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Bing Crosby, una megaestrella y la muerte que lo vinculó para siempre con el club de golf de La Moraleja
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120 DE SU NACIMIENTO

Bing Crosby, una megaestrella y la muerte que lo vinculó para siempre con el club de golf de La Moraleja

El cantante y actor, que ganó el Oscar por ‘Siguiendo mi camino’, murió en Madrid de forma casual. Esta es la historia de aquel suceso y cómo lo unió indirectamente a nuestro país

Foto: Bing Crosby, eternamente unido a un palo de golf. (CP)
Bing Crosby, eternamente unido a un palo de golf. (CP)

Ocurre cada mes de diciembre al entrar en cualquier centro comercial. Mientras buscamos ropa, turrones o carnes de las que más engordan, no podemos evitar escuchar el 'White Christmas' de fondo. Y pese a las muchas versiones existentes, por los altavoces suena, casi siempre, en su versión original, la de Bing Crosby. El actor y cantante interpretó la canción más vendida de la historia, por primera vez, en 'Holiday Inn', hito cinematográfico y navideño junto a Fred Astaire que se estrenó en 1942. Aquella escena de postal de hace 80 años pasaría a la posteridad como el momento más importante de la carrera de Crosby, que volvió a interpretar el tema en mil conciertos y en la tambien icónica 'Navidades blancas', película que nació a raíz de la fama de la canción. Crosby, el crooner norteamericano de voz aterciopelada por antonomasia, nunca pudo imaginar que su cantarín "I'm dreaming of a White Christmas" le haría figurar más en Wikipedia que su Oscar al mejor actor. Una estatuilla que obtuvo por encarnar al sacerdote de 'Siguiendo mi camino' o las docenas de especiales televisivos que protagonizó junto a amigos como Frank Sinatra.

En España, el nombre de Bing Crosby está asociado al Real Club de la Moraleja, el lugar donde murió; un enclave de lujo para todos los que aman este deporte; un espacio que, en cierto modo, sigue preservando su memoria. Nos lo cuenta Emilia Marcos, directora de la revista oficial del club. El fallecimiento de Crosby, el 14 de octubre de 1977, "sigue muy presente incluso en aquellos que lo conocen de oídas". Porque pocos de los que lo vivieron en primera persona siguen trabajando en La Moraleja o siguen pululando por este mundo.

placeholder Bing Crosby jugando al golf junto a Bob Hope en la década de los 50. (CP)
Bing Crosby jugando al golf junto a Bob Hope en la década de los 50. (CP)

¿Qué hacía Crosby en Madrid en aquel otoño de 1977? Invitado por su amigo César de Zulueta, la estrella llegó a la capital con la intención de jugar al golf y también de participar en una jornada de caza. Zulueta lo tenía todo planeado: había reunido a dos profesionales del club, Valentín Barrios y Manolo Piñero. Ellos eran los encargados de jugar con Bing Crosby y el propio Zulueta. Hay que tener en cuenta que el campo de golf había sido inaugurado solo un año antes y la publicidad de una megaestrella de Hollywood allí era fundamental.

La propia revista del club recogió, hace años, las declaraciones de Barrios sobre lo ocurrido: “Don César me llamó aquella mañana. Había ido a recoger a Crosby con el coche. Al día siguiente participaban en una jornada de caza en Toledo, pero antes, iba a llevarlo al club para jugar un partido de golf. Me pidió que llamara a Manolo Piñero. Comimos juntos, una comida estupenda, muy agradable; y después salimos a jugar (...) Era un hombre muy simpático, junto al hoyo 8 estaban construyendo un hotel. Se percató de que los obreros estaban cantando y se acercó a la valla para unirse a ellos. En el 15, ya nos había invitado a los tres a participar en la edición de su propio Pro-am, que se celebraría pocos meses después. Todo fue estupendo", rememoraba sobre aquel día.

El día de juego se torció apenas unos minutos después. Ocurrió durante el trayecto que separa el green del 18 de la casa club. De repente, Crosby cayó fulminado al suelo. El resto de personas que lo acompañaban pensaron que solo se trataba de un resbalón. Pronto vieron que aquello era más grave de lo que parecía: el cantante había sufrido un infarto. Hubo intentos por reanimar a la estrella, que entonces contaba con 74 años, pero todo fue inútil. Había muerto de un ataque al corazón. "Juan Laiseca, médico y socio del club, le atendió inmediatamente. Estuvimos intentando reanimarle hasta que llegó la ambulancia y se lo llevaron al Hospital de la Cruz Roja", contaba Valentín Barrios, que también recordaba cómo había reaccionado la mujer del actor y cantante. “Lo primero que nos preguntó es si había jugado bien. Le dijimos que fenomenal, que había sido un día estupendo”.

