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Ni el Fortuna ni el Bribón: el Puerto de Palma como símbolo del cambio en la Casa Real
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FAMILIA DEL REY

Ni el Fortuna ni el Bribón: el Puerto de Palma como símbolo del cambio en la Casa Real

Con Juan Carlos I, Mallorca era el destino de vacaciones de los millonarios españoles que querían codearse con el Rey. Nada de eso ha vuelto a suceder desde que reina Felipe VI

Foto: La reina Letizia y doña Sofía, en Palma en 2008. (EFE/Ballesteros)
La reina Letizia y doña Sofía, en Palma en 2008. (EFE/Ballesteros)

Han sido días ajetreados en el Puerto de Palma. El rey Felipe VI navegaba esta semana en el Aifos 500, un velero con el que participaba en la Copa del Rey de Vela -este año celebra su 40ª edición- en unas aguas en las que el continuo movimiento de embarcaciones son el día a día.

Antes, cuando era el rey Juan Carlos I el gran protagonista de las regatas, los grandes millonarios españoles amarraban sus barcos en Palma y pasaban allí sus vacaciones, esperando, muchas veces con suerte, poder compartir horas y confidencias con el monarca. Las cosas han cambiado, eso está claro, y los grandes yates de las grandes fortunas españolas ya no recalan en Palma.

placeholder El rey Felipe VI abandona el Real Club Náutico de Palma. (EFE/Ballesteros)
El rey Felipe VI abandona el Real Club Náutico de Palma. (EFE/Ballesteros)

Sí que hay muchos megayates y megaveleros que ocupan estos días calas y fondos marinos en Mallorca, pero -siempre hay un pero- nada se parece ya a los años dorados de la isla, donde los millonarios españoles lucían palmito y se vanagloriaban de codearse con la jet set internacional.

De Mario Conde a De la Rosa

Lejos quedan los días en los que el espectacular Blue Legend de Javier de la Rosa atracaba en Mallorca y dejaba a todos ojipláticos con la maravilla de su diseño. Y ese es tan solo un ejemplo de los millonarios cuyo destino vacacional era Mallorca, desde Mario Conde a los Cortina, los Alcocer, los Lapique, los Macaya… la ‘corte’ se trasladaba los inviernos a Baqueira (¿recuerdan a José María Aznar, Ana Botella y su esquí de fondo?) y los veranos, a Palma.

Foto: Mario Conde en un fotomontaje realizado por Vanitatis

Ni hablar, claro está, del Bribón, reconvertido en su sexta versión para navegar en Sanxenxo en otra categoría. Tampoco del Fortuna, que sigue en Denia a la espera de que alguien lo compre. Incluso dejaron de usar el yate Somni, más pequeño que el Fortuna, el que usaba la reina Sofía para seguir las regatas de su familia cuando don Juan Carlos decidió también mostrar cierta austeridad tras los escándalos de Nóos. A finales de julio de 2020, días antes de que el rey Juan Carlos partiera hacia Emiratos, los propietarios del Somni lo ponían a la venta.

Casa uno en su casa

Ya no hay yates para seguir las regatas, ya no hay cenas compartidas en restaurantes de lujo ni paseos de la familia al completo por el Real Club Náutico. Ahora mismo, cada uno es de su casa y nadie entra en la del otro. Y mucho menos, en la de los reyes Felipe y Letizia. A la Reina no le gustan los ambientes exclusivos y el Rey es consciente de que debe mostrar una imagen cercana y austera. Así que no hay reuniones entre millonarios y miembros de otras casas reales. Y eso que la oportunidad existe.

Foto: Los planes lúdicos del rey Felipe en Mallorca. (Limited Pictures)

Sin ir más lejos, estos días surca las aguas baleares el Albatros, otra maravilla del mar, que ha sido propiedad de Juan Miguel Villar-Mir, fundador del grupo empresarial que lleva su nombre, aunque intentó desprenderse de él hace ya unos años. El megayate, de 46 metros de eslora 8,4 de manga, está valorado en unos 24 millones de euros.

