París o el discreto encanto de la alta costura
Naturaleza, color y propuestas menos festivas, en una edición híbrida de la Semana de la Alta Costura, quieren visualizar el final de la tragedia desde el irremediable cambio
Aunque sin formar parte del calendario oficial de la Cámara Sindical, simbólicamente la Semana de la Moda de la Alta Costura otoño/invierno 2022 fue inaugurada en una calle del barrio parisino Le Marais. Una celebración al estilo clásico mostró la primera colección de Pieter Mulier en la Maison Alaïa. Mulier, conocido por su visión más conceptual de la moda supo captar y concretar los códigos de la costura de Alaïa. Todas la creaciones rebosaron la misma feminidad que guio el trabajo del tunecino.
Un casting de excepción con Liya Kebede, Mica Argañaraz, Rianne Von Rompaey y Natasha Poly desfiló ante el arquitecto Jean Nouvel, el CEO de LVMH Sidney Toledano, Pier Paolo Piccioli, Farida Khelfa, Giovanna Battaglia Engelbert y otros asistentes que volaron ilusionados para retomar, discretamente, la vuelta de la pasarela.
El debut oficial corrió a cargo de Schiaparelli, donde el más fue más. Un vídeo de tres minutos desveló el surrealismo llevado al extremo por el diseñador tejano Daniel Roseberry. En la impactante colección 'Matador Couture' vemos guiños a la silueta de los 80, al maximalismo sureño de Lacroix, a los conos de Jean Paul Gaultier. Los exagerados bordados son casi excrecencias doradas. La maxi alta joyería, identidad de la casa ya, sorprendió con un collar dorado ramificado con estructura pulmonar y piezas bárbaras que recuerdan a las anatómicas piezas de Claude Lalanne para YSL.
En total oposición y en la misma jornada, Maison Rabih Kayrouz, casa que no pertenece a ningún grupo, presentó una serie de piezas ordinarias transformadas en extraordinarias por obra de la costura. Los básicos elegidos son un abrigo negro, una gabardina, un traje de esmoquin, un vestido negro. Los esenciales del armario que se transforman en 'Los Excepcionales'.
Un concepto similar con una ejecución muy distinta en 'moda povera': trajes de hombre y camisetas de algodón de bajo coste trabajados con técnicas de plisado propios de la alta costura. La representación de la elegantísima Axelle Doué siguió el formato habitual de la marca, que en esta ocasión se pudo presenciar en el propio taller.
Con muchos más medios se llevó a cabo el primer desfile presencial del calendario. Christian Dior eligió el Museo Rodin como escenario, donde el decorado fue una inmensa instalación bordada con hilos de seda de la artista Eva Jospin que emulaba un paisaje otoñal. Maria Grazia Chuiri eligió un vestuario más próximo a lo cotidiano que al de grandes celebraciones de la alta costura. En sastrería se reinterpretó la silueta bar en las ya habituales líneas suavizadas, tanto en tweed como en seda, y salieron abrigos que recuerdan a la época de Marc Bohan en Dior. En el taller flou predominaron los vestidos plisados monocromáticos con sensuales aberturas.
La celebración recordó a las del antiguo régimen de las semanas de la moda. Celebridades ataviadas de Dior posaron en el photocall: Jessica Chastain, Yara Shahidi, Cara Delevingne, Anya Chalotra y Jennifer Lawrence, la cual protagonizó un anecdótico intento de escapada de los paparazzi levantándose antes de que se acabara el desfile.
Chanel también tuvo lugar en un museo de la capital, ya que el lugar de celebración de rigor, el Grand Palais, se encuentra en obras. La colección de Virginie Viard recordó más a Gabrielle Chanel que a Lagerfeld, no solo por presentarse en el Palais Galliera, que acoge la retrospectiva de la creadora. Inspirada en estilismos de la propia Chanel en las carreras de caballos, en la célebre marinera de punto de seda, en vestidos de noche de los años 30… Las prendas parecían hechas a pinceladas como cuadros impresionistas de Manet, los sombreros de Maison Michel llevaban flores bajo el ala como en retratos de Marie Laurencin, las lazadas hechas al estilo Morisot integraron los codigos de la firma que llenará de color el próximo invierno.
Otro de los costureros habituales en el calendario, Julien Fournie, se ha asociado con la empresa Pugb Mobile. Han creado un videojuego con 17 personajes que parodia su colección, presentada en un vídeo que él mismo protagonizó junto a las actrices Audry Fleurot, Deborah Francois y Diva Sicard.
