Por qué la melena de Julia Roberts nos sigue dejando anonadados: de la densidad al brillo

Milán, desfile de Gucci, front row. Aparece Julia Roberts en el photocall y ya está, se acabó el show. Ni la última actriz de moda, ni la influencer con más seguidores en todas las redes sociales logran hacerle sombra a la 'novia de América'. Su superpunto para marcarse siempre el tanto es, sin lugar a dudas, su melenón.

Brillando más que los flashes de los cientos de fotógrafos que se amontonaban frente a ella, la cabellera pelirroja de la actriz lucía con más cuerpo que nunca, con una tonalidad muy potente, una cutícula cuidadísima y sin ningún rastro de su último cambio de look, un flequillo recto, curtain pero con mucho volumen.

La pregunta que todos nos hacemos es: ¿qué hace Julia Roberts para no dejar nunca de tener pelazo? Cierto es que la base genética de la que parte la actriz tiene mucho que ver; sin embargo, con el paso de los años, su cabello luce ahora incluso más sano que cuando su cabellera estaba dormida por rizos y mucho volumen.

Por ejemplo, parte del notable volumen que nos fascinaba en Milán está, como aprecia Eduardo Sánchez (director creativo de Maison Eduardo Sánchez), en su acertado corte de pelo. “Es una mujer que siempre ha tenido muy buen pelo y ha sido un icono de estilo y belleza, con ese pelazo ondulado y sus preciosas ondas naturales… Ese aspecto de volumen y pelo fuerte se consigue también con un buen corte, llevando un degradado ligero y un flequillo largo que acompaña muy bien el contorno y enmarca su rostro”, declara el estilista.

Aquel flequillo curtain de hace unos meses parece haber crecido y ahora reposa sobre un lado, aumentando esa sensación de volumen en la raíz y enmarcando el rostro de una forma especialmente favorecedora. Julia Roberts rompe con esa ley no escrita de que no hay mujeres de más de 45 años con el cabello largo. Lo corrobora la estilista María Roberts, fundadora del salón Madart: “A partir de cierta edad no hay que llevar la melena más corta, es en función de cada cabello, cada rostro, cada persona; hay mujeres elegantísimas con un cabello más largo, y mujeres elegantísimas con un cabello más corto”, señala.

Pero hay mucho más que un corte de pelo y una buena genética capilar en la densidad del cabello de la actriz. Si no conociéramos su melena, podríamos incluso dudar del uso de extensiones. “Es cierto que después de los 50 el pelo se cae más y perdemos densidad”, pero para Eduardo Sánchez son solo conjeturas: “Julia luce una melena homogénea, con un volumen equilibrado por toda ella, con bastante armonía, con lo cual no afirmaría que las lleve”.

Ambos expertos en el cabello coinciden en otra explicación a su pelazo: la alimentación. “Es una melena XL bien cuidada, fuerte y con brillo, se ve que está nutrida por dentro y por fuera -se sabe que Julia es seguidora de una alimentación saludable, rica en frutas y verduras-, así que eso también ayuda a tener un pelo fuerte, sano y bonito”, apunta Sánchez.

El brillo con el que el cabello de Julia se convertía en la parte de su anatomía de la que no se podían quitar los ojos -incluso aunque Ryan Gosling estuviera a su lado en las fotografías- también tendría que ver con esta esmerada alimentación, no sin olvidar una exigente rutina de cuidados y mucha hidratación. “El brillo se consigue con tratamientos de brillo que son superespectaculares y manteniendo un cabello hidratado tanto por dentro, bebiendo mucha agua, como por fuera, con buena hidratación”, explica María Roberts, que también apunta a las herramientas de peinado utilizadas para pulir el cabello y crear sus ondas. El material de las planchas y la temperatura modulable contribuyen al acabado brillante.

Pero, en esta enumeración de las cualidades y las causalidades por las que la de Julia Roberts es una melena (genética, alimentación, hidratación, corte de pelo), la coloración merece una mención aparte. El primer matiz es que el pelirrojo es, quizá, el color más exigente por su volatilidad, aunque, como recuerda la colorista, “los pelirrojos siempre aportan muchísimo brillo”.

Conviene recordar que, en las últimas décadas, la actriz ha jugado mucho con los rubios, pero últimamente ha regresado al rojo, en un matiz pelirrojo-cobrizo. “Lleva una base profunda en castaño-cobrizo con balayage de medios a puntas, más hacia el dorado, que le aporta mucha luz y le favorece, quizás sea un simpático guiño a su maravillosa época de 'Pretty Woman', donde lucía pelazo y estaba radiante”, describe Eduardo Sánchez. Eso sí, el estilista señala que, aunque tanto los rubios como los pelirrojos le favorecen, el límite está en los tonos más fríos. “El rubio-nórdico no le va a su tipo de piel, por el contrario, el rubio dorado cálido le sienta de cine”, concluye.

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