El rey Juan Carlos, una Escarlata O'Hara que "nunca más volverá a pasar hambre"
En la serie 'Los Borbones' se muestra cómo el exmonarca fue criado bajo un control exhaustivo de sus gastos, lo que le llevó a tener una relación "patológica" con el dinero
Es una imagen muy potente; la recordarán. Escarlata O’Hara, a contraluz en sus tierras de Tara, grita al viento que nunca más volverá a pasar hambre. Ya tenga que mentir, ya tenga que robar. Pues así mismo describe a Juan Carlos I el periodista y politólogo José García Abad en ‘Los Borbones, una familia real’, la docuserie sobre la Corona que emite La Sexta desde este martes.
Como Escarlata… Don Juan Carlos ha sido un rey cuya familia todo lo tuvo y todo lo perdió, un personaje con ansiedad ante el dinero, un hombre que hará lo que sea por no volver a sufrir de pobre. “La relación de Juan Carlos I con el dinero es patológica”, sentencia José María Olmo, periodista de investigación de El Confidencial.
Y bajo esta premisa se nos muestra al que fuera rey de España y todos sus tejemanejes para obtener dinero. Desde pequeño pasó penurias. Su casa en Portugal, Villa Giralda, donde él casi no vivió porque estaba internado en Suiza, “era un chalecito mono, de clase media acomodada”, narra Carmen Enríquez, especialista en Casa Real, “si lo comparamos con otras coronas europeas, no hay color”.
Pobreza aristocrática
“Teníamos que vender joyas para sobrevivir”, se escucha decir al propio Juan Carlos en una de las múltiples entrevistas que se reproducen en este capítulo. En el documental no solo hablan los expertos y los testigos de excepción, también se han recuperado imágenes de archivo, íntimas y familiares, y declaraciones de los propios reyes eméritos que asombran. Como las que muestran a doña Sofía recordando que tenía que aprender a coser para remendar su ropa.
Así era. Don Juan, el padre del rey, no tenía para lujos. Eran sus amigos, los monárquicos españoles, en su mayoría aristócratas, quienes le daban dinero para sus gastos. Su tren de vida era alto, como lo había sido el de Alfonso XIII en el exilio, y también como el del monarca referente de la familia, el tren de vida lo sufragaban otros. Y así, con esa idea de hacer lo que sea para escapar de la pobreza, creció Juan Carlos I.
Ni para cola
Una vez en España, tutelado por Francisco Franco, corre la misma suerte. “Le regateaban hasta con las Coca-Colas”, recuerda García Abad, “eso explica que siempre intentara ganar y guardar dinero”. Porque no tenía ni para llamar por teléfono a sus novias. Ya comprometido, para poder celebrar su boda con la princesa Sofía, miembro de otra Casa Real en el exilio y empobrecida, fueron la duquesa de Alba y el banquero Valls-Taberner quienes emprendieron una recolecta entre todos los españoles para sufragar los gastos. Y la luna de miel la pagó Emilio Botín: costó 6.000 euros.
Por aquel entonces, don Juan Carlos ya tenía una asignación, puesto que el dictador lo había nombrado su sucesor. "Eran 70.000 pesetas -recuerda la cronista Pilar Urbano- y si tengo que calcular, recuerdo que yo en aquella época cobraba más como redactora en un periódico”.
Ya casado y oficialmente príncipe de Asturias y sucesor del dictador, pensó que las cosas cambiarían, y fue un gran cambio, sí, para que todo siguiera igual. Don Juan Carlos seguía sin dinero. Cuando pidió ayuda a Franco, este le mandó de gira por España, y Enríquez recuerda a los entonces príncipes de Asturias llegando a los pueblos sin escolta y conduciendo ellos, una escena algo alejada del ‘glamur’ que se espera de unos ‘reyes’.
La primera comisión
“Estaba bajo un control exhaustivo de todos los gastos y sin nada que hacer”, señalan en el documental. Pero solo había que tener paciencia. Llegó entonces su primera oportunidad. Fue durante la crisis del petróleo de 1973, cuando el dictador le pidió a ‘su’ príncipe que tirara de sus relaciones internacionales y pidiera petróleo a la familia real saudí. “Allí consiguió su primera comisión”, dice García Abad, quien recuerda que “entonces eran legales, aunque con la visión de ahora parece imposible”.