Muchos de los costureros no han optado por subirse a la pasarela, manteniendo estas ediciones híbridas que surgieron hace un año y medio. Las presentaciones digitales de Iris Van Herpen, Stéphane Rolland, Franck Sorbier, Aelis, Julie de Libran y Charles de Vilmorin se han rodado en entornos naturales. Comparten esa visión que conecta el valor de la costura con la libertad y el medioambiente.
Uno de los momentos más esperados era el debut de Balenciaga Couture. Tanto lo sabían en Kering que hasta su perfil de Instagram puso el contador a cero eliminando unos días antes todas las publicaciones, en una especie de redefinición de la marca.
En absoluto silencio y en los austeros salones blancos, recién restaurados, donde presentaba Cristóbal Balenciaga se estrenó Denma Gvasalia. No solo le envolvió el solemne ambiente de los 50, sino la controversia que genera todo lo que respecta al maestro de Guetaria.
Hombros basculados, nucas visibles y cuellos a la japonesa, ángulos, volúmenes, texturas y colores tomados del arquitecto de la moda se mezclaron con vaqueros, camisetas y bombers, inconcebibles hace décadas en la alta costura, aplaudidas el pasado miércoles en los salones de George V.
Un Kanye West completamente enmascarado, un Francois Henri Pinault visiblemente orgulloso acompañado de Salma Hayek, Anna Wintour junto a Edward Enninful y la aclamada Ayana Kamura presenciaron el drama, la elegancia y la irreverencia del georgiano bajo el apellido del mayor exponente de la alta costura.
Unas horas más tarde, los flashes se encontraban a las puertas de la sede de Jean Paul Gaultier. La identidad de JPG fue cedida voluntariamente a Chitose Abei. La japonesa, conocida por sus repensadas piezas en Sacai, hizo su primera colección de alta costura deconstruyendo magistralmente los códigos de la icónica insignia francesa. Abei ha sido la primera de una serie de colaboraciones que cambiará cada temporada al director creativo al frente de JPG Couture, una forma de trabajar sin precedentes.
John Galliano ha encontrado en el formato cinematográfico un medio de expresión para las colecciones de Maison Margiela. En lo que sería un doculargometraje dirigido por Olivier Dahan, el director creativo, desarrolla el storytelling con un vestuario de aspecto destrozado, ultrausado, acodado, remendado, vivido, que lleva en sí mismo toda la información de la leyenda de la secta de los acantilados.
Las explicaciones detalladas y las imágenes en el taller despiertan en el espectador una admiración por la artesanía. Destacan prendas a camino entre joyería y complementos de vidrio, vestido-capa de almazuela que parece captar la luz de luna, un abrigo con dibujos de monumentos troquelados y un jersey con cuadros bordados que son en sí mismo 'fotogramas-jeroglíficos' del cuento.
Esta semana contó en su calendario con un hito: la Cámara Sindical invitó Kerby Jean-Raymond, el primer diseñador negro estadounidense. Pyer Moss, la firma que
dirige, sería la encargada de clausurar la Semana de la Alta Costura al mismo tiempo que se estrenaría en el nivel más alto de la creación. Sin embargo, un aguacero impidió que tuviera lugar el desfile que se habría retransmitido directo desde Nueva York.
En este despertar del mundo de la moda, tras un año y medio de restricciones sanitarias, las marcas con más músculo financiero retomaron el arma de comunicación por excelencia: el desfile. Otras han adaptado y depurado sus discursos para seguir emocionando y generando la admiración desde la cima creativa y artesanal que es la alta costura.
Alternando lo digital y lo físico, entre lo onírico y lo real, esta edición abrió sin abrir y cerró sin cerrar, como una surrealista película de Buñuel.
Aunque sin formar parte del calendario oficial de la Cámara Sindical, simbólicamente la Semana de la Moda de la Alta Costura otoño/invierno 2022 fue inaugurada en una calle del barrio parisino Le Marais. Una celebración al estilo clásico mostró la primera colección de Pieter Mulier en la Maison Alaïa. Mulier, conocido por su visión más conceptual de la moda supo captar y concretar los códigos de la costura de Alaïa. Todas la creaciones rebosaron la misma feminidad que guio el trabajo del tunecino.