El 'angelical' sueño frustrado de Lucía Bosé, un quebradero de cabeza para sus herederos

Fue un sueño durante los últimos años de su vida, un sueño que se frustró y que ahora se ha convertido en un quebradero de cabeza para sus herederos. Lucía Bosé inauguró el Museo de los Ángeles en un pueblito de Segovia en 2000 a través de una sociedad, Tureart SL, que ahora es objeto de una reclamación tributaria por parte de la Diputación de Segovia. Según aparece en el BOE, con fecha del 13 de febrero de 2023, este organismo ha solicitado un embargo por el importe de lo que se adeuda a la institución. Las gestiones comenzaron unos días antes, el día 7.

Situado en Turégano, el Museo de los Ángeles, entes con los que Bosé decía que hablaba, se inauguró en el año 2000 en una antigua fábrica de harinas de la que la actriz se había quedado enamorada.

Lo dijo en el mismo momento en el que vio el edificio, allí iba a crear su proyecto, su museo; era el lugar perfecto en el que inaugurar un centro cultural dedicado a los ángeles. Porque, para ella, eran “seres de luz que nos protegen y nos acompañan. Siempre están ahí”. Para ello había creado la sociedad en 1996, una empresa que presentó sus últimas cuentas en 2010 y cuyos números no eran positivos. En estos momentos se encuentra además en proceso de cierre de hoja mercantil.

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Fue con su hija Paola con quien convirtió la antigua fábrica de harina de Turégano en el museo: casi 2.000 metros cuadrados y tres pisos dedicados a estas figuras mitológicas y a obras de grandes dimensiones con libertad de estilo. El concepto era rompedor; pretendía ser un museo abierto donde se realizaran actividades, además de exponerse cerca de un centenar de obras de artistas contemporáneos relacionadas con los ángeles.

150.000 visitantes

Siete años después de abrirlo, en 2007, anunciaron su cierre temporal después de haber recibido cerca de 150.000 visitantes. Habían invertido más de 600.000 euros en acondicionar el espacio y ponerlo en marcha; era el único museo de estas características que había en el mundo, pero la falta de apoyo de las instituciones públicas fue definitiva y poco tiempo después el cierre se confirmó como definitivo.

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Cuando cerró, la madre de Miguel Bosé dio una entrevista en la televisión segoviana para mostrar su decepción ante el fracaso. “No ha ido bien, no me han entendido. El museo está cerrado, pero está vivo”, declaró en el citado medio en 2017. “No puede morir un museo de ángeles”, añadía para asegurar que se había sentido muy orgullosa y feliz de poder tener “un museo privado solo para mí. Era un lujo, el único museo de ángeles moderno del mundo”. Su querencia por el lugar se mantuvo a lo largo de su vida y en 2018 colgaba imágenes del centro, ya cerrado, y recordaba su magia: “Espero que algún día a alguien le pueda interesar y volvamos a abrirlo. También se puede hacer otro museo distinto, en otro país”.

52.000 euros

La empresa Tureart SL era una de las dos sociedades que Lucía Bosé mantenía en pie en el Registro Mercantil cuando murió, en 2020. La compañía había declarado en su último balance unos resultados de 52.000 euros y no mantenía actividad. Aunque Bosé era la administradora única, su hija Paola actuaba como apoderada de esta empresa.

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Además, Lucía Borloni (Bosé era su apellido materno) era la accionista mayoritaria de otra empresa, Lumi SL, administrada por su hijo Miguel. Esta entidad se dedica al alquiler de bienes inmobiliarios, pero cuenta con una sola propiedad a su nombre: la fabulosa casa familiar de Somosaguas, valorada en más de seis millones de euros.

Propiedades

La casa, una gran estructura de hormigón con amplios ventanales y rodeada de jardines, es el lugar donde se criaron los Dominguín Bosé hasta que con el tiempo se convirtió en el hogar de Miguel. Allí, según él mismo compartió en Instagram en 2018, cuenta con su propio estudio de grabación, un gallinero y espacio suficiente para sus hijos y para él cuando están en Madrid.

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Un año y siete meses después del fallecimiento de la matriarca, sus herederos reabrieron la hoja registral y actualizaron las cuentas de la sociedad. Fue el 20 de octubre de 2021 y se presentaron los documentos relativos a los ejercicios de 2018 y 2019, aunque por el momento, año y medio después de ese movimiento, los documentos siguen sin estar disponibles.

Con todo, cabe recordar que el mayor legado de la fallecida artista, que hizo del color azul su bandera, fue el cultural. Lucía Bosé fue siempre una mujer libre e inquieta, potente donde las haya y nunca dejó de tener un proyecto entre sus manos. El último fue la creación de platos de bambú y plástico en los que representaba los rostros de mujeres icónicas como Frida Kahlo, Marilyn Monroe o Greta Garbo e incluso a sí misma.

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Eran los que solía poner a la mesa mientras fue la reina y señora de su casa, en la que recibía a los amigos propios y ajenos a la hora que fuera, tal como recordaba Paloma Barrientos en estas páginas. Y daba igual ocho que ochenta: decía que lo suyo era dar de comer a la gente. En lo que tardaba en hacer los espaguetis, los invitados se encargaban de colocar platos y vasos en una mesa de madera pintada de blanco muy grande y donde cabían, fácilmente, doce personas.

Hace pocos meses, en diciembre de 2022, la familia de la actriz, pintora y escultora logró vender su famosa Casa Azul que habían puesto en el mercado a un precio inicial de 430.000 euros. Cuando salió a la venta, se puso también en alquiler, por 459 euros mensuales, precio fijado por su nieta Alma Sofía Villalta, encargada directa de gestionar la propiedad. Tras su venta, se informó de que la icónica casa sería un alojamiento de turismo rural.