Los 40 años de la princesa Sofía de Suecia: las bazas que ha jugado para ser la royal perfecta
Pasito a pasito, la que fuera estrella televisiva se ha convertido en un valor para la Corona. Discreción, entrega y familia han sido sus tres grandes bazas
Aunque ya hemos tenido varios aperitivos en forma de espectacular reportaje fotográfico y entrevista a una conocida publicación, es este viernes cuando Sofía de Suecia llega a los 40 años. Una cifra especial que queremos celebrar contando un cuento... el de la princesa y nuera perfecta, pero que no siempre lo fue. Y es que, aunque hoy es uno de los grandes valores de la Corona y goza de mucha popularidad, no lo tuvo fácil.
Además de que fuera conocida por su vida laboral, también tenía en su contra el hecho de que Carlos Felipe hubiera dejado a su anterior novia por ella. Son cosas que pasan, pero es que en este caso la ex, Emma Pernald, era también una de las mejores amigas de la princesa Magdalena. Así que su cuñada no recibió a Sofía con los brazos abiertos precisamente.
Tampoco es que su relación fuera un camino de rosas, ya que a Carlos Felipe le costaba dar un paso al frente y defender su relación. Ambos tenían muy claro lo que sentían después de haber sido solo amigos durante un tiempo, pero parece que el príncipe no tenía muy claro lo de oficializar su noviazgo. Por eso, Sofía tuvo que darle un ultimátum para defendiera lo suyo frente a su familia durante una cita especial y casi histórica, el bautizo de su sobrina, la princesa Estelle.
Afortunadamente, el ultimátum funcionó: en junio de 2015, la pareja cumplía su sueño y se daba por fin el 'sí quiero'. Desde ese momento, la princesa empezó su metamorfosis, siendo ahora, casi diez años después del enlace, uno de los miembros más respetados de los Bernadotte, sino el que más.
Cierto es que la familia real sueca no tiene tanto poder en su país como, por ejemplo, la monarquía británica o gozan de la popularidad de la danesa. Las funciones del monarca son más representativas que institucionales y tampoco es que los ciudadanos sean especialmente monárquicos.
De hecho, hubo un programa de televisión que parodiaba a la familia al completo, en ocasiones incluso rozando la crueldad, que se mantuvo varios años en antena con gran éxito de audiencia. De ahí que no hiciera falta mucho para que Sofía se ganara el respeto. Pero sus gestos, desde luego, han superado las expectativas.
Una de las cualidades que se ha destacado de ella es que siempre se ha dejado aconsejar. La Corona cuenta con expertos en imagen que le recomendaron aclarar su cabello para dulcificar sus rasgos y vestir de forma clásica. Asimismo, unas semanas después de la boda se organizó un viaje a Dalarna, la provincia en la que creció, y en la que se vio a una Sofía natural, cercana, que incluso lloró de emoción al ver algunos de sus profesores de la infancia.
Con la llegada de sus hijos mayores, Alexander, en 2017, y Gabriel, en 2018, Sofía consolidó su papel como madre y princesa. Su perfil bajo y cercano, así como la bonita y tranquila familia que forma junto a Carlos Felipe la han convertido en un modelo a seguir. Sofía se vuelca en la agenda y desde que se casó no ha provocado ni un solo escándalo.
Ni siquiera hubo revuelo cuando el rey Carlos Gustavo decidió retirar el título de príncipes a sus hijos y reducir así la familia real. Al contrario de lo que pasó con los hijos de Joaquín y Marie de Dinamarca, que provocó todo un cisma familiar, tanto Sofía como Carlos Felipe aceptaron y entendieron la decisión, viéndole el lado positivo.
Pero es quizás el gesto que tuvo Sofía durante la pandemia el que más gustó tanto a la familia real como a los ciudadanos. La princesa es patrona del hospital Sophiahemmet, y en plena crisis del coronavirus decidió apuntarse a un curso para ejercer como personal de apoyo al equipo de enfermería. Pudimos verla haciendo camas, sirviendo comidas o limpiando los pasillos del hospital, ganándose el aplauso unánime.
Otro gesto que también fue muy halagado es que para el bautizo de Gabriel no dudó en llevar el traje típico de Dalarna, que no es solo la provincia en la que creció, sino también el ducado que el rey Carlos Gustavo otorgó al niño al nacer. En lugar de un diseño nuevo de alta costura, optó por homenajear así a sus orígenes y el título del protagonista del día, conquistándo completamente a los suecos.
Ahora, con casi diez años de matrimonio a sus espaldas, tres hijos y el cuarto encamino, Sofía de Suecia encarna ese papel de princesa y nuera perfecta. No lo tuvo fácil, pero la discreción, la entrega y su familia han sido sus mejores armas para demostrar que podía serlo, a pesar de su pasado, muy alejado de la mentalidad royal y de lo que los reyes habían planeado para el futuro de su hijo.
Aunque ya hemos tenido varios aperitivos en forma de espectacular reportaje fotográfico y entrevista a una conocida publicación, es este viernes cuando Sofía de Suecia llega a los 40 años. Una cifra especial que queremos celebrar contando un cuento... el de la princesa y nuera perfecta, pero que no siempre lo fue. Y es que, aunque hoy es uno de los grandes valores de la Corona y goza de mucha popularidad, no lo tuvo fácil.
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