La boda de Julieta en Granada: un vestido de novia con capa de flores, muchas perlas y unas bailarinas de Zara
Julieta confió a ciegas a Helena Mareque su look nupcial y acertó de pleno. Romántica, con mucha personalidad y fiel a su estilo, esta novia causó sensación el día de su boda
La historia de amor de Julieta y Joaquín es de las que ya no quedan. "Nos conocimos cuando ambos estudiábamos en el instituto e iniciamos una amistad muy bonita, yo tenía 16 años y él 18. Al poco tiempo volvimos a coincidir, retomamos la amistad, pero poco a poco vimos cómo sentíamos cosas bastante más intensas y surgió la chispa", cuenta la novia de esta boda.
Novios de toda la vida, un total de 9 años, hasta que llegó la petición de mano. "Fue en junio de 2023. No fue la manera más loca ni extravagante o romántica, pero para mí, nos diferencia bastante y transmite lo que realmente somos, dos personas totalmente naturales que se quieren y que quieren pasar el resto de su vida juntos". Durante un viaje por Francia, Joaquín llamó a Julieta para enseñarle algo de su maleta y ese algo era el anillo de compromiso.
Lo curioso de su boda es que Julieta sueña con ser un día wedding planner. "Ahora mismo estamos bastante motivados y trabajando en crear nuestra propia empresa de organización de eventos. La idea es empezar con las bodas y si hay suerte, extenderla a otros eventos". Una novia que montó su boda con el objetivo de un día cercano montar los enlaces de otras parejas.
Joaquín, de 30 años, y Julieta, de 28 años, marcaron su gran día para el 20 de abril de 2024. Tanto la ceremonia civil como la celebración tuvo lugar en La Bobadilla, a Royal Hideaway, un complejo hotelero de cinco estrellas ubicado en Loja, Granda.
Sin expectativas sobre cómo sería su boda ("partiendo de la base de que Joaquín no quería casarse, nuestras ideas eran muy sencillas, pero tengo que reconocer que, a diferencia de él, yo siempre soñé desde niña con un enlace de película"), Julieta logró que ese día, fuera el más feliz de su vida.
Lo mismo con su vestido: no sabía lo que quería hasta que conoció a Helena Mareque, la diseñadora de su look nupcial y una eminencia en el sector. "Llegué con miles de ideas revoloteándome la cabeza, lo cual es peligroso, muy peligroso, porque plasmar todo lo que quieres en un vestido sin ni siquiera saber si te favorece no es lo mejor. Las ideas estaban totalmente solapadas unas con otras en mi cabeza, sin combinar incluso y sin forma ninguna. Buscaba inspiración constantemente en Instagram y en Pinterest, y fue mi mayor error. Todo me gustaba, pero con nada me identificaba. Hasta que conocí a Helena".
La diseñadora enseguida vio que Julieta era un mar de dudas, "buscaba la mirada de mi madre y de mi abuela como diciendo, '¿estáis viendo lo mismo que yo? No sabe lo que quiere'", y le dijo sincera: "No voy a hacer lo que quieres porque no encaja con tu personalidad; si quieres que te haga el vestido, tendrás que confiar en mí". Así, Julieta sintió una conexión con Helena y decidió que sería ella quien crearía el traje más importante de su vida.
"Ella, tan segura, me hizo pasar al probador y empezó a enseñarme telas y formas, et voilà, ese día, allí, en la primera cita con la primera diseñadora, ya tenía mi vestido y estaba completamente enamorada de él". Acto seguido, la novia canceló el resto de citas y se dejó llevar por el ojo experto de Mareque.
"Tardamos minutos en empezar y terminar el proceso creativo de mi vestido de novia. Sé que es increíble, pero así de sencillo fue trabajar con ella. Creo que eso demuestra claramente lo profesional y artística que es. Cuando naces para algo lo llevas en la piel, en los sentidos y en cada rincón de ti, lo llevas por bandera. Solo le bastó conocerme y hablar conmigo para crear mi vestido", confiesa Julieta.
Con dos piezas principales: un vestido de escote halter sin mangas que combinaba diferentes materiales y texturas en su corte y acababa en línea A con una abertura trasera en la falda, y una capa confeccionada con un tejido de gasa bordado con flores en relieve cortadas al bies y cosidas una a una de manera artesanal. "Julieta eligió mezclar diversos tejidos para dar volumen a su vestido y el resultado fue maravilloso", detallan en las redes sociales de Helena Mareque.
Además, del taller de la diseñadora ubicado en Madrid salieron también unos manguitos en el mismo material que la capa que Julieta se pondría para la fiesta una vez que esa pieza desapareciese de su estilismo.
Desafiando las supersticiones que envuelven a las novias, Julieta apostó por las perlas para sus accesorios. "Llevé unos pendientes de M de Paulet largos con perlas, un brazalete muy delicado que me compré en un mercado navideño mientras paseaba con mi cuñada en Boston y unas sandalias de Blue by Betsey Johnson con más perlas en el tacón".
En cuanto al ramo, "tenía claro que no quería colores por el entorno natural donde iba a celebrarse la boda. Cuando fui a la cita con Linda Bambolina para conocernos y transmitirle lo que pensaba, me entendió al momento".
