Tres coloretes rosas para copiar las mejillas de Leonor en clave pro

Piel hidratada, correcciones sutiles y bien de rubor de mejillas. La naturalidad es el ingrediente estrella en el maquillaje de la princesa Leonor.

El colorete rosa es algo así como el ‘efecto buena cara’ enfrascado. La cantidad justa sobre la parte alta de las mejillas y listo, parece que acabas de echar una carrerita y estás elegantemente enrojecida.

En el caso de la princesa Leonor, su colorete está tan bien difuminado que cuesta determinar desde donde comienza a aplicarse.

Las texturas cremosas encajan en ese acabado, ligero cuando va acompañado de polvos de sol, más intenso cuando se busca un acabado más bucólico.

Aunque en las diferentes plataformas sociales, las utilidades de los rubores rosas son infinitas, pasando de aplicarlo en la ojera a modo de corrector del tono o por todo el tercio medio al estilo del ‘W blush’ o de las mejillas de esquiadora, en el rostro de Leonor, el colorete se aplica de la forma tradicional.

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Como puede apreciarse en las fotografías de la Princesa de Asturias de estos últimos años, el colorete se concentra en la parte alta del pómulo, en las manzanas, de tal modo que estas parecen aún más pletóricas. Al difuminar un colorete en crema, la ruboración parece real, difusa, no concentrada en una sola área.

Otro truco es el de replicar el mismo color del rubor en los labios. Como si de una reverberación se tratara, el maquillaje es homogéneo, la sensación es la de una piel al natural, luminosa y cálida.

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Cómo replicarlo

Aunque es difícil identificar a ciencia cierta si en el caso de la princesa se utilizan rubores en polvo, líquidos o en crema, a la hora de recrear su maquillaje de una forma sencilla, son los de textura fluida los que más nos pueden ayudar.

Por un lado, admiten la graduación, de tal modo que se puede subir su intensidad aplicando más capas de producto. Por el otro, resultan muy sencillos de difuminar y se funden con las bases de maquillaje o los tratamientos hidratantes, algo clave para la naturalidad.

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El Soft Pinch de Rare Beauty ofrece una pigmentación muy concentrada. Con una gotita tienes para, prácticamente, todo el tercio medio. No funciona como un tinte, así que se puede malear y extender hasta lograr el acabado deseado. Los tonos ‘Happy’, ‘Brave’, ‘Encourage’ y ‘Belife’ son los que más se pueden acercar a las mejillas sonrosadas de Leonor.

Uno de los cosméticos más virales del último año, el Jelly Tint de Milk, también puede ser una excelente opción para recrear ese efecto de ruboración campestre. En este caso sí se trata de un tinte, por lo que se debe trabajar de forma rápida. Su textura es similar a la de una gelatina, de ahí su nombre, algo que facilita su aplicación. El acabado sobre la piel no es cremoso, sino, como apuntan desde la marca, similar al de una acuarela.

La tercera opción es la cremosa, sutil y luminosa fórmula del On-the-Glow Blush de Pixi. Los coloretes en stick son prácticos, ofrecen una película cremosa y su pigmentación está controlada. Una de las genialidades de este rubor es que se adapta al pH de cada persona, logrando un colorete natural y ultrapersonalizado.

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