Carlos March y Mónica Benjumea: la 'no boda' que reunirá a los más poderosos

Mónica Benjumea y Carlos March se casaron el 7 de abril en una finca cerca de Sevilla con un perfil mediático invisible. Así lo quiso la pareja. A pesar de que el novio forma parte de una de las familias más poderosas del mundo empresarial y social, la repercusión fue mínima. La saga de banqueros posee importantes propiedades, tanto en Mallorca como en la península. La pareja prefirió financiar y encargarse personalmente de todo en su boda. Alquilaron una finca a pocos kilómetros de la capital sevillana y allí reunieron a sus amigos y familiares directos. Nada de invitados de conveniencia y, mucho menos, nombres relacionados con el amplio grupo económico que rodea el ámbito personal del padre, Carlos March Delgado, y de la madre, Conchita de la Lastra. Los progenitores aceptaron las condiciones de discreción que querían el hijo y la nuera. Al fin y al cabo, eran ellos los que se casaban.

Pero como en todas las familias que se llevan bien siempre hay un toma y daca, y en el caso de los March también se cumplió esta especie de pacto: “Os casáis discretamente y después nosotros organizamos el fiestón”, pudieron decir los padres del recién estrenado matrimonio.

Muy diferente a esa celebración íntima de abril será la fiesta que los padres del novio han organizado para este sábado 5 de mayo en Altarejos, un campo cerca de Sevilla donde el jefe de esta rama ha creado un verdadero jardín de cuento con flores de todo tipo y rosas, único en España dentro de una finca privada. El propietario la adquirió en 1975 y él mismo lo explicaba así: “Compré Altarejos con el objetivo de disponer de un coto de caza de perdiz salvaje en ojeo, con una casa y un jardín respetuoso con el medio ambiente”.

Y efectivamente convirtió Altarejo en un reducto floral que impresiona a todos los que lo han visitado y que será el marco incomparable para esta fiesta posboda donde acudirán las amistades de los padres. Una reunión en la que representantes del poder económico, presidentes de multinacionales y del Ibex, y nombres del mundo social compartirán una jornada que durará hasta el amanecer con todos los ingredientes de este tipo de fiestas: habrá música clásica con un cuarteto de cuerda para recibir a los invitados, grupos en directo, DJ y flamenco. La madre de la novia, Mónica Velasco Erquicia, está considerada como una de las mujeres más elegantes de Sevilla. Dicen los que la conocen que verla bailar a ella y a Mercedes Peralta es uno de los atractivos de cualquier reunión privada.

Entre los invitados, nombres sonoros como Anna Gamazo y Juan Abelló, Elena Cué y Alberto Cortina, los Alcocer, Fierro, Marisa y Alfonso de Borbón, Florentino Pérez, Samuel Flores, Carlos Gutiérrez Maturana, el empresario portugués Joao Flores y Tita, su mujer, María Cecilia Sarasola, Pascua Ortega y Jaime de Marichalar, entre otros nombres conocidos. Incluso podría acudir el rey don Juan Carlos, que mantiene una relación muy estrecha desde hace muchos años con la familia March sin que estos formaran parte de la corte del monarca emérito. En el caso del exyerno Marichalar, Conchita March fue una de las amigas leales que no le abandonaron cuando dejó de formar parte de la familia real y le suprimieron los consejos de administración al divorciarse de la infanta Elena. Pasa temporadas en Mallorca invitado por el matrimonio March de la Lastra, que son sus incondicionales.

La biografía académica y laboral de los novios es también muy potente: Mónica tiene un hermano pequeño, José María, que lleva el mismo nombre de su padre, fallecido hace unos años. Se dedica al diseño de joyas y complementos. Uno de los atractivos de sus creaciones son los adornos florales femeninos para bodas y puestas de largo y sus originales pulseras, pendientes y collares que suelen lucir las sobrinas de Nati Abascal y Teresa Baca.

Carlos March de la Lastra tiene dos hermanos más: Juan y Gadea. Carlos es un abogado experto en propiedad intelectual y organiza cursos, conferencias y ciclos culturales en la Fundación Juan March. Tanto él como Mónica mantienen un perfil social muy bajo.