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'Casablanca' ya tiene 80 años y sus secretos dan para un hilo (largo) de Twitter
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BRIGADA ANTI-SPOILER

'Casablanca' ya tiene 80 años y sus secretos dan para un hilo (largo) de Twitter

La película más emblemática del arte colaborativo del Hollywood clásico se estrenó hace ocho décadas y aún depara muchas sorpresas a las nuevas generaciones

Foto: Bogart y Bergman, en 'Casablanca'. (CP)
Bogart y Bergman, en 'Casablanca'. (CP)

'You must remember this. A kiss is just a kiss. A sigh is just a sigh". A cualquier amante del cine le suena la estrofa y la canción... ¿Qué se puede contar a estas alturas de 'Casablanca'? La película que mejor representa el arte colaborativo del Hollywood clásico (con permiso de 'Lo que el viento se llevó') cumple 80 años este mismo sábado. Parece mentira que hayan pasado ocho décadas desde que Bogart y Bergman juraron que siempre les quedaría París, desde que su estreno (el general para el público, a principios de 1943) coincidiese felizmente con el de la Conferencia de Casablanca, una cumbre anglo-estadounidense entre Churchill y Roosevelt celebrada en la Casablanca real. Sin embargo, ¿cuántos centennials han visto este tótem del cine? ¿Cuántos saben que pueden hacerlo en HBO Max?

Los más cinéfilos conocen de sobra la historia: Rick Blaine regenta un café en Casablanca. A él acuden Victor Laszlo, líder de la Resistencia en plena Segunda Guerra Mundial, y su esposa Ilsa. La cosa se complica: ella es la vieja amante de Rick, al que quiso con locura en un París de decorado que, por cierto, es el único de la película que queda en pie de los estudios Warner situados en Burbank (Los Ángeles). Los amantes del Hollywood clásico también saben que Ronald Reagan iba a ser el protagonista y que su guion fue fruto de unas cuantas casualidades. Lo que empezaron a escribir los hermanos Epstein, a partir de una obra de teatro llamada 'Everybody Comes to Rick's', lo acabó rematando Howard Koch, encargado de darle vida a esos diálogos que son oro puro. "Le echaré de menos, Rick. Es usted la única persona en Casablanca que tiene menos escrúpulos que yo", le dice el capitán Renault (el maravilloso Claude Rains, en su personaje más emblemático) al siempre cínico dueño del café bar que sirve de escenario de la cinta.

Para la elección de la protagonista, la Ingrid Bergman que no sabemos si al final acabará quedándose con Rick en Casablanca o huirá con Laszlo en avión, la cosa también fue compleja. Los mencionados Epstein dieron su opinión al respecto, demostrando que el cinismo romántico que impregna su guion no era cuestión de azar. "Consigan a una chica extranjera para ese papel. Una americana con un buen par de tetas también servirá", aconsejaron a Jack Warner. Bergman fue la elegida. Extranjera, sí, y también asombrada ante un guion titubeante que no dejaba de darle mareos. La ambigüedad de su personaje fue fruto de las continuas reescrituras del libreto, día sí y día también. El resultado de esas reescrituras dio sus frutos. Los diálogos tan bien escritos y la magia de la dirección de Michael Curtiz, con sus habituales sombras y su habilidad para dar el 'punch' necesario a una buena historia (aún tengo dudas de si los que lo llaman artesano y no lo consideran autor han visto joyas como 'Robín de los bosques' o 'Alma en suplicio'), confeccionaron una obra maestra. Y el apelativo no es gratuito.

placeholder Póster de 'Casablanca'.
Póster de 'Casablanca'.

'Casablanca' es la excusa perfecta para 'venderles' cine clásico a los más reacios. La película representa un mantra que mantengo siempre a la hora de valorar el Hollywood de antaño: en los años dorados del sistema de estudios, el cine comercial también era artístico. Y el cine artístico también era comercial. 'Casablanca' une ambos conceptos: es arte y también es un gran entretenimiento, ya que sus casi dos horas transcurren en un suspiro y su ritmo es digno de estudio en cualquier escuela de cine. Al respecto de su rico anecdotario, hace algunos años intenté resumir, en un hilo de Twitter (la mejor forma de llevar el cine de otros tiempos a la actualidad), las más importantes. Podría haber sido mucho más largo, ya que los secretos de 'Casablanca', y los libros que se han escrito sobre ella, son infinitos. Pero quizá era la red social defenestrada por Elon Musk la que mejor puede despertar el interés del público joven por una cinta en blanco y negro que, puedo prometer y prometo, está más viva que muchas de las superproducciones del Hollywood actual.

