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30 años de Barcelona 92: "Hubo una comunión, incluso con Casa Real, que no se ha repetido"
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ANIVERSARIOS

30 años de Barcelona 92: "Hubo una comunión, incluso con Casa Real, que no se ha repetido"

"Se consiguió una comunión con el resto de España, incluso con la Casa Real, que no se ha vuelto a producir jamás", recuerda Àngela Vinent, jefa de comunicación de Pasqual Maragall

Foto: El entonces príncipe Felipe, abanderado español. (EFE)
El entonces príncipe Felipe, abanderado español. (EFE)

“Se consiguió una comunión con el resto de España, incluso con la Casa Real, que no se ha vuelto a producir jamás”. Para Àngela Vinent, directora de comunicación de Pasqual Maragall durante los Juegos Olímpicos de Barcelona, esa unión es uno de los momentos que definen aquella cita que cumple 30 años estos días. A ella, que no es ‘muy’ monárquica, no le emocionó especialmente, pero se sigue sintiendo orgullosa de que incluso ese detalle saliera bien.

Fueron días, semanas, hasta meses, de auténtica locura. De euforia absoluta. Las calles de Barcelona se llenaron de extranjeros entregados y de barceloneses abiertos a todo como nunca. Hace 30 años justos que la ciudad celebró los Juegos Olímpicos, una fecha grabada a fuego por quienes la vivieron. Y no exageramos si decimos que todos quienes estaban en Barcelona en aquellos días tienen un recuerdo del momento.

placeholder Pasqual Maragall, ante Cobi en 2011. (EFE/Alejandro García)
Pasqual Maragall, ante Cobi en 2011. (EFE/Alejandro García)

Lo tiene, cómo no lo va a tener, Maribel Martínez, miembro del equipo español de hockey hierba que logró el oro en aquellos Juegos. “No éramos mejores que las demás, pero teníamos un sentido de equipo que nos llevó a la victoria”, recuerda Martínez. “Había una jugadora a quien ETA había asesinado a su padre, y otra era candidata de HB [brazo político de la banda armada por entonces], juntas nos dieron una lección a todas, éramos un equipo en el que convivíamos como un todo andaluzas, catalanas, madrileñas, vascas, jugadoras de 20 años y de más de 30… Y eso también nos ayudó a llegar al podio”.

Espíritu eufórico

El espíritu de aquel equipo olímpico sigue vivo entre sus jugadoras, que se reunieron el pasado fin de semana para celebrar el 30 aniversario de la cita. Donde parece que el recuerdo es más lejano es en Barcelona. Los días de los Juegos fueron de total euforia. Lo dice quien escribe, que vivía su adolescencia con el descubrimiento de una ciudad totalmente nueva ante el mundo. Y lo dice también Àngela Vinent, quien recuerda precisamente esa “euforia”.

Foto: Udina con patines de ruedas en 1988. (Foto cedida)

Nos lo cuenta con nostalgia ella, amante de su ciudad, un lugar que dice que ahora tiene otras perspectivas y no no sabe bien a dónde va. “Hubo una entrega ciudadana, miraras por donde miraras, fue muy especial. Personalmente, lo recuerdo con mucho orgullo de ciudad. Ibas por la calle con el alcalde y todo el mundo parecía feliz”. Ahora, aquel alcalde adorado por tantos vive alejado del ruido, aquejado de alzhéimer, con sus rutinas y su familia. Su mujer, Diana Garrigosa, quien había cuidado de él con entrega, falleció hace dos años y son sus hijos quienes están a su lado. Desde la Fundación Pasqual Maragall, además, luchan por encontrar curas y mejoras a una enfermedad que padecen cientos de miles de personas en todo el mundo.

La familia real

Maragall fue uno de los artífices de ese momento mágico y su trabajo le costó. Lo recuerda Vinent, quien nos habla de los meses previos a los Juegos. “Pasqual pasó mucho tiempo viajando con la antorcha olímpica por varios puntos de España para hacer ver a todo el mundo que aquella cita era de todo el país, no solo de Barcelona, y lo logró”. Un ejemplo claro fueron los aplausos que recibió la familia real, en especial sus hijos, el príncipe Felipe y las infantas Elena y Cristina.

placeholder Felipe VI, entonces Príncipe de Asturias, abanderado español en los Juegos de Barcelona. (EFE/Manuel P. Barriopedro)
Felipe VI, entonces Príncipe de Asturias, abanderado español en los Juegos de Barcelona. (EFE/Manuel P. Barriopedro)

El actual Rey fue abanderado del equipo español y son legendarias las imágenes de su hermana mayor llorando emocionada en el palco. Hemos consultado a la Casa Real si tenían previsto algún comunicado o acto referente a este aniversario y nos remiten a lo que hicieron en 2017, cuando se celebraron los 25 años, una fecha redonda en la que los Reyes participaron en la celebración.