El periodista especializado César Cervera, redactor de ‘ABC’, dice que “Franco estaba al tanto” y recuerda cómo “Alfonso XIII decía que prefería ser un rey destronado que un rey tronado”. Parece que la gracia y el talante bromista de don Juan Carlos también le viene de casta. Es famosa otra frase del polémico Alfonso. Cuando vivía en Roma solía contar que le daba la vuelta al bolsillo del pantalón y “no hay guita”.
Los millones de Alfonso XIII
Eso sí, cuando el abuelo de Juan Carlos I se tuvo que marchar de España, informa Cervera, “lo hizo con 32 millones, hay quien dice incluso que fueron 45, y cuando llegó al trono solo tenía nueve millones”. Así, en ‘Los Borbones’ se habla de Alfonso XIII como “el primer empresario de la familia”. Según el historiador y catedrático de la UCM Javier Moreno Luzón, “a principios del siglo XX no se veía inadecuado, hasta que empiezan a surgir rumores de que está en contacto con empresarios de fama ambivalente y se le acusa de cobrar por concesiones del Estado”.
En 1922, además, en plena crisis con Marruecos, con soldados españoles muertos en la guerra, el monarca se marcha de vacaciones a Deauville, uno de los enclaves más elitistas de Francia, lo que provoca la ira del pueblo. ¿Les suena? Por aquel entonces, los republicanos ganan las elecciones y echan al rey por haber colaborado con la dictadura de Primo de Rivera. La II República crea una comisión de investigación para conocer la fortuna del rey exiliado y surgen los escándalos.
Imputado
Alfonso XIII había originado una fundación con el pretexto de proteger al galgo español, cuando lo que hacía, según la investigación, era cobrar por todo el negocio. Le imputaron los delitos de estafa, malversación, juego prohibido, falsedad… Se sobreseyó el caso, aunque, según Cervera, “quedó probado que Alfonso XIII no distinguía entre el dinero público y el privado”.
García Abad retoma la historia de Alfonso XIII para hilarla con la de Juan Carlos I. Y dice que “cuando es coronado es cuando se toma en serio lo de ganar dinero. Lo primero que hizo es mandar una carta al sha de Persia para advertirle de que los socialistas podían ganar y arrebatarle el trono, así que le pedía dinero. Fueron 10 millones de dólares que eran para Suárez, pero a mí me confesó que nunca vio un duro. Se lo quedó todo el rey”.
Juan Fernández-Miranda, adjunto al director de ‘ABC’ y autor de ‘El jefe de los espías’, recuerda que después “pidió ayuda económica al rey saudí para completar la Transición”. Aceptaron y hubo una donación de 36 millones de dólares para el cambio político y “un crédito de 50 millones para el rey, un crédito que fue renovado”. En total, el monarca logró 100 millones de dólares, informan, que debía devolver en 10 años pero que “nunca se devolvieron”, dice García Abad entre risas.
“Juan Carlos I ha sido el proveedor de fondos opacos para toda la familia”, asegura Olmo. Y ante tantos datos desoladores, se preguntan: ¿cómo pudo un cuento de hadas terminar como una opereta?
Es una imagen muy potente; la recordarán. Escarlata O’Hara, a contraluz en sus tierras de Tara, grita al viento que nunca más volverá a pasar hambre. Ya tenga que mentir, ya tenga que robar. Pues así mismo describe a Juan Carlos I el periodista y politólogo José García Abad en ‘Los Borbones, una familia real’, la docuserie sobre la Corona que emite La Sexta desde este martes.
- El regreso de don Juan Carlos, "el rey refugiado", en la prensa europea A. Rodríguez
- La boda de Kyril de Bulgaria y Rosario Nadal y las fotos prohibidas del rey Juan Carlos P. Barrientos
- Cronología de las 96 horas de Juan Carlos en España: vítores, regatas y un encuentro familiar N.Tiburcio P. Barrientos