Al fin y al cabo, 'Casablanca' no solo habla del amor en tiempos de guerra (la Segunda Guerra Mundial, tan querida por el séptimo arte), sino también de las quimeras, de la renuncia a las causas individuales en favor de las colectivas, del sacrificio y del romance con fecha de caducidad. Es imposible no emocionarse cuando Bogart lee, en la gris estación de tren en la que esperaba huir con su amada, la carta en la que esta le comunica su plantón. Ese plano detalle de la carta, cuyas letras van siendo borradas por una ominosa lluvia, es un ejemplo perfecto de la creatividad visual de la película. 'Casablanca' acabó ganando 3 Oscar aquel año y, con el tiempo, ha sido referenciada en docenas de films, canciones y arte pop. Hasta Woody Allen fue el protagonista (que no director, en esta ocasión) de una cinta llamada 'Play It Again, Sam' en la que era un alter ego de Bogart. Pese a la creencia popular, en 'Casablanca' jamás se dice "tócala otra vez, Sam", sino 'tócala, Sam'. La primera frase fue un invento del propio Allen en 'Sueños de un seductor', como se llamó aquella película en España. Tampoco hay que olvidar que el pato Lucas y Bugs Bunny protagonizaron 'Carrotblanca', su propia versión del mito, y que son varios los capítulos de 'Los Simpson' en los que se la homenajea de un modo u otro.

placeholder Claude Rains, Humphrey Bogart, Ingrid Bergman y Paul Henreid. (CP)
Claude Rains, Humphrey Bogart, Ingrid Bergman y Paul Henreid. (CP)

En agosto de 2017, un paseo por los estudios Warner me sirvió para ver, de primera mano, la única fachada que queda en pie de los decorados de la película. Se trata de aquel ventanal en el que Ilsa le pregunta a Rick, ante la llegada de los alemanes a la capital francesa, si lo que escucha son cañonazos o los latidos de su corazón. Está situada frente al que servía de cafetería donde trabajaba Emma Stone en 'La La Land' (su personaje lo menciona en la película). Pese a mi empeño, casi me quedo sin el selfie pertinente en tan sacro lugar. El guía que nos hizo el tour estaba más interesado en hablarnos de los buzones del decorado de las 'chicas Gilmore' (todos mis respetos para una serie que me consta que es buena) que en hacer parada en el único rincón vivo de 'Casablanca'. Tras mi queja, una chica de lo más amable me llevó de vuelta a ese lugar por el que el guía había pasado de largo. "El tour estaba muy centrado en los superhéroes, y yo he cruzado un océano para ver el decorado de 'Casablanca", le dije yo a la pobre mía, echándole jeta y teatro al asunto. La joven, que debía ser enemiga declarada de Marvel (juro que yo no llego a tanto), me entendió a la perfección e hizo las gestiones necesarias para llevarme hasta la mítica fachada. Ella misma fue la que, móvil en mano, me hizo unas fotos que guardo para el recuerdo. Ya saben, 'Casablanca', en tiempos de selfies e hilos de Twitter, sigue siendo 'Casablanca'. Y lo que le queda aún a una película que, créanme, es eternamente joven.

*'Casablanca' está disponible en HBO Max

'You must remember this. A kiss is just a kiss. A sigh is just a sigh". A cualquier amante del cine le suena la estrofa y la canción... ¿Qué se puede contar a estas alturas de 'Casablanca'? La película que mejor representa el arte colaborativo del Hollywood clásico (con permiso de 'Lo que el viento se llevó') cumple 80 años este mismo sábado. Parece mentira que hayan pasado ocho décadas desde que Bogart y Bergman juraron que siempre les quedaría París, desde que su estreno (el general para el público, a principios de 1943) coincidiese felizmente con el de la Conferencia de Casablanca, una cumbre anglo-estadounidense entre Churchill y Roosevelt celebrada en la Casablanca real. Sin embargo, ¿cuántos centennials han visto este tótem del cine? ¿Cuántos saben que pueden hacerlo en HBO Max?

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