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¿Qué fue de las voces del 8-M: 'Las periodistas paramos'?
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¿Qué fue de las voces del 8-M: 'Las periodistas paramos'?

Hace 4 años, las profesionales del sector de la comunicación salieron a las calles para reivindicar sus derechos. Repasamos qué cambios se han dado al respecto

Foto: 'Las periodistas paramos', en la manifestación del 8 de marzo de 2018. (Flickr/Marilín Gonzalo/Cortesía)
'Las periodistas paramos', en la manifestación del 8 de marzo de 2018. (Flickr/Marilín Gonzalo/Cortesía)

El 8 de marzo de 2018, las mujeres de nuestro país salían a las calles para reivindicar su posición en la sociedad al grito de himnos feministas que visibilizaban problemáticas como la violencia de género, la brecha laboral y, en definitiva, el machismo que impregna casi todos los ámbitos de nuestra sociedad. No en vano, este fue especialmente significativo, único e inolvidable para las profesionales de los medios de comunicación que, bajo el lema 'Las periodistas paramos' crearon la Plataforma en Defensa de la Libertad de Información (PDLI), a la que se inscribieron más de 8.000 mujeres. Estas firmaron un manifiesto en el que quedaban patentes una serie de exigencias destinadas a los medios de comunicación y las empresas periodísticas a fin de reclamar los derechos de las trabajadoras y mejorar su situación.

Han pasado cuatro años desde entonces y el feminismo sigue más presente que nunca. Buena prueba de ello es que, con la llegada de la coalición entre el Partido Socialista y Unidas Podemos al Gobierno, se recuperó la institución del Ministerio de Igualdad -creada en 2008 durante el mandato de José Luis Rodríguez Zapatero- y al frente de ella se puso Irene Montero, cuya labor ha sido crear políticas dirigidas a hacer real y efectiva la igualdad entre mujeres y hombres, contando con el apoyo a la causa feminista de la política Carmen Calvo, entre otras personalidades. En este tiempo, además, se han dado otros avances sociales, legislativos e, incluso, económicos en relación con la causa feminista: hay más conciencia de género y el feminismo se ha instalado en los medios -hacia fuera, en lo que contamos, y hacia dentro, en las redacciones- pero queda mucho camino por recorrer.

placeholder Manifestación en Madrid con motivo del Día Internacional de la Mujer. (EFE/Mariscal)
Manifestación en Madrid con motivo del Día Internacional de la Mujer. (EFE/Mariscal)

Para entender el origen de 'Las periodistas paramos' tenemos que remontarnos a un año antes. Fue en 2017 cuando un colectivo gallego llamado Ve-la luz se asentó en la Puerta del Sol y comenzó una huelga de hambre con el objetivo de que el Gobierno, bajo el mando entonces del Partido Popular y la oposición, encabezada por el PSOE, se comprometieran a cumplir su manifiesto que convertía la violencia machista en una auténtica cuestión de Estado. Lo consiguieron. Y el 8 de marzo de ese mismo año, anunciaban los logros alcanzados y el fin de su huelga, pero en ningún caso el del movimiento contra el patriarcado.

El colectivo feminista mundial ideó el Paro Internacional de Mujeres y con el mensaje 'Nosotras paramos' trataron de demostrar la importancia que tiene la figura de la mujer en la sociedad, ya que sin la presencia de las trabajadoras en sus respectivos puestos, el mundo, efectivamente, se para. La desigualdad salarial, la discriminación indirecta, los techos de cristal o el acceso a según qué carreras profesionales fueron, y siguen siendo, algunas de sus reivindicaciones. Un año después, un grupo de mujeres especializadas en la industria de la comunicación llevaron esta protesta a su sector, donde, hasta el momento, la visibilidad de este tipo de cuestiones era escasa o nula.

