Mario Vargas Llosa recupera su rutina pre-Preysler: en su casa de Perú, con Patricia y trabajando

El escenario de una familia completamente rota que se planteaba en el hogar de Mario Vargas Llosa después de que este rompiera su larga relación de cinco décadas con Patricia Llosa para comenzar un sorprendente noviazgo con Isabel Preysler ha dado ahora un giro de 180 grados. Si entonces los hijos de la pareja tomaban partido por su madre ante la nueva relación sentimental del premio nobel, una vez rota esta, Álvaro, Morgana y Gonzalo Vargas Llosa han vuelto a formar piña junto a sus padres, cuya reconciliación parece ser ya un hecho.

Pese a que cuando el 28 de diciembre del año pasado, cual broma del Día de los Inocentes, se confirmaba la separación del escritor y la reina de corazones, Patricia Llosa se mostraba muy discreta y sin querer hacer declaraciones, ambos se dejaban ver juntos a principios de febrero en Madrid. Como adelantaba Vanitatis en exclusiva, el que fuera matrimonio salía a comer a un restaurante de la capital acompañados de su hijo Gonzalo y de sus nietas.

Poco después se producía el viaje de toda la familia al completo con rumbo a París para la investidura del literato hispano-peruano como miembro de la prestigiosa Academia Francesa. La solemne ceremonia servía para poner de manifiesto una vez más una reconciliación que daban por hecha también los traductores de Mario Vargas Llosa en palabras a Europa Press, asegurando que "está muy bien, por supuesto. Patricia es una persona a la que conocemos muy bien y es importante".

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Después de que hace unos meses padres e hijos se reunieran en su antigua casa de Lima en medio de un renovado clima de calidez familiar, cada vez hemos ido viendo en más ocasiones juntos a Mario y Patricia. La última ha tenido lugar con motivo de la esperada ceremonia que ha unido en la basílica y convento de San Pedro de Lima a Josefina Vargas Llosa, la nieta de ambos, con el ingeniero mexicano Emiliano Camarena.

Con motivo de este acontecimiento, Vargas Llosa y su familia disfrutaron entonces muy unidos de los festejos de la preboda, que incluyeron un almuerzo en la capital peruana y luego, por la noche, un cóctel en el restaurante Huaca Pucllana, en el barrio de Miraflores. Al día siguiente, la familia disfrutó de un almuerzo campestre en la finca Criadero Cuarto Creciente, en el distrito de Cieneguilla. Posteriormente, era Álvaro Vargas Llosa, tío de la novia, el que compartía en sus redes sociales varias fotografías del enlace en las que en todo momento aparecían juntos Mario Vargas Llosa y Patricia Llosa.

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Un día después del enlace era otro de los hijos del escritor, Álvaro Vargas Llosa, el que utilizaba su cuenta de Twitter para transmitirnos la nueva rutina de su padre en su antigua casa de Lima, como si nada hubiera cambiado pese a lo mediáticos que han sido sus últimos años como cotizado personaje de la prensa del corazón.

"Trabajando, el día después, escoltado por el Pacífico, en el escritorio donde escribió 'Historia de Mayta' y tantas más", eran las palabras que le dedicaba un orgulloso Álvaro a su progenitor, junto a unas imágenes en las que este aparece concentrado en su labor de escritor.

Unas imágenes que ponen de manifiesto la tranquila nueva normalidad del premiado literato, alejada de aquella que relataba su ex cuando desvelaba sus intimidades diarias en un artículo que publicaba 'ABC' y en el que se desgranaban sin piedad las rutinas y manías –muchas de las que supuestamente él criticaba en su expareja– de Vargas Llosa sobre sus desayunos, sus cremas o la presencia de un mayordomo para ayudarle a vestirse cada día.

De esta nueva oportunidad entre Mario y Patricia da cuenta también el entorno de su familia en declaraciones que recoge 'El País'. "Tienen muy buena relación y es evidente que les gusta pasar tiempo juntos en familia", aseguran estas fuentes, dejando en el aire que de momento hayan reanudado al cien por cien su convivencia.