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'Cleopatra' cumple 60 años: Elizabeth Taylor al borde de la muerte, un adulterio, 30 pelucas y 125 joyas
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SEIS DÉCADAS DE UN BELLO DESASTRE

'Cleopatra' cumple 60 años: Elizabeth Taylor al borde de la muerte, un adulterio, 30 pelucas y 125 joyas

La reina de Egipto tuvo una traslación al cine aparatosa y carísima. Repasamos las alegrías y las desgracias de una película que ha pasado a la historia del cine por su grandilocuencia

Foto: Taylor, en un fotograma de 'Cleopatra'. (CP)
Taylor, en un fotograma de 'Cleopatra'. (CP)

'La película que cambió Hollywood'. Así se titula el documental que repasa el infernal rodaje de la cinta sobre la reina de Egipto por la que Elizabeth Taylor cobró el primer millón de dólares pagado a una actriz; de la película que casi arruina (menos mal que luego llegaron Julie Andrews y sus niños cantarines en 'Sonrisas y lágrimas') a la Fox. Entonces nadie lo suponía pero, efectivamente, la superproducción no solo cambiaría la meca del cine: también supondría el fin de una era.

'Cleopatra' cumple 60 años, se publica un libro de la editorial Notorious (de Miguel A. Fidalgo) sobre todos y cada uno de sus aspectos y en varios medios se la recuerda como un producto cultural que ha pasado a la historia. O bien como un mamotreto de cuatro horas o como una joya artística. Una especie de ópera cinematográfica de la que su director, Joseph Leo Mankiewicz, echaba pestes; un monumento al dispendio, una experiencia 'bigger than life' que puede resultar tosca, cargada de verborrea y ardua para cualquier espectador de la generación Z.

placeholder 'Cleopatra. El libro del 60 aniversario', de Miguel Ángel Fidalgo. (Notorious Ediciones)
'Cleopatra. El libro del 60 aniversario', de Miguel Ángel Fidalgo. (Notorious Ediciones)

La historia de cómo 'Cleopatra' llegó a las salas es casi tan interesante o más que la propia película. Esa historia habría que comenzar a contarla por su estrella: Taylor fue contratada después de ser desechadas Susan Hayward o Sophia Loren. La firma del contrato conllevó el mencionado pastizal, un millón de dólares, que ninguna otra actriz había cobrado antes. "Dile que solo lo haré por un millón", le dijo Taylor a su entonces marido, Eddie Fisher, cuando este recibió la llamada del productor Walter Wanger, que quería que ella encarnase a la legendaria Cleopatra. Cuando el rodaje se convirtió en el rosario de la aurora, la estrella exigió cobrar 50.000 dólares por cada semana que superase las 16 que estipulaba su convenio. También se quedaría el 10% de la taquilla final. Entre una cosa y otra, cobró alrededor de 7 millones, con lo que se podría decir que esta fue la película que la hizo definitivamente rica.

Pero del planteamiento inicial (y los primeros meses de rodaje) al resultado final, cambiaron muchas cosas. Prácticamente todo. La filmación iba a tener lugar en los estudios Pinewood de Londres y Peter Finch y Stephen Boyd iban a ser Julio César y Marco Antonio, respectivamente. En esos primeros compases, el director fue Rouben Mamoulian, que ya había demostrado su destreza a la hora de lidiar con divas interpretando a reinas dirigiendo a Greta Garbo en 'La reina Cristina de Suecia'.

placeholder Taylor y Burton siguiendo las indicaciones de Mankiewicz. (CP)
Taylor y Burton siguiendo las indicaciones de Mankiewicz. (CP)

La tragedia comenzó a mascarse cuando, en septiembre de 1960, a las pocas semanas del inicio, la Taylor empezó a sentirse mal. Y no era broma. Tras días de ausencia en el plató, se descubrió que tenía neumonía y los médicos tuvieron que practicarle una traqueotomía. Tampoco ayudó que la lluvia británica destrozase los elaborados decorados. ¿A quién se le había ocurrido reconstruir el Antiguo Egipto a las afueras de Londres, con nubes que eran más propias de una campiña verde que de la solariega Alejandría? Entre la mala salud de la protagonista, que estuvo a punto de morir, y la ruina de los decorados, el rodaje fue pospuesto durante unos meses.

Más y más dinero

Cuando se reanudó, los decorados de Alejandría habían sido rediseñados (lógico, por otra parte) en los estudios Cinecittà de Roma. Rex Harrison y Richard Burton eran los nuevos Julio César y Marco Antonio tras la renuncia de Finch y Boyd, que no pudieron soportar tanto aplazamiento. Mamoulian también claudicó: el nuevo director elegido fue Joseph Leo Mankiewicz, que, para bien y para mal, impuso su shakesperiano gusto por los diálogos y la teatralidad.