placeholder La Asociación de mujeres Ve-la luz, en huelga de hambre en la Puerta del Sol de Madrid. (EFE/Mariscal)
La Asociación de mujeres Ve-la luz, en huelga de hambre en la Puerta del Sol de Madrid. (EFE/Mariscal)

'Las periodistas paramos' es el nombre del movimiento de trabajadoras de medios y empresas periodísticas que apoyaron la huelga general feminista convocada para el 8 de marzo de 2018. Desde su página web -todavía hoy accesible- explicaban su particular perspectiva sobre la problemática del machismo, ya que, además de sufrirlo de la misma manera que las mujeres del resto de sectores, la singularidad de su trabajo propicia que tengan un gran peso social. En este sentido, una de sus máximas preocupaciones es la visión parcial de la realidad que tantas veces ofrecen los medios y en la que falta la presencia y aportaciones de las mujeres. Afirman que, en definitiva, el feminismo también es necesario para mejorar el periodismo.

Ana Requena, Marilín Gonzalo, Marta Borraz y Eva Belmonte fueron cuatro de las voces que iniciaron lo que en pocas horas se convirtió en un auténtico fenómeno. Ellas convocaron una pequeña asamblea que dio lugar a un grupo de Telegram; a día de hoy, son cientos las profesionales que forman parte de él. Sobre la huelga, Ana explica: "Fue la primera vez que se hizo una huelga de mujeres en los medios tan masiva". Las periodistas fueron fundamentales para hacer visible lo que estaba sucediendo y no tardaron en sumarse trabajadoras de otros ámbitos como el de la educación, el sanitario o el científico, donde también hay una gran desigualdad de género. Un 8 de marzo épico.

Cinco años antes de que se produjera esa movilización sin precedentes que ocurrió en el año 2018, las manifestaciones eran minoritarias y estaban protagonizadas por sectores de la sociedad muy concretos. Lo que consiguieron 'Las periodistas paramos', en gran parte, fue darle una visibilidad en los medios y potenciar su alcance, de tal forma que el machismo fuese una preocupación que incumbiera a todo tipo de mujeres, independientemente de su edad, raza o ideología. Por primera vez, el término sororidad llegaba a su máxima expresión con la presencia de ancianas que luchaban por los derechos de las más jóvenes o el recuerdo de aquellas que no están.

placeholder Manifestación por el Día de la Mujer en Madrid, 2018. (Getty/Juan Naharro Gimenez)
Manifestación por el Día de la Mujer en Madrid, 2018. (Getty/Juan Naharro Gimenez)

A grandes rasgos, son 7 las demandas que, desde 'Las periodistas paramos', hacían a los medios de comunicación y las empresas periodísticas.

Situación laboral

En primer lugar, abordaban los temas de (1) la precariedad laboral, (2) los techos de cristal y (3) la brecha salarial. "Exigimos a las empresas transparencia salarial y una revisión de categorías, complementos y criterios profesionales que permitan acabar con ella", decían en su mensaje. Y es que los datos hablan por sí solos. En 2018, según el INE, la diferencia de sueldo anual en el periodismo entre hombres y mujeres era de un 22,8%; el porcentaje de mujeres con contrato temporal era de un 30% y solamente había entre un 15-20% de mujeres en cargos directivos. Una investigación llevada a cabo por la Plataforma en Defensa de la Libertad de Información (PDLI) junto con Ideara en 2020 dejaba constancia, tras entrevistar a cuatrocientas profesionales de los medios, de que en los últimos años la situación no ha ido a mejor. Desde 'Periodistasenespañol.com' así lo informan.

En materia de desigualdad salarial, el 66,5% de las periodistas consideran que están mal pagadas y dos de cada tres mujeres, es decir, el 67%, no ve posible conseguir un ascenso, por lo que tan solo el 43% de las mujeres encuestadas pueden tener responsabilidad sobre equipos. Casi todas coinciden en que esto se debe a razones estructurales pues las altas esferas son ocupadas por hombres de manera, prácticamente, tradicional. Destacable el factor de autoexigencia que todas coincidir tener y que no ven en sus compañeros varones. Tan solo un 7,7% de las participantes estima que tienen las mismas oportunidades que sus colegas de profesión. Eso sí, la temporalidad en los contratos ha experimentado una leve mejoría pasando del 30% en 2018 al 17% de 2020.