El día de su boda, Julieta se arregló en una de las suites del hotel, allí tuvo lugar la sesión 'beauty'. "Me peinó el equipo de Culture Salón de Granada. Una coleta supersencilla con ondas y decorada con unas perlitas alrededor. El maquillaje fue lo que más me costó encontrar y sentirme cómoda… Reconozco que soy una mujer que se maquilla muy poco y pedir eso, un makeup sencillo y natural, no es fácil. Probé con un par de equipos y nada, no me convencieron los resultados. Se lo conté a mi suegra, y ella, que es antigua maquilladora profesional y esteticista ya retirada, se ofreció a venir a casa y hacerme una prueba. Dio con la tecla al instante porque me conoce bastante", cuenta.
"Decidí que fuese mi abuelo quien me acompañase al altar. Es una persona muy especial en mi vida y elegirle fue una manera de darle un reconocimiento por el amor y la dulzura con los que siempre me trató desde pequeña".
El tiempo resultó ser una de las preocupaciones los días previos al enlace. "Llevaba dos semanas enganchada al tiempo meteorológico como una loca y nos daba lluvia el día de la boda. Todo el mundo nos decía: 'No va a llover chicos, ya lo veréis'. Y nos consolaban con la típica frase de 'si llueve significa fortuna para los novios'. Cuando llegué al hotel por la mañana el día de antes, me perdí por uno de sus tantos descampados e hice el supertruco de María Pombo, bautizado como el 'antilluvia'. Por si no lo conocéis, es básicamente una cruz de sal gruesa y un cuchillo clavado en el centro. A esto le añadí unas palabritas propias para intensificar el hechizo y concentré toda mi energía allí. Y bueno, llovió, sí, pero cuando ya había pasado todo lo necesario en el exterior y solo quedaba la fiesta, que era en interior, así que siento que verdaderamente se cumplió el hechizo y aguantó bastante por nosotros".
De la ceremonia civil ("la capilla no estaba consagrada y en un principio quisimos hacer una boda religiosa, pero finalmente no fue posible por los permisos del obispado de la zona"), Julieta recuerda mucha emoción y algún que otro fallo en el guion. "Hablo todo el rato de la boda soñada, pero no perfecta, porque ni mucho menos lo fue y esto es algo que me encanta. De las cosas más imperfectas que pasaron fue por ejemplo en la ceremonia. La prima hermana de Joaquín, la encargada de portar los anillos por ser la más pequeña de la familia, llevaba la cesta de flores sin los anillos en cuestión. Resulta que los pobres anillos se habían quedado en la habitación… Fue un pequeño despiste que rápidamente solucionó la wedding planner de Trilby Events y en cuestión de segundos ya estábamos colocándolos en nuestras manos", rememora.
Convertidos en marido y mujer, Julieta y Joaquín saltaron a la celebración junto a sus familiares y amigos. "Tuve mi boda soñada en un lugar precioso y con una decoración muy linda de mano de Linda Bambolina. Todo sucedió en un entorno natural y al más puro estilo andaluz, que era algo que quería marcar, muchas flores, mucho verde, gente riendo y bailando y saltando, gritos, llantos, lluvia, sol, nublado, calor… Tuve todo. Y lo mejor fue que el equipo de fotógrafos de La Huella Que Dejas que nos acompañaron, plasmaron a la perfección toda la naturalidad, la belleza, el amor y diversión de nuestro día con un trabajo increíble".
"En la celebración recuerdo que empezó a llover justo después del baile nupcial y después de tirar el ramo, estábamos todos sin dar crédito porque parecía que estaba la lluvia esperando y cediendo a todos esos momentos. Realmente era lo que sucedía, la lluvia no quería arruinarnos el momento, así que estoy agradecida a la naturaleza. Nos dio muchas risas".
Justo cuando el banquete había terminado, Julieta se soltó la melena, se quitó la capa de Helena Mareque, colocó los manguitos y cambió sus sandalias por "unas bailarinas de tejido superbonitas de Zara para estar cómoda".
Para el primer baile, los recién casados escogieron 'No puedo vivir sin ti', de Los Ronaldos, cantada por la banda que contratamos, Anclados. "Estos chicos son de Madrid y ya los conocíamos porque cantaron en la boda de mi hermana. Fue muy divertido porque confiamos el uno del otro y no quisimos preparar nada para que fuera más natural. Tengo que admitir que el resultado fue perfecto, cuando hay conexión se nota y todo fluye más fácil".
Dejamos atrás la boda de Julieta con sus recomendaciones para futuras novias. "Primero les diría que no busquen inspiración de vestidos; si de verdad vas a hacer un vestido con una diseñadora, y más si es Helena Mareque, ve con la mente en blanco y déjate llevar porque es un proceso creativo que está para eso, para dejarnos llevar por gente que de verdad entiende de su trabajo y quiere lo mejor para ti en ese día".
"También les diría que hay cosas que no se pueden controlar, como el tiempo, pero que lo más importante, te llueva o no, es entender que ese día es para que tú y tu pareja disfrutéis con vuestra gente, y os aseguro que así es cómo tuve el sol brillándome en cada esquina de mi piel. Y, por último, pero no menos importante: dormir, dormir mucho y dejar todo hecho y cerrado la semana antes de la boda, incluidas las pruebas de peinado y maquillaje; que no os digan lo contrario porque es fundamental en la semana de la boda relajarse y dejar que las cosas fluyan".
La historia de amor de Julieta y Joaquín es de las que ya no quedan. "Nos conocimos cuando ambos estudiábamos en el instituto e iniciamos una amistad muy bonita, yo tenía 16 años y él 18. Al poco tiempo volvimos a coincidir, retomamos la amistad, pero poco a poco vimos cómo sentíamos cosas bastante más intensas y surgió la chispa", cuenta la novia de esta boda.
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