Juan Carlos I vuelve a Galicia en plena ebullición por la publicación de su autobiografía: "Cuatro años vividos como un recluso"

En plena ebullición por la publicación de sus memorias en Francia y todos los extractos que se pudieron conocer antes, el rey Juan Carlos no ha dudado en viajar hasta Galicia para competir, una vez más, en vela a bordo del Bribón. Lo ha hecho ya más de una decena de veces, pero esta vez la expectación es aún mayor por todo lo que se puede leer en esa autobiografía que hoy ve la luz.

No son palabras escritas al azar, no son frases casuales; todo está estudiado y milimetrado. Las memorias de Juan Carlos I, ‘Reconciliación’, que han llegado esta madrugada a Francia, son un relato de la vida del padre de Felipe VI, algo que no puede hacer sin hablar de quienes le han acompañado en sus 87 años de vida.

Y no todos salen bien parados. En la dedicatoria de la primera página aparece toda su familia, desde sus padres a sus nietos pasando por su “hermano y hermanas”, y ‘casualmente’ se olvida de la reina Letizia. El libro termina con un episodio dedicado casi al completo a su nieto Felipe Froilán de Marichalar, como damos cuenta en Vanitatis.

Decimos casi todo el último capítulo porque hay algunos párrafos en 'La cotidinaidad en la isla de Nurai' (así se titula), en los que habla de quiénes le han visitado y de quiénes no. Y claro, aparece entonces la figura de la reina Sofía. Mucho se había escrito sobre la reina madre y su papel en las memorias de su marido, y hasta se llegó a decir que don Juan Carlos lamentaba que no la dejaban visitarlo a Abu Dabi.

Lo que realmente escribe el padre de Felipe VI es lo siguiente: “Lamento amargamente que mi esposa nunca haya hecho el viaje para verme. Sospecho que no quiere enfadar a su hijo, con quien siempre ha mantenido una relación muy estrecha. Seguimos en contacto por teléfono, pero no es lo mismo”.

Queda patente en todos sus escritos, pues, la buena relación que mantiene con su mujer en esta última etapa de sus vidas, algo de los informaba Vanitatis estos días con motivo del 87 cumpleaños de la reina madre. En 'Reconciliación' habla de otras visitas que ha recibido en Abu Dabi: “He mencionado las visitas regulares de mis hijas, las excepcionales de sus hijos, de mis sobrinos y de mi hermana, todos aquellos por los que siento un gran afecto. Ellos son mi base afectiva sólida. Teniendo en cuenta mi aislamiento, su presencia ocasional es aún más preciosa”.

"Encerrado en el silencio"

En otros pasajes de la autobiografía, que desgrana la agencia Efe, se explaya al hablar de su mujer, cuya figura reivindica como esposa, madre y reina: “Nada podrá borrar nunca mis profundos sentimientos hacia mi esposa Sofi, mi reina”. Con todo, admite “deslices” y señala: “Hice todo lo posible, a pesar de mis torpezas, por velar por su bienestar y comodidad”. En otros capítulos del libro, tal como narra Efe, habla tangencialmente de sus infidelidades: “A pesar de mis ausencias y gracias a mi mujer, espero haber creado un hogar seguro y agradable. Quizás lo logré para ellos, el futuro lo dirá, pero fracasé para mí. Finalmente mi naturaleza nómada me alcanzó”.

Todos los capítulos destilan una tristeza y un ánimo negativo. Incluso cuando habla de sus regatas, lo hace desde la nostalgia y no desde la satisfacción de haber logrado poder volver a España, algo que muchos no veían demasiado claro cuando se fue en 2020.

“Han pasado cuatro años en Abu Dabi, apartado de la vida española. Cuatro años vividos casi como un recluso. Cada viaje, rápido y discreto, que hago para los entrenamientos náuticos en Sanxenxo, provoca una ola de murmuraciones en los medios. Permanezco imperturbable, encerrado en el silencio, recluido en una vida confidencial y monótona, para -lo repito una vez más- no incomodar a la Corona ni a mi hijo”.

Ese es su mantra, no incomodar a la Corona. Y lo repite desde el lugar más incómodo para la institución: sus memorias. Porque hablamos de la autobiografía de un rey al que mandaron a vivir lejos y que muere por volver, aunque sabe que eso es algo casi imposible, por mucha reconciliación que pida.