Corresponsabilidad y cuidados

La (4) conciliación laboral era otra de sus reivindicaciones teniendo en cuenta que las dinámicas de trabajo anteponían la presencialidad al teletrabajo y no incidían en el reparto equitativo de las tareas del hogar o el cuidado a menores entre hombres y mujeres. Así, muchas profesionales del ámbito de la comunicación se veían obligadas a recortar o modificar sus horarios e, incluso, a abandonar su puesto de trabajo. Los datos de hace dos años dicen que únicamente el 26,1% de las mujeres conseguían compatibilizar el ámbito laboral y personal, y para más del 50% la posibilidad de teletrabajo entonces era inexistente. Bien es cierto que, con la pandemia, se ha dado un auge del teletrabajo, pero, en lugar de estar controlado y ser efectivo, no ha hecho más que agravarse el problema de la conciliación.

Acoso sexual y laboral

En los últimos años, han salido a la luz numerosos casos de acoso y abusos, tanto sexuales como de poder, por parte de hombres hacia mujeres de distintos sectores. Pero han conseguido trascender, especialmente, aquellos relacionados con la industria audiovisual, y algunos ejemplos son el escándalo de Harvey Weinstein, que dio la vuelta al mundo e impulsó la iniciativa #MeToo que fue tangible en los Premios Oscar de 2018, o, sin ir más lejos, en nuestro país, Bárbara Rey contaba en conversaciones con Vanitatis que había sufrido acoso "por parte de un director muy premiado y también en TVE".

Dos casos que no han sido aislados pues son muchas las periodistas que, a lo largo del tiempo, han denunciado haber vivido situaciones de acoso sexual, por parte de compañeros y superiores. Así que desde la plataforma 'Las periodistas paramos' no podían evitar incluir en su manifiesto (5) una reivindicación sobre el acoso sexual y laboral y la necesidad de que las mujeres sintieran su trabajo como un entono seguro. "El ninguneo, la condescendencia, el paternalismo y los mansplaining están a la orden del día en las redacciones y fuera de ellas. Como profesionales de la comunicación sufrimos acoso online, además de comentarios violentos y machistas en nuestras piezas", explicaban, asegurando que gran parte de las críticas que las profesionales reciben aluden a cuestiones personales y no a su trabajo.

Feminismo informativo

Más allá de las situaciones patriarcales a las que se enfrentan las periodistas y profesionales de los medios de comunicación a título personal, existe otra problemática en el sector que 'Las periodistas paramos' no dudaron en incluir en su manifiesto de 2018. Concretamente, hacían referencia a (6) la escasez de presencia femenina en los debates, tertulias o a la hora de consultar a expertos en distintas materias. "Los espacios de opinión y las tertulias están masculinizados. Hay más que suficientes mujeres periodistas y expertas que pueden equilibrar esos espacios", alegaban. Esto va estrictamente ligado con el enfoque feminista o no, que se le da a la información.

Por esto, la séptima y última reivindicación que exigían a las empresas con su huelga de 2018 era (7) la mirada parcial y preocupación por los enfoques. De tal manera que las noticias fueran transmitidas a la población desde un punto de vista feminista, así como que se pusiera en valor el papel de la mujer en el entretenimiento. En cuanto a la evolución estadística de ambas cosas en estos cuatro años, de nuevo, hablan los datos. Los estudios de la Asociación Periodistas por la Igualdad concluyen que el 91% de los expertos y el 82% de los especialistas en los medios generalistas son hombres. Además, pese a existir legislación que ampare el uso de la perspectiva de género en los medios -la Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres-, todavía hoy no se cumple.

