La prometida de Julian Assange revela el 'milagro' de su doble paternidad en secreto

La abogada sudafricana Stella Morris, de 37 años, se enamoró de Julian Assange, de 48, en 2015, mientras le visitaba para proporcionarle asistencia legal para tratar de impedir su extradición a los Estados Unidos, donde el fundador de Wikileaks se enfrenta a cargos de espionaje por la filtración de cientos de miles de documentos clasificados.

Gabriel, de tres años, y su hermano Max, de uno, fueron concebidos mientras Assange se escondía en la embajada ecuatoriana en Londres, donde se le concedió un asilo político en 2012 que duró hasta el pasado mes de abril de 2019, cuando fue detenido y trasladado a prisión.

Ahora, en una entrevista, Morris asegura que se siente "afortunada" por haber conocido a un Assange, que "había cambiado el mundo con Wikileaks".

"Fuimos haciéndonos cada vez más amigos, veíamos películas juntos y me encantaba pasar tiempo con él. Fue muy romántico y muy dulce conmigo", dijo en el programa '60 Minutes'.

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"No fue fácil, pero cuando estás con alguien que amas puedes hacer posible situaciones imposibles", afirmó en referencia a los dos hijos que han tenido juntos en secreto. Cuando Gabriel fue concebido en 2016, Assange llevaba cuatro años confinado y se creía que estaba bajo constante vigilancia de los servicios de seguridad estadounidenses.

Pero Morris confesó que ella y Assange –con el que se comprometió en 2017– engendraron a su descendencia en habitaciones de la embajada que no tenían cámaras de vigilancia, "pero cuando me quedé embarazada la primera vez había micrófonos por todas partes, así que tuve que escribirlo en un papel para decírselo".

La abogada consiguió ocultar sus dos embarazos tanto a las autoridades como a los medios de comunicación, que todavía no conocían ninguna relación romántica entre la pareja.

En otra sorprendente revelación, Morris aseguró que Assange pidió ayuda al actor inglés Stephen Hu ('The good fight') para que se hiciera pasar por el padre de los niños en las visitas que le hacían regularmente, sin que nadie sospechara nada. Además afirmó que una compañía de seguridad que trabajaba para la CIA planeaba incluso robar un pañal de su hijo Gabriel para hacerle un test de ADN que confirmara quién era su auténtico padre.