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Marisa Paredes antes de Almodóvar: su amistad con Ramón Mendoza y sus noches en el Aviador
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Marisa Paredes antes de Almodóvar: su amistad con Ramón Mendoza y sus noches en el Aviador

Marisa Paredes falleció de repente, dejando impactados a los que la conocíamos. Aparentemente tenía una buena salud y su vida privada se centraba en su familia,

Foto: Marisa Paredes, en un fotograma de 'La flor de mi secreto'. (CP)
Marisa Paredes, en un fotograma de 'La flor de mi secreto'. (CP)

Marisa Paredes falleció de repente, dejando impactados a los que la conocíamos. Aparentemente, tenía una buena salud y su vida privada se centraba en su familia, sus amigos y desde hace tres años en la nieta. Ejercía de abuela en el sentido más amplio de la palabra. La última vez que coincidimos fue en el Teatro Español. Poco tiempo para hablar, pero lo justo para enseñar una foto de la que aseguraba: "es la única que puede despertarme si estoy echando la siesta". Se refería a Telma, la hija de su hija María Isasi. Una niña castaña rubita con una sonrisa amplia. "Me trae loca". Sonó el timbre para entrar en la sala y nos despedimos.

Ese teatro tenía para ella un significado importante. Decía que cada vez que entraba en el recinto le volvía la nostalgia. Muy cerca había pasado parte de la primera etapa de su vida, y estaba llena de recuerdos afectivos y, años después, laborales.

placeholder Juan Mayorga abraza a María Isasi Isasmendi en la capilla ardiente de Marisa Paredes. (EFE)
Juan Mayorga abraza a María Isasi Isasmendi en la capilla ardiente de Marisa Paredes. (EFE)

Su madre trabajaba en la portería de uno de los edificios de la plaza de Santa Ana. El padre, en la fábrica El Águila, que servía cerveza al hotel Reina Victoria y a Casa Alberto. Cuando se la entrevistaba explicaba que ese siempre fue su barrio, aunque con el tiempo se trasladara con su pareja a otra zona de Madrid. Tenía querencia por esta zona de sus recuerdos. Solía cerrar los encuentros profesionales con los periodistas en el hotel de la plaza que mira al Teatro Español. Y si no era posible, elegía el Palace, también con historias sentimentales a cuestas.

En los 80 era fácil verla en Cock, el bar de la calle de la Reina, cuando acababa un estreno. Allí se juntaban varias tribus. La de Almodóvar, la de la farándula en general y la de los Pinos. Todos en armonía hasta que llegaba la hora de aparecer por Bocaccio para ver y ser vistos. Esa era más o menos la agenda lúdica.

placeholder Marisa Paredes, en su juventud. (Gtres)
Marisa Paredes, en su juventud. (Gtres)

Pero a Marisa le gustaba otro lugar que no formaba parte de la ruta habitual de los actores. Era El Avión, un lugar del que eran habituales Luis Eduardo Aute, Joaquín Sabina y periodistas que cuando cerraban las ediciones del día siguiente de sus periódicos se reunían allí. La característica del local es que además de servir alcohol se despachaban pipas, y de madrugada el suelo era una alfombra de cáscaras que hacía que las pisadas o el bailoteo sonaran a cañas. Marisa Paredes se dejaba caer de vez en cuando.

Era una mujer que se cuidaba mucho y que no sucumbió de joven a los excesos de la movida loca, como otros de sus colegas que acabaron con destrozos de salud y también sentimentales. Tuvo sus devaneos amorosos y estacionales que sirvieron (decía) para saber lo que no quería. Oficialmente, en su guía de amor solo aparecen Isasi Isasmendi, padre de su hija, y Chema Prado, la pareja con la que compartió los años de serenidad. Salvo su círculo más privado, que seguramente lo supo, nunca fue oficial su relación con Fernando Fernán Gómez más allá de una amistad profunda que les hizo inseparables. Hay quien la definía como una mujer distante y no lo era. Quizá selectiva.

placeholder Ramón Mendoza, expresidente del Real Madrid. (CP)
Ramón Mendoza, expresidente del Real Madrid. (CP)

Elena Benarroch, las hermanas Zunzunegui o Ramón Mendoza, que no tenían que ver directamente con el mundo del cine y del teatro, formaban parte de su grupo afectivo. Ese hilo de unión habría que buscarlo en un tercer nombre que nada tenía que ver con la actriz. Se trataba del diseñador Armani, amigo del que fuera presidente del Real Madrid y que se asoció con las Zunzunegui y tuvieron la concesión de la firma que vistió a Paredes en muchas de sus grandes apariciones.

Marisa Paredes falleció de repente, dejando impactados a los que la conocíamos. Aparentemente, tenía una buena salud y su vida privada se centraba en su familia, sus amigos y desde hace tres años en la nieta. Ejercía de abuela en el sentido más amplio de la palabra. La última vez que coincidimos fue en el Teatro Español. Poco tiempo para hablar, pero lo justo para enseñar una foto de la que aseguraba: "es la única que puede despertarme si estoy echando la siesta". Se refería a Telma, la hija de su hija María Isasi. Una niña castaña rubita con una sonrisa amplia. "Me trae loca". Sonó el timbre para entrar en la sala y nos despedimos.

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