placeholder La periodista Rosa María Calaf, en una de las concentraciones bajo el lema 'Las periodistas paramos'. (EFE/Pepe Torres)
La periodista Rosa María Calaf, en una de las concentraciones bajo el lema 'Las periodistas paramos'. (EFE/Pepe Torres)

En conclusión, podemos afirmar que, aunque han pasado cuatro años desde que las profesionales del periodismo y la comunicación se plantaran y dijeran basta, no ha habido un cambio drástico en muchas de las demandas que incluían en su manifiesto, pero sí importantes avances. Bien es cierto que determinadas políticas y la concienciación de las generaciones más jóvenes a través, sobre todo, de las redes sociales están ayudando a que la evolución sea, aunque lenta, progresiva.

No en vano, nos preguntamos: a título personal, ¿cómo les ha ido en estos cuatro años a quienes estuvieron en el germen del movimiento 'Las periodistas paramos'? Ellas mismas nos lo cuentan y nos explican qué hitos confirman que aquella manifestación fue un punto de inflexión en el sector. Hablamos con Ana Requena y Marilín Gonzalo, dos de las profesionales que organizaron la causa, y Carlota E. Ramírez, quien, desde 'El HuffPost', siguió su ejemplo y movilizó a sus compañeras.

Ana Requena

placeholder Ana Requena habla con los medios en la manifestación del 8 de marzo de 2018. (Flickr/Marilín Gonzalo/Cortesía)
Ana Requena habla con los medios en la manifestación del 8 de marzo de 2018. (Flickr/Marilín Gonzalo/Cortesía)

Un bar del madrileño barrio de Malasaña fue el lugar en el que empezó todo. Allí se reunieron un grupo de periodistas que pensaban qué podían hacer para el Día de la Mujer. No tardaron en llegar profesionales de distintos medios, hasta que el local en cuestión se les hizo pequeño. "No sabía cuántas iban a ir y ese día de repente se desbordó el sótano de ese bar en el que habíamos quedado. Fue muchísima gente, recuerdo compañeras llenando esa sala. Fue muy bonito y emocionante", afirma Ana Requena.

Sus pretensiones estaban claras: "Buscar una manera de secundar la huelga juntas y hacer fuerza". Así, no tardaron en elaborar el mencionado manifiesto con el que la principal meta a conseguir era generar un sentir común. "Había un interés por hacer esa huelga en nuestro sector y también éramos conscientes de la importancia de nuestro sector para ejercer de altavoz de nuestras reinvidicaciones y unirlas a las reivindicaciones generales que se estaban haciendo", cuenta.

placeholder Reunión del movimiento 'Las periodistas paramos' en 2018. (Flickr/Marilín Gonzalo/Cortesía)
Reunión del movimiento 'Las periodistas paramos' en 2018. (Flickr/Marilín Gonzalo/Cortesía)

La difusión, la cooperación, la colaboración de tantas periodistas y comunicadoras hicieron que lo que se vivió aquel día fuese especial y claro que sirvió. "Sirvió para generar una toma de conciencia en los medios de comunicación de que hay una masa crítica de periodistas que reivindican una profesión en igualdad y con igualdad [...]. Creo que eso fue muy potente y sirvió, sobre todo, para que muchas profesionales de los medios de comunicación y del periodismo no se sintieran solas, se sintieran acompañadas, sintieran que esto es un problema de todas y sintieran que hay una fuerza para hacer cosas", explica la periodista.

