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Doña Sofía, bastión de la unidad familiar, y su británica 'tía secreta'
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hoy cumple 77 años

Doña Sofía, bastión de la unidad familiar, y su británica 'tía secreta'

La Reina emérita, que hoy cumple 77 años, se ganó el cariño de los españoles incluso en los momentos más difíciles para la Corona; y sigue siendo la persona mejor valorada de La Zarzuela

Foto: La Reina Sofía en un montaje realizado por 'Vanitatis'
La Reina Sofía en un montaje realizado por 'Vanitatis'

Si ha sido ejemplar en el desempeño de su tarea como reina consorte de España (1975-2014), no menos ejemplares son sus primeros pasos como 'reina madre' durante los últimos casi dieciocho meses. La Reina Sofía, que hoy cumple 77 años, se ganó el cariño de los españoles incluso en los momentos más difíciles para la Corona; y sigue siendo actualmente la persona mejor valorada de La Zarzuela.

La Reina Sofía, como se ha repetido en numerosas ocasiones, es el 'patrón' a seguir; el mejor 'manual práctico' para una reina consorte que trate de ejercer sus funciones con entrega y generosidad, con sinceridad y nobleza, con inteligencia y corazón.

Aunque sonó a una cierta retórica, exigida quizá por el protocolo, así lo reconoció públicamente también la Reina Letizia —su sucesora—, el 3 de agosto pasado, después de entregar el Premio Joaquín Ruiz-Jiménez a Doña Sofía, en reconocimiento a sus 44 años como presidenta de honor de Unicef en España: “Le acabo de entregar el premio Joaquín Ruiz-Jiménez a la Reina Sofía, a mi suegra (y creo que nunca la palabra suegra ha sonado mejor), por dedicar una vida entera a poner encima de la mesa algo tan importante como el bienestar al que todos los niños tienen derecho. Un trabajo, un esfuerzo ejercido con dignidad y solvencia. Gracias, de corazón, gracias. Me lo has puesto muy difícil”.

Independientemente de la agenda oficial que su hijo, el Rey Felipe, ha dejado en manos de Doña Sofía durante estos casi dieciocho meses, es evidente que la tarea más importante a la que se ha dedicado con más empeño ha sido —y es— a la de madre y abuela. Así lo hizo también hasta el 19 de junio de 2014, histórica fecha de la abdicación del Rey Juan Carlos. Sin embargo, esa ha sido —y es— la mayor responsabilidad que ha asumido como 'reina madre' y la que absorbe más minutos de cuantas jornadas han transcurrido desde hace año y medio.

La familia es lo primero

En la etapa más difícil para el mantenimiento de la unidad familiar, como es la actual para la Casa de Borbón, Doña Sofía es la que se ha 'arremangado' de nuevo para actuar como lubricante en las difíciles relaciones entre hermanos, entre primos, entre cuñados… Ella y su hija Elena, que también ha experimentado en primera persona lo que significa una ruptura familiar.

No en vano, a escasas fechas del 19 de junio de 2014, la aún Reina Sofía viajó a Ginebra para acompañar a su hija Cristina en la fecha de su 49 cumpleaños; allí volvió también cuatro días después de la abdicación. Y a ello ha dedicado la mayor parte de su estancia estival en Palma de Mallorca, más larga que en años anteriores, rodeada en un momento u otro de todos sus nietos.

Algo de ello hubo, también, en los actos celebrados en Atenas, en septiembre de 2014, con motivo de las bodas de oro de su hermano Constantino. O en mayo pasado, cuando viajó una vez más a Ginebra (con su hija Elena y su hermana Irene) para asistir a la primera comunión de su nieta Irene Urdangarin. Además, algo tuvo que ver la 'reina madre' para que su hija Cristina y su nieta Irene acudieran ese mismo mes de mayo a La Zarzuela, a la celebración de la primera comunión de la princesa de Asturias.

Y en fin, entre otras muchas iniciativas que quedarán en el anonimato, merece la pena recordar que el pasado 13 de junio también viajó la Reina Sofía (con su hija Elena) a Ginebra, con motivo del 50 cumpleaños de Cristina.

