Letizia y Urdangarin, las dos 'traiciones' más dolorosas para la infanta Elena

"Elena fue de las últimas de la familia directa en conocerla. Sabía cosas de ella por lo que le había contado su hermana, con la que parecía que se llevaba muy bien". Así comienza 'Y entonces llegó ella', el capítulo que cuenta cómo ha sido la relación entre la infanta Elena y su cuñada, en el nuevo libro que se publica en solo unos días sobre la figura de la hija mayor de los Reyes eméritos. Es una de las claves de la historia, junto con su relación con el ya exmarido de su hermana, la infanta Cristina. Juntos, Urdangarin y Letizia, Letizia y Urdangarin, han sido las mayores traiciones y más dolorosas para doña Elena.

Núria Tiburcio, además de experta y amante del mundo royal, es uno de los nombres que forman el equipo de Vanitatis. Y ahora se ha lanzado al mundo editorial para contarnos la historia de la duquesa de Lugo en 'Elena. La infanta castiza' (La Esfera de los Libros), descubriéndonos muchos pasajes de su vida de los que, o bien no se había hablado, o bien sin entrar en tanto detalle. Uno de ellos es, precisamente, la relación que la madre de Victoria Federica y Froilán ha tenido y tiene en la actualidad con doña Letizia e Iñaki Urdangarin. Ambas han sido diferentes, por lo que la decepción que se ha llevado con uno y con otro también.

Su vínculo con Letizia nunca fue el más estrecho, a pesar de los esfuerzos que una y otra pusieron de su parte para sentirse familia. En cambio, el exjugador de balonmano se convirtió en casi un hermano para ella. Doña Elena fue uno de los principales apoyos de su hermana y su cuñado en los momentos más difíciles. De ahí que, tal y como narra el libro, se llevara una enorme decepción con Iñaki, a la vez que se desataba la tormenta mediática que provocaron sus fotos con Ainhoa Armentia.

Pero volvemos a esos inicios de la relación entre la hija mayor de los Reyes eméritos y la que era entonces la prometida de su hermano, el príncipe Felipe. Una relación cordial, sin más. Poco tenían que ver una y otra, como cuenta Núria Tiburcio: "Eran la noche y el día", afirma. Los gustos de una y de otra eran radicalmente diferentes, además de la forma en la que habían crecido: "Para la Reina, aquellas personas vivían en una burbuja, sobre todo Elena. Cristina le parecía más mundana, más todoterreno. En cambio, la duquesa de Lugo tenía un carácter retraído, que le costó descifrar. Pero era su familia política y se tenía que llevar bien con ella".

Pero, como decíamos, una y otra se esforzaron por hacer más cercana su relación. La infanta Elena fue la responsable de que su cuñada convirtiera a Felipe Varela en su diseñador de cabecera y que introdujera a Caprile en su armario, con 'hits' como el vestido rojo que lució en la boda de Federico y Mary de Dinamarca y que supuso su presentación al Gotha. También formó parte activa de los preparativos de la boda y fue la encargada de organizar el bautizo de Leonor. A partir de entonces, su relación fue más cercana e incluso hacían planes juntas, como ir a cenar o a la ópera.

Aunque las cosas no tardaron en torcerse. Tal y como cuenta Núria Tiburcio, tres fueron los motivos clave que sirvieron para que la relación se resquebrajara por completo. El primero, la publicación del libro 'Adiós, princesa' de David Rocasolano, primo de la actual Reina, en el que se desvelaba que los Ortiz Rocasolano hacían burla de los miembros de la familia Borbón: "Poco le importa a Elena lo que pensaran, pero no perdona una traición como aquella a unas personas a las que se les abrieron todas las puertas".

El segundo motivo tuvo que ver con la separación de la infanta Elena y Jaime de Marichalar, con el que doña Letizia entabló una gran amistad: "Marichalar creía que la periodista era una de las pocas personas que de verdad lo apreciaban dentro de la familia. Le parecía lista y muy perspicaz. Demasiado para el clan Borbón, al que él consideraba un tanto básico", cuenta en el libro. Y cuando tuvo lugar la separación, la esposa de don Felipe demostró su apoyo a Jaime: "La esposa de don Felipe se convirtió en un baluarte de Jaime, en aquel momento roto por el 'cese temporal de su convivencia'. Ambos sabían lo que realmente era formar parte de la familia Borbón, y se entendían mejor que nadie". Fue, en palabras de la autora, "la gota que colmó el vaso".

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N.Tiburcio

Pero aún hay otro momento clave que ayudó a que la relación entre la infanta Elena y doña Letizia no sea especialmente idílica. Hablamos de aquel rifirrafe real que tuvo lugar en abril de 2018 entre la Reina y doña Sofía, en la catedral de Palma de Mallorca, al término de la misa de Pascua en la que, en esta ocasión, doña Elena no estaba: "Tras aquel momento, que Elena no olvida, sus encuentros con su cuñada han sido contados. Apartada de la agenda real, no coincide nunca con ella, ni siquiera cuando visita la Zarzuela para ver a su madre o para practicar equitación. Y si coinciden, la conversación es corta".

Iñaki Urdangarin y la infanta Elena, más que cuñados

Evidentemente, con Iñaki Urdangarin las cosas han sido muy diferentes. No han sido pocas las ocasiones en las que la infanta Elena ha pasado vacaciones con su hermana y su cuñado, y se convirtió en su mejor apoyo, por muy malas que fueran las noticias que nos llegaban del exjugador de balonmano y sus problemas judiciales, siempre permaneciendo a su lado. Por eso, ha sido una de las grandes damnificadas -con permiso de la infanta Cristina- en esa separación, aunque ya sabía que, meses antes de las famosas fotos en la playa del País Vasco francés, las cosas en el matrimonio no estaban en su mejor momento.

Eso sí, en ese momento a la Infanta no se le pasaba por la cabeza que aquella relación pudiera llegar a su fin, como leemos en 'Elena. La infanta castiza': "Los había visto luchar contra tanto, siempre juntos y cómplices, que era imposible pensar en una separación. Confiaba en que, con el paso de los meses, todo volvería a su cauce. Pero no, las cosas iban a peor, como su hermana le contaba por teléfono o cuando se encontraban". Así que cuando aparecieron esas imágenes, sintió que había ido demasiado lejos.

A pesar de que Cristina mantiene una relación más o menos cordial con él por los hijos que tienen en común, la infanta Elena ha puesto una equis muy grande y muy roja en la cara del que fuera su cuñado más apreciado: "Quien no perdona ni olvida la actuación de Iñaki es Elena, al que no tiene intención de volver a dirigirle le palabra", dice Núria Tiburcio. "Ella, que siempre estuvo ahí para él, se siente traicionada. De hecho, no quiere ni mencionar su nombre. Para ella es como si no existiera". Dos cuñados y dos traiciones en la vida de una infanta muy castiza y de la que descubriremos más datos, hasta ahora secretos, gracias al nuevo libro sobre su figura.