El vestido de novia de Lucía Domínguez Vega-Penichet: velada, mangas de plumeti y falda escalonada

Rodeados de un porrón de famosos, Lucía Domínguez Vega-Penichet y Álvaro Gomis son los protagonistas de una de las bodas de la temporada. Ya son marido y mujer. La pareja se ha dado el 'sí, quiero' en la céntrica iglesia de Santa Bárbara en Madrid. Un enlace esperadísimo que ha reunido a lo más granado de la sociedad de nuestro país con representantes de la élite empresarial y la aristocracia.

Organizada bajo la más absoluta discreción, tal y como adelantó Vanitatis, la boda tenía lugar hoy, 20 de mayo, a las 8 de la tarde en el citado templo. No solo es una de las iglesias más solicitadas de la capital, sino que es de las pocas con capacidad de sobra para de acoger enlaces con más de 300 invitados. Una vez concluida la ceremonia religiosa, los recién casados, acompañados de familiares y amigos, ponían rumbo al exclusivo club Puerta de Hierro de Madrid.

Pongámonos en antecedentes. Lucía, la novia, es amiga íntima de Tamara Falcó y Ana Boyer, pero además proviene de una de las familias más numerosas de la jet, los Vega-Penichet. Experta en marketing, es la pequeña de tres hermanos e hija del arquitecto José Antonio Domínguez Urquijo y de Graciela Vega-Penichet. El novio, por su parte, cuenta con una pandilla de amigos vip: los hermanos Felipe y Carlos Cortina (el primero es socio del novio en Jimmy Lion), Álvaro Falcó y su mujer, Isabelle Junot, o Alonso Aznar, el hijo menor de José María Aznar, expresidente del Gobierno, y Ana Botella.

Al igual que de la boda, del vestido de la novia se esperaba mucho y podemos confirmar que Lucía Domínguez Vega-Penichet no ha defraudado con su elección. El secreto mejor guardado escondía tres ingredientes: originalidad, personalidad y estilazo.

Sonriente y asombrada por la gran cantidad de curiosos y medios de comunicación congregados a las puertas del templo madrileño, la joven experta en marketing ha sorprendido a todos los allí presentes al bajarse del coche acompañada de su padre y padrino, José Antonio Domínguez Urquijo, y descubrir cómo era el traje nupcial que había elegido para dar el 'sí, quiero' a su prometido. ¿Su creadora? Isabel Nuñez, el alma de la marca Inuñez.

Combinando varios materiales diferentes en su corte, el tul con estampado de plumeti en las mangas y el crepe para el cuerpo y la falda, les unía la nota cromática: el blanco. A pesar de lo llamativo del diseño, Lucía no ha renunciado al color por antonomasia para novias y con él ha teñido el resto de elementos que componen su estilismo como son el velo, la corona de flores y los zapatos. "Es un vestido de corte clásico, pero muy modernos en sus elementos", ha contado la diseñadora a Vanitatis.

Entremos en detalle. A modo de falso escote velado, tanto esa pieza como las mangas del vestido de novia de Lucía Domínguez Vega-Penichet están confeccionadas con un tejido de tul semitransparente decorado con plumeti, uno de los preferidos en el armario nupcial. De ahí, un escote asimétrico por un lado liso y por otro con costuras drapeadas que se extendían por el torso daba forma a la parte superior del traje. A la altura de las caderas comenzaba la falda. De patrón amplio en línea 'A', estaba compuesta por volantes fruncidos a modo de modelo escalonado. El bajo quedaba a ras de suelo y ocultaba el calzado.

Así lo explica Isabel Nuñez: "La falda está realizada en tafeta de seda trabajada en paneles fruncidos a diferentes alturas y sin cola. El cuerpo todo realizado en una malla bordada en cristal hielo y con un juego de cortes oblicuos y asimétricos que combina con un drapeado en tafeta dándole continuidad a la falda".

Precisamente en el terreno de los accesorios (y con ausencia de joyas importantes más allá del anillo de compromiso) destacan dos: el velo y la corona de flores. La novia ha lucido un semirrecogido con ondas y, por ende, parte de su melena suelta. Aderezando el peinado, una corona floral divida en dos secciones que nos ha recordado a la de Carolina de Mónaco en su boda con Stefano Casiraghi. Un velo de tul cubriendo el rostro y un ramo de flores silvestre han completado el atuendo nupcial de la gran protagonista de la jornada en la iglesia de Santa Bárbara.