jessica fue capaz de compaginar el éxito en su trayectoria profesional con unos buenos resultados en sus estudios. La jinete está graduada en Psicología por la Universidad de Duke, ya que sus padres deseaban que no abandonase la formación académica.

El apoyo de sus padres

La joven no es la única en su familia que está enamorada de los animales. Su madre, Patti Scialfa, es la responsable de que su hija haya heredado esta debilidad por caballos, pues desde pequeña quiso introducirla en la que a día de hoy es su profesión.

Aunque Bruce jamás haya sido un gran apasionado de los ambientes hípicos, ha viajado alrededor del mundo para no perderse ninguna de las competiciones de su hija. El amor hacia su pequeña es tal que esta consiguió que cambiara su chaqueta de cuero por la americana y la corbata. Hemos llegado a ver al intérprete de ‘Born in the USA’ codearse con Carlota Casiraghi en Mónaco y con la familia real británica en Ascot. También llegó a visitar nuestro país cuando Jessica compitió en el Club de Campo Villa de Madrid.

En una entrevista para la CNN, la jinete olímpica a modo de agradecimiento confesaba la relación que mantiene con sus padres y desvelaba su reacción ante su participación en Tokio: "Estaban tan emocionados. Me han apoyado desde que era pequeña. Este ha sido un gran sueño para mí desde que tengo memoria y el deporte también se ha convertido en una gran pasión para ellos. Siento que hemos estado juntos en este viaje, así que estaban tan felices".

Tokio 2021, un sueño cumplido

“¡He estado soñando con esto desde que tengo memoria! Agradecimiento infinito a mi equipo, amigos y familia por ayudarme a hacer de esto una realidad. ¡Nos dirigimos a Tokio! Es un honor ser parte de este equipo”, publicaba la joven en su Instagram.

No es la primera vez que la amazona intenta representar a su país en unos Juegos Olímpicos. Jessica estuvo como suplente para los Juegos de Londres 2012 y no consiguió clasificarse para Río 2016 por problemas en las extremidades de su caballo. Los Juegos Olímpicos de Tokio 2021 supondrán su debut y, con ello, un sueño cumplido tras una vida dedicada a la equitación.

La hija del famoso rockero no parte como una de las favoritas para alzarse con las medallas debido a su posición en el ranking mundial; sin embargo, en su país ha conseguido subirse al podio del salto de obstáculos hasta 6 veces. Este es el motivo por el que el USA Equestrian la ha seleccionado para participar en las pruebas de salto por equipo en Tokio.

Su caballo: el compañero de su vida

La jinete competirá con su semental de 12 años, Don Juan van de Donkhoeve, al cual ha dedicado unas hermosas palabras en una de sus últimas publicaciones de Instagram: “No hay ningún caballo en el mundo con el que prefiera estar en este viaje, ¡gracias Don! Eres el caballo de mi vida”, le confesaba.

La hípica le regaló el amor

Jessica es una completa enamorada del ambiente de torneos y establos, y disfruta profundamente pasando tiempo en su ámbito profesional. Fue así como conoció a su actual pareja, Lorenzo de Luca, un jinete profesional italiano con el que lleva más de dos años de relación y que también competirá en Tokio. Además, el italiano ha querido inculcar a la hija de Bruce su amor por nuestro país y juntos han veraneado en las playas de Formentera.

La normativa covid, que impide que haya público durante los eventos, nos privará de ver a Bruce Springsteen en las gradas de Tokio animando a su hija. Sin embargo, seguro que dejará muestras de apoyo a través de sus redes sociales.

Parecen ya un clásico las historias de amor entre los herederos de grandes fortunas y el mundo de la equitación. Los ricos cachorros de la jet set internacional se acaban convirtiendo en exitosos jinetes, y es que este es terreno para la élite. Si no, ¿quién podría permitirse pagar los 10.000 euros que cuesta un caballo de alta gama o los 6.000 de una competición como la Madrid Horse Week?

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