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Aless Lequio, siempre en el recuerdo: de niño travieso a brillante emprendedor
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Cumpliría 30 años

Aless Lequio, siempre en el recuerdo: de niño travieso a brillante emprendedor

Recordamos la vida trágicamente interrumpida antes de tiempo del hijo de Ana Obregón y Alessandro Lequio el día en que el joven hubiera cumplido treinta años

Foto: Aless Lequio, durante una entrevista en 2019. (Getty/Daniel Pérez)
Aless Lequio, durante una entrevista en 2019. (Getty/Daniel Pérez)

La imagen de un pequeño Aless mordiendo los micrófonos de los periodistas que asediaban a su madre día y noche tras su ruptura con Alessandro Lequio es una de esas que se han quedado en el imaginario colectivo de los españoles y que ahora, más de dos años después de la muerte del joven, recordamos si cabe con más ternura. Pero aquel niño travieso, el ojito derecho de Ana Obregón, creció para convertirse en un joven emprendedor, entusiasta y solidario hasta el final.

Durante los dos años que duró su lucha contra el cáncer que le habían diagnosticado en 2018, nunca dejó de trabajar en sus proyectos empresariales ni en las causas solidarias que tanto le importaban, todo ello sin perder nunca la sonrisa. Incluso en sus últimos meses de vida tuvo el ánimo de compartir desde sus redes sociales divertidas anécdotas, como una en la que relataba sus "surrealistas" años como estudiante en los Estados Unidos. Una "batería de recuerdos" que "dejan a Spielberg como a un novato de la ciencia ficción".

Decía Aless que el año en el que aterrizó en la Universidad de Duke "fue surrealista para un joven español que no tenía ni pajolera idea de lo que estaba a punto de vivir. Los acontecimientos fueron varios y asombrosamente extraños: partirme la pierna, ganar un certamen por hacer soniditos con la boca (no por guapo, obviamente) y por último, confundirme al rellenar la solicitud de alojamiento en el campus y terminar viviendo en una especie de comuna extraña donde llegaron a pensar que estaba un poco zumbado", escribía dándonos unas cuantas pinceladas sobre su personalidad y sentido del humor.

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De todas las portadas que ha protagonizado Ana Obregón en su larga trayectoria como presentadora, actriz y socialtré, la más feliz, sin duda, fue la del 6 de julio de 1992, cuando dio a conocer a su hijo Aless, junto al padre del bebé, el aristócrata italiano Alessandro Lequio, a quien entonces se le denominaba simplemente 'conde Lequio'.

Era un hijo muy deseado que colmó de alegría a toda la familia y que a partir de entonces pasó a ser su prioridad máxima. Por encima de todo, de sus parejas, de sus trabajos. De todo. Así lo ha demostrado hasta el final, ya que no se separó de él en ningún instante durante su convalecencia en Barcelona, a donde se había trasladado en marzo de 2020 para someterse a un tratamiento para el cáncer contra el que estuvo luchando durante dos años.

El nacimiento de Aless Lequio, el 23 de junio de 1992, fue un vínculo que unió inexorablemente a Ana y el aristócrata italiano, aunque no evitó la descomposición de la pareja, envuelta en numerosas controversias con la exmujer de Lequio, la temperamental modelo Antonia Dell'Atte, madre de su hijo mayor, Clemente. Pero la protagonista de 'Ana y los 7' tuvo siempre muy claro que era esencial llevarse bien con el padre de su hijo, quien, a su vez, se ha reservado los mejores elogios para alabar a su ex como madre.

"Yo nunca le he impedido ver a su padre. No he sido una mujer que por despecho o enfado haya impedido a mi hijo estar con su padre. Es más, Alessandro siempre ha tenido las llaves de mi casa y nunca le he pedido nada económico, aunque tampoco me lo ha dado, la verdad", declaraba en la mencionada publicación años más tarde.

