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El angustioso llamamiento de la princesa Latifa para que investiguen el secuestro de su hermana
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El angustioso llamamiento de la princesa Latifa para que investiguen el secuestro de su hermana

La princesa Shamsa fue capturada hace 20 años en Cambridge por agentes de su padre, el emir de Dubái, y desde entonces nunca ha vuelto a ser vista en público

Foto: La princesa Latifa. (Cordon Press)
La princesa Latifa. (Cordon Press)

“Todo lo que les pido es que, por favor, presten atención a su caso porque podría conseguir su libertad (…)”. “Ella tiene fuertes lazos con Inglaterra, ella realmente ama a Inglaterra, todos sus más gratos recuerdos son de los tiempos que pasó allí”. “La mantuvieron incomunicada, sin fecha para su puesta en libertad, sin juicio, sin cargos”. “La torturaron azotándole los pies”.

Quien hace esta súplica en una carta manuscrita dirigida a la policía de Cambridge (Reino Unido) es la princesa Latifa, de 35 años, hija del emir de Dubái, el jeque Mohamed bin Rashid Al Maktoum, de 71 años, recluida en una villa desde que, en marzo de 2018, intentó escapar por mar de ese emirato integrado en los Emiratos Árabes Unidos. El emir es también el primer ministro y ministro de Defensa de los EAU.

Latifa intercedió así por una de sus hermanas, la princesa Shamsa, de 39 años, que hace algo más de dos décadas también trató de huir de un padre autoritario, pero fracasó. Insta en su misiva a la policía a esforzarse en su investigación sobre la desaparición de Shamsa en Cambridge el 19 de agosto de 2000. La carta fue desvelada el jueves 25 por la BBC británica, que días antes también dio a conocer los vídeos grabados a escondidas por Latifa en los que cuenta su cautiverio en una villa. La redactó en 2019, pero tardó en llegar al grupo de residentes en el Reino Unido que luchan por la libertad de la princesa. Estos la remitieron el miércoles a la comisaría de Cambridge, según confirmó la propia policía.

De los 30 hijos que el emir ha tenido con seis mujeres, Shamsa era una de las que aspiraba a vivir su vida fuera de la corte y a estudiar una carrera. Dos meses antes de su desaparición, cuando estaba de vacaciones en el Reino Unido, se puso al volante de un todoterreno Range Rover y condujo hasta los límites de la extensa propiedad de su padre en Longcross (Surrey). Ahí se le perdió el rastro.

Un marcha planeada

Nueve meses antes de esa fuga, Shamsa había dado cuenta de sus intenciones a su prima Fátima Essabri, que residía en Londres y ahora se llama Marcus. “Estoy pensando en huir”, le escribió desde Dubái en una carta el 16 de septiembre de 1999. “Sé que eso no resolverá mis problemas”, reconocía, no obstante, en su misiva publicada años después por 'The Sunday Times'. La adolescente se mostraba especialmente “enojada y decepcionada” porque su padre le prohibiese cursar estudios superiores. “Sabes que ni siquiera me preguntó qué me interesaba; solo me dijo que no”, se lamentaba.

Para localizar a su hija fugada, el emir contrató entonces a un equipo de detectives privados y hombres de mano. Cuatro de ellos la capturaron en plena calle, a las puertas del University Arms Hotel de Cambridge, en el que se alojaba. De ahí fue trasladada a la fuerza a una finca de su padre cerca de Newmarket (Suffolk) y, a la mañana siguiente, un helicóptero la recogió para llevarla hasta un aeropuerto del norte de Francia donde la esperaba un jet privado que la repatrió a Dubái.

placeholder La princesa Shamsa, en una imagen de archivo.
La princesa Shamsa, en una imagen de archivo.