Efectivamente, si comparamos la profesión antes y después del movimiento 'Las periodistas paramos', hay importantes variaciones: "Creo que muchos compañeros tomaron nota de algunos comportamientos que estábamos señalando. Hay efectos que son a corto, medio y largo plazo, y obviamente hace falta mucho más para cambiar las cosas profundamente porque hablamos de un sistema que tiene raíces muy profundas e inercias muy asentadas que hay que seguir trabajando".

placeholder Rostros conocidos de la televisión y la radio se sumaron a la huelga. (Flickr/Marilín Gonzalo/Cortesía)
Rostros conocidos de la televisión y la radio se sumaron a la huelga. (Flickr/Marilín Gonzalo/Cortesía)

Ana Requena, a la que ese mismo año nombraron redactora jefe de género de 'ElDiario.es', insiste en que lo más importante fue la unión de las mujeres, independientemente de su ideología, por sentido común, y afirma que la clave estuvo en un 'efecto cascada'. "Creo que lo raro en ese momento era no sumarse a la protesta porque tuvimos el mérito de crear un manifiesto reinvidicativo pero también que nos unía en lo común, más allá de otras diferencias, y creo que nos hicimos fuertes en eso, en esas reivindicaciones en común. [...] Hubo periodistas de televisión o radio conocidas que a lo mejor tenían dudas, '¿la contamos o hacemos huelga?', y que al ver ese tremendo movimiento de mujeres en los canales que creamos, se animaron y dijeron 'claro que voy a sumarme a esto".

"Evidentemente, sigue habiendo mucha discriminación en nuestro sector igual que en otros y hay que seguir dando caña e importancia a muchas cosas. Es vital que los medios y las empresas periodistas de comunicación tomen conciencia de que esto es relevante, que es una cuestión de justicia y que hacer perspectiva de género es una cuestión de calidad del trabajo, no de buena voluntad", zanja Ana Requena a modo de conclusión final.

Marilín Gonzalo

placeholder Marilín Gonzalo, en la manifestación del 8 de marzo de 2018. (Flickr/Marilín Gonzalo/Cortesía)
Marilín Gonzalo, en la manifestación del 8 de marzo de 2018. (Flickr/Marilín Gonzalo/Cortesía)

Marilín Gonzalo también estuvo en aquel emblemático bar y recuerda: "Sabíamos que teníamos los mismos problemas, pero nos dimos cuenta de que ahí había algo que tenía que suceder, y de ahí nos fuimos con un manifiesto medio redactado y una lista de Twitter". Para ella, lo increíble de 'Las periodistas paramos' fue que "el movimiento recorrió todas las redacciones y la fuerza que surgía de aquello era imparable. Nosotras simplemente estábamos allí y ayudamos a organizarlo, pero fueron cientos, miles de mujeres las que trabajaron y se organizaron desde donde podía cada una [...]. Nunca quisimos tomar decisiones importantes sin que se decidiera entre todas".

A su parecer, la comparativa entre el antes y el ahora se resume en que "a primera vista parece que hay más mujeres en puestos de dirección, con la llegada de Soledad Gallego a 'El País' y luego finalmente con Pepa Bueno, y la creación de puestos de responsables de género en distintas redacciones, como 'El País' o 'ElDiario.es". No obstante, insiste en que una cuestión como la conciliación laboral ha sido la gran olvidada durante la pandemia y concluye en que lo que consiguió el movimiento 'Las periodistas paramos' es que hay más consciencia. "Ya no se titulan los temas de violencia de género como crimen pasional, y aunque sea por salvar las apariencias en las redes sociales, se requiere a menudo a las mujeres en las mesas redondas", explica Marilín Gonzalo.

placeholder Promotoras de 'Las periodistas paramos' durante el 8 de marzo. (Flickr/Marilín Gonzalo/Cortesía)
Promotoras de 'Las periodistas paramos' durante el 8 de marzo. (Flickr/Marilín Gonzalo/Cortesía)

En cuanto a su situación laboral, nos cuenta: "Yo en ese momento trabajaba como freelance, no tenía horarios, así que pude echar horas y horas a 'Las periodistas paramos' y después del 8-M estaba exhausta. Todas las horas de dedicación durante esas semanas no se terminaron el 8-M [...]. A mí, a los pocos meses me llamaron de un medio para contratarme. Y, por supuesto, sigo en contacto con estas redes maravillosas de mujeres que hemos formado. Y he visto cómo muchas han mejorado sus condiciones laborales, han iniciado nuevos proyectos, las han contratado, han aceptado puestos de responsabilidad, han ganado premios y han sido reconocidas, han creado grupos de mujeres que se apoyan o se dedican a lo que siempre quisieron hacer".

