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Cuando Isabel Preysler y Patricia Llosa salían juntas por Marbella
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Cuando Isabel Preysler y Patricia Llosa salían juntas por Marbella

Hubo un tiempo en que Preysler y LLosa, que se convirtieron en rivales, tenían una excelente relación

Foto: Isabel Preysler, en una imagen de archivo. (Getty)
Isabel Preysler, en una imagen de archivo. (Getty)

Hasta que Mario Vargas Llosa no se divorció de Patricia, su figura estaba muy difuminada para el gran público. No así para el mundo literario e intelectual, que sabían que había dos caminos para llegar al escritor. Uno era la editora Carmen Balcells, de la que dijo: “Fue la persona que más me ha ayudado y que más problemas me ha resuelto”. La otra era Patricia.

Foto: Patricia Llosa y Mario Vargas Llosa, junto a su hijo Álvaro en París. (Twitter/@AlvaroVargasLl)

Si no había conexión con la editora, que a veces era difícil, la ruta era caerle bien a la mujer de Vargas Llosa. Ella se encargaba de todas las cuestiones domésticas y funcionales en la vida del escritor. No tenía teléfono móvil, ni agenda personal, ni tarjetas de crédito ni nada que cualquier persona maneja habitualmente en su vida cotidiana y profesional. Era Patricia la que le recordaba los cumpleaños de sus hijos, de los nietos, de amigos íntimos y familiares más o menos cercanos. También le compraba la ropa, organizaba los viajes y las estancias en París o Nueva York. Tenían además el piso de Madrid y las fiestas de la familia.

placeholder Mario Vargas Llosa y su esposa, Patricia Llosa, en 2010 en Estocolmo. (EFE/Claudio Bresciani)
Mario Vargas Llosa y su esposa, Patricia Llosa, en 2010 en Estocolmo. (EFE/Claudio Bresciani)

Una de las frases mantra que han escuchado quienes han tenido la oportunidad de compartir más intimidad con el matrimonio era: “Mario solo se tiene que preocupar de escribir. Nada más. Es lo que sabe hacer”, repetía Patricia.

Y así era, e incluso como se ha sabido ahora por la información que ha dado Isabel Preysler, también le dejaba la puerta abierta para sus relaciones festivas fuera del matrimonio. Este dato se conoce por la carta que Patricia envió a Preysler donde le contaba de sus infidelidades. Por alguna razón, la madre de Tamara hizo pública parte de la misiva personal.

Este cambio de manera de proceder con respecto a su relación con el que fue su pareja durante siete años ha sido quizá lo más llamativo de la ruptura. Ella misma aseguraba en la entrevista de ‘¡Hola!’ que no había resentimiento. Sí es cierto que es la primera vez que hay una puesta en escena alternativa y familiar de los Vargas Llosa al completo frente a la invisibilidad de la exnovia. Desde que se supo de la ruptura a través de la exclusiva de Preysler, las imágenes que se han visto en la prensa y en redes sociales de los hijos son de todos juntos en restaurantes o en el domicilio del centro de Madrid, donde ya se refugió en julio cuando abandonó por primera vez la mansión de Miraflores.

placeholder Isabel Preysler y Mario Vargas Llosa, en una imagen de archivo. (Getty)
Isabel Preysler y Mario Vargas Llosa, en una imagen de archivo. (Getty)

Hubo un tiempo en que las dos mujeres que se convirtieron en rivales tenían una excelente relación. En verano, el matrimonio pasaba tiempo en Marbella, y Preysler y su tribu también. Ya existía Miguel Boyer en la vida de la exmujer del marqués de Griñón, pero aún no se habían casado. Lo hicieron en 1988 y fue entonces cuando ambos matrimonios se reunían en restaurantes de moda. El preferido de todos ellos era La Meridiana, y era habitual ver mano a mano a los cuatro.