Desde entonces no ha vuelto a ser vista en público. Latifa, que en 2002, con tan solo 16 años, intentó por primera vez escapar de Dubái, fue finalmente liberada por su padre en 2008. Entonces pudo volver a ver a Shamsa. “Había que llevarla de la mano”, recordaba en un vídeo aquel encuentro con su hermana. “No podía abrir los ojos… Le dieron un montón de pastillas para controlarla”. “Esas pastillas la convertían en un zombi”.

Una princesa vulnerable

La BBC, que ha puesto especial empeño en investigar la suerte de las princesas, consiguió que la corte del emir Al Maktoum le contestase en 2018 que la princesa Shamsa era “adorada y apreciada”. Al año siguiente, el emir se pronunció, por primera vez, sobre la suerte corrida por su hija. Se declaró “aliviado” por haber localizado a Shamsa en Cambridge y la que describió como “vulnerable” ante el Tribunal Superior londinense que zanjó su divorcio con la princesa Haya bint Al Hussein. Esta, su sexta mujer, huyó de Dubái en mayo de 2019 junto con sus dos hijos.

Al tribunal no le debió convencer la declaración del emir. En su sentencia de divorcio recalcó, hace dos años, que el jeque Al Maktoum secuestró a sus dos hijas y las retuvo contra su voluntad. El veredicto, que constituye casi un acta de acusación contra el emir, ha reactivado la investigación policial sobre la desaparición de la princesa Shamsa que llevaba años estancada.

Esta se inició al año siguiente de la desaparición de Shamsa cuando la princesa logró contactar en el Reino Unido con un abogado especializado en extranjería que acudió a la comisaría de Cambridge. El emir no autorizó a los agentes a viajar a Dubái para entrevistarse con la princesa y seguir adelante con la investigación. Además, en aquellos años, “los colaboradores del jeque hicieron gestiones ante el Ministerio de Asuntos Exteriores” británico, señala la BBC.

placeholder La princesa Shamsa, en una imagen de archivo.
La princesa Shamsa, en una imagen de archivo.

La sentencia deja en mal lugar a la policía británica por no haberse esforzado lo suficiente, pero la que peor sale librada es Mary Robinson, la expresidenta de Irlanda que también fue Alta Comisionada para los Derechos Humanos de la ONU. A finales de 2018 aceptó la invitación del emir de Dubái y viajó hasta allí para almorzar con la princesa y dar fe de las atenciones y cuidados que recibía. Ahora reconoce que fue “horriblemente engañada”.

En 2000 Shamsa fue pionera en su intento de librarse de su progenitor. Su hermana Latifa trató de seguir su ejemplo en dos ocasiones, la primera en 2002, y su padre la mantuvo encerrada hasta 2008, y de nuevo diez años más tarde. Capturada en aguas de la India en marzo de 2018, a día de hoy aún permanece recluida o, mejor dicho, “secuestrada”, como denuncia ella misma en los vídeos divulgados el 16 de febrero.

Free Latifa, el grupo de apoyo fundado en el Reino Unido, cuenta con la movilización internacional para obtener su liberación y la de Shamsa. Por ahora es, al menos en apariencia, más bien escasa. Dominic Raab, el jefe de la diplomacia del Reino Unido, reconoció que el caso de Latifa es “preocupante” y que las imágenes de los vídeos son “muy angustiosas”. “La gente quiere ver que está viva y bien”, concluyó. El portavoz del Alto Comisionado para los Derechos Humanos anunció que pronto formulará preguntas a los Emiratos sobre lo sucedido a la princesa Latifa, mientras que el Grupo de Trabajo de la ONU sobre Detenciones Arbitrarias indicó que estaba analizando los vídeos que podrían dar pie a la apertura de una investigación.

“Todo lo que les pido es que, por favor, presten atención a su caso porque podría conseguir su libertad (…)”. “Ella tiene fuertes lazos con Inglaterra, ella realmente ama a Inglaterra, todos sus más gratos recuerdos son de los tiempos que pasó allí”. “La mantuvieron incomunicada, sin fecha para su puesta en libertad, sin juicio, sin cargos”. “La torturaron azotándole los pies”.

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