La escapada de soltero de Pablo Urdangarin a Canarias: surf, fiesta y reformas a distancia

Mientras el Granollers ultima los preparativos de la pretemporada y su madre supervisa desde la distancia la reforma de su piso en Pedralbes, Pablo Urdangarin ha aprovechado el parón estival para hacer una escapada ya habitual en su agenda de julio.

El segundo hijo de la infanta Cristina y de Iñaki Urdangarin ha repetido plan, el que ya inauguró el verano pasado, aunque cambiando de destino: si en 2024 eligió las aguas tranquilas de Menorca, este año ha optado por la energía atlántica de Canarias.

Durante varios días, Pablo ha estado disfrutando de una de sus aficiones, el surf, en algunas de las playas más conocidas del archipiélago. Aprendió en Bidart, donde ha practicado esta disciplina desde niño, y ahora lo perfecciona cuando puede, que es poco. Ahora, a punto de empezar la temporada, Pablo no podrá ir a Bidart más que un día suelto, con lo que las vacaciones familiares con su padre y los Urdangarin en el País Vasco francés quedarán algo diluidas. Quienes lo han visto estos días aseguran que se mueve con soltura sobre la tabla y que es un habitual en ese tipo de escapadas.

Deportes acuáticos

Lejos de la presión mediática que siempre ha acompañado a su apellido, el joven Urdangarin ha compartido risas, deportes acuáticos y salidas nocturnas con su grupo de amigos del balonmano, con quienes mantiene una relación discreta pero constante desde que empezó a jugar en Barcelona.

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En esta ocasión, ha llamado la atención la ausencia de su pareja, Johana Zott, con quien mantiene una relación estable desde hace más de dos años. No es la primera vez que hacen planes por separado, pero en esta escapada Pablo ha viajado solo, como ya hiciera en Menorca en 2024, cuando también eligió unas vacaciones “de chicos” para desconectar antes del inicio de la competición.

La agenda ha estado repleta de actividades: surf por la mañana, submarinismo por la tarde y alguna que otra fiesta por la noche. Quienes lo conocen bien saben que Pablo es un joven disciplinado, consciente de su papel público, pero también alguien que aprovecha los descansos para vivir con libertad. Siempre lejos del escándalo, se ha convertido en un perfil reservado, que cuida los detalles y evita cualquier exposición innecesaria.

A punto para entrenar

Esta semana de desconexión llega justo antes de que comience una nueva temporada en el Fraikin Granollers, equipo con el que renovó recientemente y en el que se ha consolidado como una joven promesa del balonmano español. El hijo del exinternacional Iñaki Urdangarin ha logrado hacerse un hueco en el vestuario gracias a su constancia y madurez, y a pesar de que las comparaciones con su padre son inevitables, Pablo insiste en recorrer su propio camino.

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Fuera del ámbito deportivo, su vida también experimenta cambios importantes. En los últimos meses ha sido visto supervisando de cerca las obras de reforma del piso que su madre adquirió en la avenida Pedralbes de Barcelona.

El inmueble, que está en el edificio del que fue el hogar familiar en los primeros años del matrimonio entre la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin, está siendo sometido a una reforma integral. Aunque la intención de la infanta no es residir allí de forma permanente, todo apunta a que será Pablo quien ocupe la vivienda una vez finalicen los trabajos este verano.

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La implicación del joven en las obras no ha pasado desapercibida. Ha acudido personalmente a revisar avances, ha gestionado detalles de obra y se ha convertido en el interlocutor principal con los responsables de la reforma. El piso, de más de 350 metros cuadrados, será una especie de refugio para él en una etapa en la que ha consolidado su vida personal y profesional en Barcelona.

Con el calendario de partidos ya marcado y las expectativas puestas en su evolución como jugador, Pablo Urdangarin encara una etapa decisiva. Pero antes, unos días de mar y amigos en Canarias para cargar pilas. Siempre discreto, siempre en equilibrio. Y siempre, sin quererlo del todo, en el centro de la atención.