Para cuando se reanudó el rodaje ya se habían despilfarrado millones y millones de dólares. Pero la sangría no había terminado: se dice que en Italia se llegaron a gastar 80.000 dólares en agua embotellada para los extras. Solo les faltaba comer caviar. Lo que en principio estaba presupuestado en 2 millones de dólares acabó ascendiendo hasta los 35. Hay que tener en cuenta que solo la entrada de Cleopatra en Roma, una de las secuencias más impactantes de la historia del cine, costó medio millón de dólares de los de entonces. Entre mala idea y mala idea, los productores se tiraban cada día de los pelos viendo cómo el rodaje se les iba de las manos. Ninguno olvidaba que, además, Taylor estaba recibiendo trato de auténtica diva. Para su Cleopatra, el equipo diseñó la friolera de 30 pelucas y 125 joyas de todo tipo y color. Nada era suficiente para una estrella que tenía que demostrar que lo era.

placeholder Taylor y los legendarios baños de Cleopatra. (CP)
Taylor y los legendarios baños de Cleopatra. (CP)

Pero, más allá de datos escrupulosamente presupuestarios, el verdadero salseo de la cinta se produjo cuando Richard Burton y la Taylor, ambos casados, empezaron a intimar más de la cuenta. Las chispas saltaron en enero de 1962, cuando los dos intérpretes coincidieron por primera vez en plató. A las pocas semanas, el adulterio era vox populi entre todos los miembros del equipo. La noticia también llegó a la prensa: no había paparazzi en Roma que no persiguiese como un loco a Liz y a Burton para captar una imagen romántica de ambos. Ante el escándalo, el Vaticano llegó a excomulgarles y las Ligas de la Decencia estadounidenses los consideraron personas non gratas. Poner los cuernos nunca había sido algo tan público.

Publicidad como salvavidas

Tras gastos, dispendios y desastres faraónicos varios, el rodaje llegó a su fin. A partir de ese momento, Fox tuvo un propósito muy claro: había que salvar la película como fuera. Y, como reza el dicho, no existe la mala publicidad. Uno de los trucos fue potenciar la mala prensa del romance adúltero entre los protagonistas. El escándalo se convirtió, por primera vez, en un arma infalible para llevar a la gente al cine. Además, el estudio lanzó una línea de maquillaje y todo tipo de productos de belleza inspirados en la reina del Nilo.

La cinta recaudó casi 60 millones de dólares, siendo una de las más taquilleras de aquel año. Pero esas cifras no fueron suficientes para convertirla en un buen negocio. De hecho, Fox tardaría años en recuperarse del estropicio. Muchos aseguran que, pese al éxito de 'Sonrisas y lágrimas', tuvieron que pasar años hasta que el estudio se recuperó del fracaso, exactamente con el récord histórico de 'Star Wars', que volvió a llenar sus arcas.

placeholder La llegada de Cleopatra a Roma. (CP)
La llegada de Cleopatra a Roma. (CP)

Seis décadas después de su estreno, 'Cleopatra' es un monumento al cine y a la opulencia, un estudio de personajes con el sello Mankiewicz y una película llena de momentos que oscilan entre lo sublime y lo aburrido. Para el director de este medio, Nacho Gay, también crítico de cine, se trata de "una película que lo es todo y nada a la vez: la más cara y también, por momentos, la más desastrosa. La más visionaria y feminista y, sin embargo, y paradójicamente, rancia a rabiar. A ratos me resulta pesada, pero sobre todo arbitraria. Le quitas diez secuencias al azar y sigue funcionando. Tengo dudas de que un producto así pueda ser considerado una obra maestra".

Para Ian Nathan, crítico de 'Empire', es una "malhumorada y lustrosa pantomima que avanza lentamente". Su mala reputación no ha impedido que también tenga sus fans. Para Terenci Moix, un amante del cine de la Edad Dorada de Hollywood y del Antiguo Egipto, era una de sus mejores experiencias en una sala. Y Miguel Ángel Palomo, de 'El País', la considera "una superproducción desgarrada y gigantesca, una heroica declaración de intenciones que apuesta, en realidad, por el intimismo".

Puede que 'Cleopatra' sea una especie de crisol en el que cada cual ve lo que quiere ver; una película que define lo que es el cine y que significó el fin de un tiempo; el canto del cisne de un Hollywood que ansiaba ser sublime por encima de todo.

'La película que cambió Hollywood'. Así se titula el documental que repasa el infernal rodaje de la cinta sobre la reina de Egipto por la que Elizabeth Taylor cobró el primer millón de dólares pagado a una actriz; de la película que casi arruina (menos mal que luego llegaron Julie Andrews y sus niños cantarines en 'Sonrisas y lágrimas') a la Fox. Entonces nadie lo suponía pero, efectivamente, la superproducción no solo cambiaría la meca del cine: también supondría el fin de una era.

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