Foto: Inauguración de los Juegos de Barcelona 92. (EFE) Opinión

¿Se imaginan ahora a la familia real liderando el equipo olímpico español en Barcelona? Vinent se ríe, "los abuchearían... o algo peor", dice resignada. Y no hay que olvidar que el público es clave en el deporte y, en especial, en una cita olímpica. “El público no deja de ser un miembro más del equipo, y en nuestro caso fue clave”, nos dice Martínez. Con su medalla de oro a buen recaudo en casa, esta deportista que ahora es una prestigiosa ‘coach’ reconoce que todavía se emociona al pensar en aquel estadio: “Nunca habíamos jugado ante 12.000 personas, y encima en este caso estaban casi todos entregados a nosotras”.

Como en Hollywood

Para enfrentarse a tamaño reto, contaron con la ayuda de psicólogos y cuando su entrenador vio que se acercaban a la final sin ser las favoritas, contrató a un equipo de televisión que las seguía a todas partes. “Como si fuéramos estrellas de Hollywood”, ríe Martínez, “para que nos acostumbráramos a tratar con la prensa”.

Foto: Pasqual Maragall, hace años con uno de sus nietos en la Carretera de les Aigües. (Fundació Pasqual Maragall)

España logró en aquella cita su récord de medallas: 22. Las cifras de aquellos Juegos nos ayudan a calibrar el ambiente: 9.959 atletas, en 257 pruebas de 28 deportes diferentes… La ciudad se preparó de 1987 a 1992: se modernizó todo Barcelona de forma intensiva, se limpiaron las playas, se abrieron las calles al mar, se crearon parques públicos, se mejoró el transporte, se desplegó una red de telecomunicaciones nueva y se construyó la Villa Olímpica, barrio marinero ahora en el que conviven barceloneses con extranjeros de medio mundo.

"Todos juntos"

Aquella Villa Olímpica también fue un reflejo de la euforia que vivía la ciudad. Lo recuerda Maria, voluntaria olímpica en esos días (35.000 barceloneses trabajaron como voluntarios). Tenía 18 años y dice que sigue siendo una de las mejores experiencias de su vida. “Estábamos todos juntos, salíamos con los deportistas, con los entrenadores, lo pasamos en grande -dice-, hubo romances, noviazgos y mucha fiesta”.

Eso estaba claro: se disparó ‘el amor’ y las discotecas de la ciudad se hicieron de oro. No era nada extraño encontrarse a personajes de la talla de Michael Jordan o Boris Becker en los clubes nocturnos. Estudio 54 era uno de los punteros en esa época y por allí pasaron muchos. Cabe recordar que cuando Magic Johnson anunció que padecía sida, muchos señalaron la locura olímpica barcelonesa y sus noches como posible momento del contagio. Porque se había visto a parte del Dream Team (el de verdad, el que representó a EEUU en baloncesto) en la Sala Bagdad, famosa en medio mundo por sus espectáculos pornográficos.

Foto: Diana y Carlos, en Sevilla. (Getty)

Barcelona, de pronto, estaba en el mapa internacional, se había convertido en una marca. Y el resto de España lo aplaudía. Tal como dijo Maragall en el discurso inaugural de los Juegos: “Hoy, nuestra ciudad representa a Cataluña, a las 16 ciudades subsede, a toda España, al amplio mundo iberoamericano, que se reencuentra aquí, y muy especialmente a Europa, nuestra nueva gran patria. [...] Que esta fiesta sea también la de las mujeres, la de las naciones y de todo el mundo”. Y así fue durante un tiempo.

“Se consiguió una comunión con el resto de España, incluso con la Casa Real, que no se ha vuelto a producir jamás”. Para Àngela Vinent, directora de comunicación de Pasqual Maragall durante los Juegos Olímpicos de Barcelona, esa unión es uno de los momentos que definen aquella cita que cumple 30 años estos días. A ella, que no es ‘muy’ monárquica, no le emocionó especialmente, pero se sigue sintiendo orgullosa de que incluso ese detalle saliera bien.

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