Como decíamos, en la memoria colectiva quedarán siempre las imágenes de Aless muy niño, intentando morder la espuma con la que se recubren los micrófonos, coloquialmente llamados alcachofas, cuando se acercaban los reporteros a su madre, en aquellos años uno de los personajes más seguidos por los paparazzi. Tanto que llegó a instaurar sus posados veraniegos en bikini en Mallorca para conseguir disfrutar de unas vacaciones tranquilas sin sentirse asediada por los medios de comunicación. Imágenes de Aless que, conforme iba creciendo y se iba descubriendo su personalidad, fueron tomando un carácter muy tierno en la percepción de la gente.

Aless Lequio, igual que lo fue su madre, licenciada en Biología y con un máster en Dirección de Empresas Constructoras e Inmobiliarias, fue un excelente estudiante y, sobre todo, con una enorme visión para los negocios, heredada de su abuelo, Antonio García. Tras terminar primaria y secundaria en el International College en Madrid, donde estudió entre los años 1995 y 2010, hizo las maletas y se marchó a Estados Unidos, donde durante cuatro años fue alumno de la Duke University, una de las universidades más elitistas del país, en Durham, Carolina del Norte.

Foto: Ana Obregón posa en sus redes sociales. (Instagram/@ana_obregon_oficial)

Allí se graduó en Ciencias Políticas y Filosofía, una ceremonia que no se perdieron sus padres y tras la que él comentaba a la misma revista: "Soy un chico muy curioso y me gusta estar aprendiendo. La filosofía me ayuda a entender las cosas y las ciencias políticas, a darle partido a tu forma de pensar".

Tras licenciarse, cursó un máster en Marketing Online y Social Media en Inesdi, uno de los centros más punteros de la capital, y unos meses antes, en noviembre de 2014, montó su propia empresa, Polar Marketing, en la que siguió trabajando de manera muy activa, incluso cuando le diagnosticaron el cáncer. En los periodos en los que no tuvo que someterse a tratamiento y su salud se lo permitía, siguió con su actividad profesional, de la que su madre se mostraba orgullosa en las redes sociales.

placeholder Lequio, Ana Obregón y su hijo Aless. (Cordon Press)
Lequio, Ana Obregón y su hijo Aless. (Cordon Press)

Cuando tuvo que trasladarse a Barcelona para seguir tratamiento, hasta allí se desplazó acompañado por su madre, pero posteriormente también se incorporaría a esa piña familiar Alessandro Lequio, quien le regaló la felicidad de darle una hermana, Ginevra, fruto de su relación con su segunda mujer, María Palacios, con quien Aless tenía una excelente relación. También había trascendido que, cerradas las heridas familiares, tenía contacto con su hermano mayor, Clemente.

Muy discreto en lo que a su vida sentimental se refiere, sus relaciones de pareja las llevó calladamente. Con Raquel, que era médico de profesión, rompió, según parece, cuando se encontraba en Nueva York recibiendo tratamiento en el Memorial Sloan Kettering Cancer Center, y luego empezó a salir con otra joven, Carolina, pero mantuvo su noviazgo apartado de los focos.

La imagen de un pequeño Aless mordiendo los micrófonos de los periodistas que asediaban a su madre día y noche tras su ruptura con Alessandro Lequio es una de esas que se han quedado en el imaginario colectivo de los españoles y que ahora, más de dos años después de la muerte del joven, recordamos si cabe con más ternura. Pero aquel niño travieso, el ojito derecho de Ana Obregón, creció para convertirse en un joven emprendedor, entusiasta y solidario hasta el final.

Durante los dos años que duró su lucha contra el cáncer que le habían diagnosticado en 2018, nunca dejó de trabajar en sus proyectos empresariales ni en las causas solidarias que tanto le importaban, todo ello sin perder nunca la sonrisa. Incluso en sus últimos meses de vida tuvo el ánimo de compartir desde sus redes sociales divertidas anécdotas, como una en la que relataba sus "surrealistas" años como estudiante en los Estados Unidos. Una "batería de recuerdos" que "dejan a Spielberg como a un novato de la ciencia ficción".

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