Salvo en actos de carácter oficial y en alguno privado, como la competición de veleros clásicos en Rías Baixas y su interés por adquirir uno de 1929 en Finlandia, al Rey Juan Carlos no se le ha visto en estas lides familiares.

Algo más que la exigente formación

Con frecuencia se suele explicar esta dedicación de Doña Sofía a la familia recordando la rigurosa educación que recibió de niña, desde el exigente internado de Salem (1951-1955) hasta sus prácticas como joven enfermera en la maternidad de Mitera (Atenas). Como si esa base educativa actuara cual piloto automático en la gestión de todos los asuntos de su vida…

Ciertamente, el método Kurt Huhn del internado de Salem tuvo que dejar huella en la personalidad y el carácter de una jovencita de 14 años. No en vano se orientaba toda la vida colegial a despertar la responsabilidad personal de los alumnos y las alumnas, a afrontar las consecuencias de sus propias decisiones, a exigirse en el cumplimiento de sus obligaciones y a ser tenaces a la hora de lograr los objetivos marcados.

Sin embargo, no es menos cierto que, a la hora de trasladar esas enseñanzas al día a día de su propia vida, es preciso realizar libremente un ejercicio de su propia volunad para interpretar ese código de valores y no otro, probablemente más atractivo por menos exigente. Doña Sofía ha hecho vida de su vida esos valores; y su coherencia ha sido reconocida por la inmensa mayoría de los españoles.

Joyce, la 'tía secreta' de Doña Sofía

Más que en las escuelas de Psychico o en el distinguido internado de Salem, es probable que Doña Sofía haya sabido apreciar el valor de la unidad familiar en su propia casa, en Atenas. Una joven dinastía (1863) que hunde sus raíces en las casas de Glücksburg, Oldenburgo y Hesse Kassel, emparentada con la realeza —con corona o sin ella— de la mayoría de los países europeos.

Una dinastía cuyos sucesivos soberanos y consortes se preocuparon muy mucho de mantener frecuentes reuniones familiares y —aunque no lo lograron por completo— una muy buena armonía entre todos ellos. Incluso en los casos más delicados, como fue el de la 'tía secreta' de Doña Sofía, Joyce Wallach. Una mujer que se vio arropada siempre por la familia real griega.

Cuando nació Doña Sofía (1938), en el entorno familiar del rey Jorge II (hermano de su padre, el rey Pablo I de los helenos desde 1947) vivía una señora llamada Joyce Wallach —y su hija Paula—, igualmente conocida como Joyce Brittain-Jones; o simplemente como señorita Brownd (por el nombre de un conocido hotel de Londres), apelativo que también utilizó ocasionalmente el rey Jorge II en algunos actos fuera de Grecia.

Joyce Wallach estaba casada con un militar británico de las fuerzas especiales, Jack Brittain-Jones, al servicio de Freeman Freeman Thomas, marqués de Willingdon, gobernador general y virrey de la India entre 1931 y 1936. Joyce conoció en 1930 al rey Jorge II de Grecia, que transitaba por el primero de sus dos exilios como monarca. Y muy pronto se divorció para unirse a los destinos del rey griego, primero en Londres y después, cuando Jorge II regresó a Grecia (1935), en Atenas. Joyce Wallach residió en el palacete de verano de los soberanos griegos, en Tatoi. La pequeña Sofía de Grecia no tenía aún tres años cuando su familia (incluida Joyce Wallach) volvió a exiliarse, a causa de la ocupación alemana (1941), rumbo a Creta y posteriormente a Egipto y Sudáfrica.

placeholder La Reina Sofía junto a sus dos hermanos (Casa Real)

Periodista y escritor

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Si ha sido ejemplar en el desempeño de su tarea como reina consorte de España (1975-2014), no menos ejemplares son sus primeros pasos como 'reina madre' durante los últimos casi dieciocho meses. La Reina Sofía, que hoy cumple 77 años, se ganó el cariño de los españoles incluso en los momentos más difíciles para la Corona; y sigue siendo actualmente la persona mejor valorada de La Zarzuela.

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