De aquel 8 de marzo de 2018 guarda grandes recuerdos. "Si tengo que elegir un momento fue cuando nos autoconvocamos en Callao primero para leer el manifiesto, y a cada punto que leíamos, yo que estaba sobre el escenario veía las caras de esas mujeres, todas periodistas, y muchas a las que conocía, asintiendo a cada punto, en silencio, con una mirada que te demostraba que todo eso nos había pasado a todas [...]. También recuerdo a periodistas que nos agradecían lo que hacíamos y se disculparon porque no podían tuitear ni poner su firma en público, porque tenían miedo de sus jefes".

Carlota E. Ramírez

Carlota E. Ramírez no formó parte de ese grupo de compañeras que iniciaron el movimiento, pero tuvo un importante papel dentro de su redacción en 'El HuffPost', ya que siguieron su ejemplo y no tardaron en unirse. Para ella, el gran cambio de entonces a ahora viene "del resto de compañeros, que han empezado a tomarse en serio la perspectiva de género en todos los temas o la presencia de más mujeres en puestos directivos y reuniones editoriales. En mi caso, el cambio fue ver cómo muchos de mis compañeros apoyaban y leían nuestro trabajo e intentaban desaprender todo lo aprendido de un mundo dominado históricamente por hombres".

En cuanto a los cambios más notables que consiguió el colectivo en aquella manifestación, menciona, como Marilín, un ejemplo claro: la dirección de 'El País', "por donde, desde 2018, han pasado dos grandes mujeres feministas como Soledad Gallego o Pepa Bueno", pero considera que hay mucho por hacer.

placeholder Pancarta en la manifestación del 8 de marzo de 2018. (Flickr/Marilín Gonzalo/Cortesía)
Pancarta en la manifestación del 8 de marzo de 2018. (Flickr/Marilín Gonzalo/Cortesía)

"Creo que hemos conseguido más visibilidad para los temas de género en los medios y la comprensión de muchos compañeros, pero también me consta que, para algunos, seguimos siendo las pesadas o las intensas, que hay empresas donde sigue existiendo la brecha salarial y se trata de esconder o es imposible abordar este tema de los salarios... O sitios en los que la llegada de una mujer a un puesto directivo no ha significado una mejora en este sentido. No sirve de nada si estas mujeres no tienen conciencia feminista y de clase".

De aquel 8-M recuerda "la ilusión de que iba a cambiar algo, ver las redacciones medio vacías en nombre de la igualdad, el sentimiento de que muchos compañeros hombres nos apoyaban cubriendo la huelga mientras nosotras nos manifestábamos y que entendían, por primera vez, cuál era su sitio [...]. Pero creo que de cara a la galería el momento clave fue cuando Ana Rosa Quintana paró su programa para unirse a la concentración, porque nadie se lo esperaba. Es otro de los logros del 8-M: hoy se habla de feminismo hasta en los programas menos feministas de Telecinco".

placeholder Manifestación del 8 de marzo de 2018. (Flickr/Marilín Gonzalo/Cortesía)
Manifestación del 8 de marzo de 2018. (Flickr/Marilín Gonzalo/Cortesía)

Eso sí, Carlota E. Ramírez aclara que "aún queda mucho por mejorar. No en todos los medios se ha avanzado igual. En muchos proyectos seguimos viendo que solo participan hombres. Sobre todo en los que tienen que ver con el deporte o la comedia, aunque mujeres como las chicas de 'Estirando el chicle' o 'Deforme semanal' se lo están llevando todo de calle y están demostrando que también sabemos hacer humor, y a veces bastante mejor y menos rancio [...]. Dentro del periodismo, sigue habiendo diferencias abismales de unos medios a otros".