Esta embarcación cuenta con seis cabinas y 12 camas, un camarote principal grande y espacioso, dos cubiertas amplias en las que se puede comer, tomar el sol, descansar en uno de sus sofás y vivir el 'dolce far niente' veraniego.

Pero según se informó en su momento y confirmaron desde el entorno del empresario, Villar-Mir decidió poner a la venta sus embarcaciones. No sabemos si finalmente las vendió, pero sí que no es él quien lo usa estos días. Villar-Mir tenía otro yate, más grande incluso, el Blue Eyes London, que también está en el Puerto de Palma, pero en tierra, en los astilleros, ni siquiera ha tocado el agua.

Movimiento incesante

Es curioso mirar estos días en el mapa y ver cómo los barcos van de aquí a allá en todo momento. Y constatar así lo difícil que es situarlos en un lugar concreto, aunque siempre en las aguas bellas mallorquinas. De eso se trata, de no parar de navegar hasta que el sol empieza a hundirse en el mar. Entre megayates hay también veleros, algunos mucho más espectaculares que el Aifos con el que compite el Rey. Con su política de austeridad, hace años que Felipe VI navega en un barco con grandes capacidades para ganar títulos, aunque no es nada ostentoso.

Foto: El megayate Eclipse, de Roman Abramovich, en Francia en 2013. (EFE/S.Nogier)

Algo que se puede comprobar si alguien visita estos días Palma y se da una vuelta por sus puertos. Allí está el Pink Gin, el mayor velero personalizado del mundo construido en fibra de carbono. Se estrenó en 2017, construido por el astillero finlandés Baltic Yachts, y ha ganado varios premios como mejor barco del mundo.

Otro yate que navega estos días en aguas mallorquinas es el Rahal, propiedad del príncipe de Bahrein, Salman bin Hamad Al Jalifa. El barco, de 46,5 metros, fue botado en 2004 en los prestigiosos astilleros holandeses del Feadship, quienes siguen mostrando la embarcación como una de sus favoritas.

Millonarios británicos

Cerca está además el State of Grace, propiedad del multimillonario británico John Reece, una embarcación valorada en 140 millones de euros. Y también el Hampshire, propiedad de Jim Radcliff, otro británico multimillonario, uno de los hombres más ricos del mundo gracias a su trabajo como ingeniero en la industria química (como Reece).

Foto: El príncipe Aga Khan IV dona tres cuadros al Gobierno portugués. (EFE)

Eso sí, de todos los barcos atracados en los puertos mallorquines esta semana sin duda el más ostentoso y deslumbrante es el Tango, un megayate famoso a pesar de su propietario. Sí, el Tango ‘vive’ anclado estos días en el Puerto de Palma porque las autoridades lo confiscaron en abril como parte del embargo a los oligarcas rusos. Su propietario es Viktor Vekselberg, un multimillonario ruso nacido en Ucrania y amigo de Putin. Además, es el cuarto hombre más rico de Rusia: según ‘Forbes’, su fortuna asciende a más de 9.000 mil millones y se sitúa así en el puesto 262 de personas más ricas del mundo.

No son vacaciones

Las 'vacaciones' de la familia real en Mallorca son cada vez más cortas, la presencia de medios cada vez más reducida y las escaleras de Marivent ya no son el escenario favorito de los reporteros para fotografiar y saludar a los Reyes. Hay posado en enclaves simbólicos, saludos a lo lejos y pocas declaraciones.

Pasear por el Club Náutico y encontrarse con Felipe VI todavía es posible, claro que sí, pero las salidas de la familia real se reducen al ámbito íntimo, y al político y cultural. Aquellas vacaciones a bordo del Bribón y del Fortuna en las que además de descansar se hacían negocios han sido borradas del mapa. Es lo que tocaba. Y con ellas, sus megabarcos.

Han sido días ajetreados en el Puerto de Palma. El rey Felipe VI navegaba esta semana en el Aifos 500, un velero con el que participaba en la Copa del Rey de Vela -este año celebra su 40ª edición- en unas aguas en las que el continuo movimiento de embarcaciones son el día a día.

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