Eduardo Navarrete: "He sufrido muchos años una discriminación de mi propio colectivo"

Quedan tan solo 48 horas para que Eduardo Navarrete vuelva a hacer historia de la moda nacional celebrando el primer desfile sobre ruedas de la MBFWM. En dicho evento, que tendrá lugar el próximo miércoles 15 de febrero a las 20:00 horas en el espacio Rolling Dance & Burger, el diseñador alicantino presentará su nueva colección, llamada N61, una propuesta de baño de 25 looks homenaje a su tierra y más concretamente a la Torrevieja y la Costa Blanca de la década de los años 70.

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Eduardo Navarrete

Imprevisible, divertido y auténtica caja de sorpresas son algunos de los calificativos más utilizados por aquellos que lo conocen. Por ello, Vanitatis se reúne con el creativo que hizo de la estampación digital de su rostro, al más puro estilo warholiano, su sello de identidad con el objetivo de no solo conocer todos los detalles de su último proyecto, sino también saber en qué punto se encuentra su vida personal tras experimentar un notable cambio físico y vivir su pico de popularidad.

“Ser profeta en tu tierra” es la frase que has utilizado para definir la colección. ¿En algún momento tu yo de la infancia soñó con poder llegar a serlo?

Aunque evidentemente quería tener lo que tengo ahora, yo nunca lo soñé, nunca me imaginé esto. En realidad, jamás quise ser diseñador o tener una agencia de comunicación o cierto reconocimiento público. Sí sabía que quería ser ‘vedette’, que es una palabra que a mí me encanta porque define todo lo que soy. Un artista que sabe hacer de todo, que canta, que baila, que presenta… Entonces, yo me considero una ‘vedette’.

Hablas de Torrevieja, de la Costa Blanca... ¿Qué recuerdo fue el que te hizo querer volver (creativamente hablando)?

Este año, cuando hicimos el Torrevieja Weekend, fue el momento en que el supe que quería hacer una colección inspirada en ese sitio en el que he veraneado toda mi vida de pequeño. Es un lugar tan bello que podría crear looks sin parar gracias a elementos que encuentro en su paisaje. Por ejemplo, hemos hecho prendas partiendo de las sombrillas que había por las playas, las mismas que tiene mi madre en la piscina del chalet. Las hemos desmontado y hemos hecho unas cosas superdivertidas que creo perdurarán en el tiempo.

¿Por qué quieres rendirle homenaje?

Es el lugar de mis primeras veces, mi primera vivencia, mi primer verano, mi primera noche de salir por ahí con los amigos… Esas sensaciones son las que me han llevado a ello.

Tras muchos años de trabajo te has convertido en uno de los diseñadores nacionales más reconocidos…

En mi caso, el tema de la fama no ha sido cuestión de apretar un botón y ser conocido al día siguiente, sino que he vivido algo más progresivo y gradual. ¿La diferencia que he notado estos últimos meses? Ahora al ir por la calle noto los codazos, las miradas, las fotos, los gritos, los comentarios a favor, los comentarios en contra… Mientras dure lo disfrutaré porque no sé lo que va a pasar luego.

Amenábar, Lorena Castell, Alaska y Mario o Begoña Villacís asistirán al desfile. ¿Qué tiene Eduardo Navarrete para llevarse bien con gente tan variopinta?

Al final, independientemente de ideologías, géneros y gustos, toda la gente que me espalda tiene un nexo en común, y es que son buenas personas. Son gente chulísima y gente divertidísima que estando de cañas son lo más. ¿Sabes lo que te quiero decir? Por ejemplo, de normal Amenábar es muy serio, pero La Terremoto es todo lo contrario. Sin embargo, con una cervecita todos somos iguales.

Tras haber logrado vestir a musas de tu infancia y adolescencia, como es el caso de Pepa Charro, ¿te queda algún personaje que se te esté resistiendo?

No me considero una persona mitómana. Mi única devoción es Bibiana Fernández, que ya la he vestido, pero que si por mí fuera la vestiría todos los días.

N61 versa sobre el aire cañí de la Costa Brava, ¿qué prendas de la colección nos van a teletransportar a esas playas?

Habrá flotadores hinchables, sombrillas de rafia…Pero la joya de la corona es un bolso de estampación trampantojo que, sin duda, será el bolso del verano en Torremolinos y Torrevieja. La idea refleja qué llevamos en un bolso por dentro: un bocata, un tupper o un paquete de tabaco, un protector de Nivea, unas chancletas, un tubo de snorkel…

¿Por qué una colección de baño en febrero?

No es una de mis locuras, son los tiempos de la moda; en invierno presentamos las prendas de verano para preparar toda la producción y los catálogos.

Vuelves a hacer historia al realizar el primer desfile sobre patines de la 77 ediciones de la MBFWM. ¿Cómo surge la idea?

Yo no pretendo jamás ser pretencioso; es decir, yo no sabía que no se había hecho hasta el momento un desfile así, al igual que tampoco hice lo de los carros con intención de ser el primer diseñador que sube a una modelo a un carro de la compra. Son cosas que surgen de repente y luego resulta que no las ha hecho nadie. Se alinean muchas cosas: la creatividad, el ingenio, el azar…

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¿No tienes miedo a que se produzca algún accidente?

Si se cae alguna, mejor. Ja, ja, ja. O sea, yo voy a salir a saludar, que podría salir perfectamente andando, y saldré patinando con la intención de caerme. Voy a poner todo mi empeño en ello.

Recientemente te has convertido en un chico de revista gracias a tu notable cambio físico. ¿Por qué ha sido tan importante este proceso para ti?

Bueno, esto no es ni más ni menos que, al final, un afán de intentar pertenecer y encajar con unos cánones de belleza muy marcados. Aunque debo resaltar que aún lo están más dentro del colectivo LGTBIQ+, donde la imagen es fundamental. Lejos de frivolizar con las operaciones estéticas, esto es tema muy sencillo y es que he sufrido muchos años una discriminación por parte de mi propio colectivo, porque mi cuerpo durante la infancia, la adolescencia y parte de la edad adulta no era normativo, y yo parecía invisible. Simplemente, tuve la oportunidad y el dinero para poder remediarlo. Ahora tengo un poco más de tiempo y me quiero cuidar.

¿En qué punto se encuentra ahora Eduardo Navarrete?

Ahora ya he alcanzado una plenitud real porque no siento que quiera nada más. A mis 29 años puedo decir que podría morirme tranquila. Lo único que no quiero es aburrirme. Ya tengo un piso estupendo que me compré en La Latina, pero no quiero tener un chalé en Las Lomas. Tengo un cuerpo estupendo, pero no quiero ser Jon Kortajarena. Así sigo el consejo que me dio mi gran amigo Wyoming, un hombre muy sabio. “El mundo está lleno de gente infeliz y gente frustrada por ponerse metas que no pueden conseguir. Mentes complejas y gustos sencillos”, me dijo.

Por último, ¿qué futuro te gustaría que tuviera N61?

Yo soy muy feliz cuando veo a la gente con mi ropa por la calle porque después de todo el currazo, que a la gente le guste y la compre… significa mucho. O sea, que espero que N61 invada todas las playas de España este verano.