Rostros conocidos

El activismo de estas profesionales fue vital para que el movimiento 'Las periodistas paramos' tuviera la trascendencia que llegó a tener, pero fueron muchas mujeres más (alrededor de 400, luego miles) quienes se implicaron con la causa desde distintos puntos de España, haciendo todo lo posible por visibilizarla y cumplir los objetivos. Entre ellas, algún que otro rostro conocido por el público en general, dada su presencia habitual en radio o televisión.

Ana Rosa Quintana, Susanna Griso, Pepa Bueno, Nieves Herrero, Isabel Gemio... Fueron solamente algunas de las mujeres que abandonaron su puesto de trabajo para dirigirse al centro de Madrid y apoyar la causa por la que luchaban muchas de sus compañeras. "Los espacios de opinión y tertulia están masculinizados. Hay más que suficientes mujeres periodistas y expertas que pueden equilibrar esos espacios", decía entonces Isabel Gemio desde la plaza de Callao.

Destacable la participación activa, física y virtualmente a través de las redes sociales de personalidades como Carme Chaparro, Mónica Carrillo, Sandra Sabatés o Mamen Mendizábal, entre muchas otras, que, desde siempre, han defendido la causa feminista, ya sea desde los propios programas en los que han trabajado (Carme Chaparro estuvo presente, por ejemplo, en el debate del documental 'Rocío, contar la verdad para seguir viva') o desde sus perfiles en Twitter, que usan como altavoz social.

En la actualidad

placeholder Pancarta en la manifestación del 8 de marzo de 2018. (Flickr/Marilín Gonzalo/Cortesía)
Pancarta en la manifestación del 8 de marzo de 2018. (Flickr/Marilín Gonzalo/Cortesía)

Las metas del colectivo feminista en el sector periodístico continúan siendo las mismas. Desde la Asociación Periodistas por la Igualdad dejan claros sus objetivos. Desde acabar con la brecha salarial a aumentar la presencia de mujeres en los medios y como expertas consultadas. También insisten en la denuncia pública de los casos de discriminación, acoso y cosificación de la mujer y el debate en torno a la ausencia de mujeres en puestos de dirección en la industria. A destacar, la lucha contra el discurso machista en el tratamiento de las informaciones y los machismos inconscientes en el lenguaje periodístico y la presencia de cada vez más mujeres influyentes en las noticias y en la sociedad en general.

En definitiva, llevar a cabo pequeñas acciones o iniciativas específicas en cada medio, campo o sector que, poco a poco, colaboren en un gran cambio en el ámbito de la comunicación que se pueda extrapolar a todo tipo de profesiones. Un proceso lento en el que, como nos comentan las periodistas consultadas, "se dan pequeños pasos a base de largos debates y argumentación, de pelearse en los despachos con los jefes". En este sentido, Marilín afirma: "Falta, sí. Falta mucho, pero seguimos".

El 8 de marzo de 2018, las mujeres de nuestro país salían a las calles para reivindicar su posición en la sociedad al grito de himnos feministas que visibilizaban problemáticas como la violencia de género, la brecha laboral y, en definitiva, el machismo que impregna casi todos los ámbitos de nuestra sociedad. No en vano, este fue especialmente significativo, único e inolvidable para las profesionales de los medios de comunicación que, bajo el lema 'Las periodistas paramos' crearon la Plataforma en Defensa de la Libertad de Información (PDLI), a la que se inscribieron más de 8.000 mujeres. Estas firmaron un manifiesto en el que quedaban patentes una serie de exigencias destinadas a los medios de comunicación y las empresas periodísticas a fin de reclamar los derechos de las trabajadoras y mejorar su situación.

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