Dio la casualidad de que por allí pululaba alguien de la agencia EFE que consiguió hacer unas fotografías de lo ocurrido. Nadie imaginaba que esas imágenes serían el origen de una asociación en memoria de Crosby. Según la versión de Barrios, aquella organización benéfica se gestionó lo mejor posible para honrar a Crosby y sacar lo mejor de aquella tragedia. "El club no tenía ningún interés en lucrarse; pero sí creía que el dinero obtenido con las fotografías de su último día de vida debería emplearse en la memoria de Bing Crosby. Hablamos con la familia y les propusimos la idea de crear una fundación. Enseguida se mostraron encantados. Finalmente, tras varias gestiones, se consiguió para el club el dinero de la venta de aquellas fotografías y ése fue el germen de la Fundación Bing Crosby”.

El dinero al que se refería eran algo más de 6 millones de pesetas. En principio, el objetivo de la asociación era dar soporte económico a los caddies y a los profesionales de este deporte. Tal y como confirman desde el club, siempre se ha apoyado a "los profesionales de golf que comenzaban a competir, ayudándoles a sufragar los gastos de viajes y hotel. Si el profesional ganaba los suficiente en el torneo, retornaba las ayudas a la Fundación". Nos cuentan también, desde el propio club, que la Fundación se ha relanzado a partir de 2022, con torneos de golf y croquet. También que existe un guiño hacia el artista y su canción más famosa "con un número de lotería navideña destinado a los socios".

placeholder Crosby en una imagen de archivo. (CP)
Crosby en una imagen de archivo. (CP)

Buen artista y... ¿mal padre?

Durante años, la figura de Crosby fue la de aquel padre O´Malley bonachón y pícaro de la película de Leo McCarey que le hizo que ganar el Oscar. En su día, 'Siguiendo mi camino' tuvo tanto éxito que incluso generó una secuela, 'Las Campanas de Santa María'. El público norteamericano (y por extensión, el de todo el mundo) adoraba sus canciones, anticipaba sus apariciones televisivas y acudía al cine para ver muchas de sus películas. Los expertos también valoraron a Crosby como todo un pionero, ya que fue el primer artista que pregrabó sus programas radiofónicos, otro de los medios en los que triunfó. Profesionalmente, su imagen no podía ser mejor. Pero su muerte también acabó cambiando esa idealización. De Crosby santo a Crosby demonio.

placeholder Fotograma de 'Holiday Inn' de la secuencia en la que canta 'White Christmas'. (CP)
Fotograma de 'Holiday Inn' de la secuencia en la que canta 'White Christmas'. (CP)

A principios de los 80, con 'Queridísima Mamá' , libro que narraba las maldades de Joan Crawford en voz de su hija, arrasando en las librerías, un hijo de Crosby hizo lo propio. Él también puso a su padre a caer de un burro. En 1983, cuando se publicó 'Going my own way' (título que también es un juego de palabras con guiño a la película de McCarey), ya se sabía que Bing Crosby había caído más de una y más de dos veces en la trampa de la botella y del alcoholismo. Pero Gary Crosby fue más allá: contó que su padre les pegaba a él y a sus hermanos, que los maltrataba psicológicamente y que era un tacaño de toma y daca. Algunos medios incluso llegaron a publicar que el testamento del artista había sido su venganza final: había impusto una edad altísima para que sus vástagos pudiesen cobrar la herencia. Pese a que uno de los cuatro hermanos negó la versión de Gary, los otros dos la corroboraron. Pero incluso ellos consideraron que el libro contenía altas dosis de ficción.

Pese a su ingreso oficial en la prensa rosa, la figura de Crosby no se ha visto empañada con los años. Sigue siendo un símbolo de aquellos tiempos en los que Estados Unidos era algo así como la Antigua Roma, un imperio con contradicciones internas y con un poderío cultural avasallador. Un poderío que, curiosamente, tiene un pequeño eslabón en el club de golf de La Moraleja, esa instalación deportiva y social que recuerda a Bing Crosby por algo más que la Navidad.

Ocurre cada mes de diciembre al entrar en cualquier centro comercial. Mientras buscamos ropa, turrones o carnes de las que más engordan, no podemos evitar escuchar el 'White Christmas' de fondo. Y pese a las muchas versiones existentes, por los altavoces suena, casi siempre, en su versión original, la de Bing Crosby. El actor y cantante interpretó la canción más vendida de la historia, por primera vez, en 'Holiday Inn', hito cinematográfico y navideño junto a Fred Astaire que se estrenó en 1942. Aquella escena de postal de hace 80 años pasaría a la posteridad como el momento más importante de la carrera de Crosby, que volvió a interpretar el tema en mil conciertos y en la tambien icónica 'Navidades blancas', película que nació a raíz de la fama de la canción. Crosby, el crooner norteamericano de voz aterciopelada por antonomasia, nunca pudo imaginar que su cantarín "I'm dreaming of a White Christmas" le haría figurar más en Wikipedia que su Oscar al mejor actor. Una estatuilla que obtuvo por encarnar al sacerdote de 'Siguiendo mi camino' o las docenas de especiales televisivos que protagonizó junto a amigos como Frank Sinatra.

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