El conocimiento de Isabel y Vargas Llosa se remontaba a 1986, cuando ella se convirtió en entrevistadora de ‘¡Hola!’. Mona Jiménez, amiga del escritor y de Isabel, hizo de intermediaria para gestionar el encuentro. Como publicó Vanitatis, fue Vargas Llosa quien contaba en la revista ‘Tiempo’ la historia: “Parece que un amigo del escritor le dijo que si la marquesa de Griñón conseguía la entrevista le pagarían mil dólares por su trabajo como intermediario. Así fue. Recuerdo que me quedé muy sorprendido porque mi amigo me pidió por favor que aceptara. No entendía nada. Y no me negué porque me parecía maravilloso que a alguien le pagaran mil dólares por conseguir unas declaraciones mías”.

Tiempo después y ya separada de Carlos Falcó, le presentó a Miguel Boyer.

placeholder Miguel Boyer e Isabel Preysler, en una imagen de archivo.(EFE)
Miguel Boyer e Isabel Preysler, en una imagen de archivo.(EFE)

Esa amistad, o lo que fuera, entre Isabel y Patricia no tuvo mucho recorrido porque pronto comenzaron los rumores sobre una amistad más profunda con su marido. Y así quedó plasmado en la biografía ‘Reina de corazones’: “A finales de 1989, y ante una crisis matrimonial que parecía amenazar a los Boyer, se llegó a decir que el candidato a la presidencia de Perú podía llegar a convertirse en el cuarto marido de la reina del baldosín. En el aeropuerto de Málaga, rodeada de toda su tribu, Isabel lo negó categóricamente. Respondió que la gente tenía mucha imaginación y que había llegado a Marbella a descansar y no a hacer declaraciones sobre temas absurdos”.

Por aquello de que cuando el río suena agua lleva, Patricia Llosa aconsejó a su marido que evitara ciertos encuentros con Isabel Preysler. El consejo que le dio fue: “No creo que te beneficie que tu nombre esté en los corrillos de chismosos”. Ese mes de agosto, hubo pocas salidas con los Preysler Boyer. El tiempo fue distanciando a las mujeres, que en realidad tenían poco que ver en sus gustos, aficiones y relaciones sociales. Volvieron a encontrarse cuando murió Miguel Boyer en el funeral y en la casa de Puerta de Hierro.

El escritor ha vuelto a relacionarse con su exmujer, que se convirtió en una de las protagonistas colaterales en la ceremonia de su ingreso en la Academia Francesa. El Rey emérito y la infanta Cristina fueron otros de los invitados no familiares que acudieron al acto. Hay que recordar que el escritor, en 2010, cuando recibió el Nobel, dedicó el siguiente párrafo a la que era su mujer: “El Perú es Patricia, la prima de naricita respingada y carácter indomable con la que tuve la fortuna de casarme hace 45 años… Sin ella mi vida se hubiera disuelto hace tiempo en un torbellino caótico y no hubieran nacido Álvaro, Gonzalo, Morgana ni los seis nietos que nos prolongan y alegran la existencia”.

placeholder Mario Vargas Llosa posa junto a parte de su familia en el acto de su ingreso a la Academia Francesa. (EFE)
Mario Vargas Llosa posa junto a parte de su familia en el acto de su ingreso a la Academia Francesa. (EFE)

Ahora ha sido su primogénito, Álvaro, el que le ha dedicado palabras parecidas a su madre en sus redes sociales, donde aparece Patricia Llosa en la ceremonia: “A nadie deben mi padre y su obra tanto como a ella. Mi padre lo ha proclamado muchas veces en público, nos lo repite a menudo en privado. Nadie merecía estar en primera fila más que ella. La mujer de su vida, dicen los cursis. No solo los cursis. Los inmortales también”.

El círculo se ha cerrado para Patricia y Mario y también para Isabel Preysler, que ya tiene un nuevo capítulo de su vida que comenzar sin el nobel.

Hasta que Mario Vargas Llosa no se divorció de Patricia, su figura estaba muy difuminada para el gran público. No así para el mundo literario e intelectual, que sabían que había dos caminos para llegar al escritor. Uno era la editora Carmen Balcells, de la que dijo: “Fue la persona que más me ha ayudado y que más problemas me ha resuelto”. La otra era Patricia.

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