100 años de Paul Newman: Garci nos cuenta cuando compartió baño (y posible proyecto) con la estrella
El director de 'Asignatura pendiente' se cruzó con el actor en dos ocasiones. Él mismo nos lo cuenta con motivo de su centenario y de la publicación de un libro que repasa su vida y sus películas
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"Me imagino mi epitafio: 'Aquí yace Paul Newman, quien murió como un fracaso porque sus ojos se volvieron marrones". Así bromeaba Paul Newman, probablemente la estrella de cine más natural de todas cuantas existieron, sobre sí mismo, sobre esos ojos azules y esa imagen rebelde (¿alguien puede olvidar esa ingesta de huevos de su personaje en 'La leyenda del indomable'?) que ocuparon casi tantos titulares como su filmografía. No era difícil que el protagonista de esa radiografía del fracaso que fue 'El buscavidas' le dijese a un periodista lo que pensaba, que hablase (positivamente) de los derechos de los gays o de por qué prefería serle fiel a su Joanne Woodward ("un solomillo") en lugar de tener amantes ("comerse una hamburguesa", en sus propias palabras). La mirada más atractiva del cine hubiese cumplido 100 años este domingo y el aniversario es celebrado por un libro, 'El universo de Paul Newman', que nos lleva a recordar anécdotas vinculadas a una de las últimas estrellas que todo el mundo conocía, cuando el cine aún era una religión con millones de fieles en todo el mundo.
Recordamos, por ejemplo, cuando José Luis Garci se cruzó con él en un baño, durante la entrega de los Oscar de 1983 en los que 'Volver a empezar' se llevó el premio gordo, convirtiendo al director en el autor de la primera película española que se llevaba dicho reconocimiento. Garci es consciente de que lo de las megaestrellas es cosa del pasado. Por eso, cuando 'Vanitatis' se pone en contacto con él y le hablamos de las 'microfamas' de nuestros tiempos, nos contesta con cierta sorna: "Yo soy cosecha del 44 y no tengo ni idea de lo que es eso. Hasta ahora sabía que había gente que era famosa y gente que no lo era", comenta divertido.
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Lo que sí sabe el director de las icónicas 'El Crack' o 'El Abuelo' es por qué Newman se cruzó en su vida. Empecemos diciendo que las anécdotas de Garci sobre algunos grandes del cine son impagables. Todavía nos emociona recordar cómo este madrileño con alma asturiana vio a una de las estrellas de la primera hornada (con permiso de las Clara Bow o los Rodolfos Valentino del cine mudo), Gary Cooper, echándose la ceniza de un cigarrillo en la mano ante la ausencia de un cenicero. La historia que vinculó a Garci con Newman tiene que ver con los baños del Dorothy Chandler Pavilion de Los Ángeles, lugar donde se celebraban aquellos Oscars del 83. Sucedió "justo antes de empezar la ceremonia, a la que él acudía como nominado por 'Veredicto final".
Fue el gran productor Enrique Herreros el que advirtió al director de las dos personalidades que los flanqueaban a él y a José Luis en aquel baño. "Me dijo: José, mira con quien estoy aquí al lado. Estaba con Paul Newman. Pero es que al lado mío estaba Jack Lemmon. Lemmon estaba nominado por 'Missing', de Costa Gavras. Y le dije a Enrique: 'Pues mira con quién estoy yo'. Y nada, los cuatro nos deseamos suerte, etc", nos explica.
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La historia de aquella noche de abril del 83 no acaba ahí, ya que en la platea, Garci no estaba sentado muy lejos del protagonista de 'La gata sobre el tejado de zinc'. "Yo estaba en butaca de pasillo y a mi lado estaban Encarna Paso y Pilar Miró. Y delante de mí estaban Paul Newman y Joanne Woodward". Fue entonces cuando, con su acento cien por cien norteamericano, Louise Rainer anunció el Oscar para "Volver a empessaaar". Entonces, Newman fue consciente de que aquel hombre al que había deseado suerte en el baño acababa de ganar el codiciado galardón de Hollywood. "Cuando me dieron el premio, él miró para atrás y me hizo un gesto como diciendo: 'Felicidades", recuerda el director, que vivió un triunfo apoteósico e histórico en una noche de gloria para el cine español.
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Encuentro en Chicago
Pocos años después, José Luis Garci tuvo un proyecto entre manos y quiso que el protagonista fuese 'el buscavidas' al que había visto en la gran pantalla y en los baños de una gala de los Oscar. Para lograr su propósito, se entrevistó con él en Chicago, cuando "estaba rodando 'El color del dinero'. Yo tenía un guión que quería rodar en aquella época y quería hacerlo con Paul Newman. Gracias una gestión, fuimos a verle, charlamos y él se portó muy bien y dijo que no quería hacerme perder el tiempo. Me dijo: "No voy a poder leerlo. Imagina que me gusta el guión, pero no voy a poder hacerlo. Tengo mucho lío. Estoy rodando esta película y después voy a dirigir una con mi mujer". La película de la que le hablaba el actor-director era una nueva versión de 'El zoo de cristal', la obra de Tennessee Williams, que acabaría cosechando muy buenas críticas. La que nunca vio la luz fue aquella cinta que pudo unir los nombres de Garci y Newman.
Nos cuenta el director que Paul Newman siempre fue su favorito de esa hornada de jóvenes actores salidos del Actor's Studio en la década de los 50: "Otra gente prefiere a Brando". De hecho, su primer programa de '¡Qué grande es el cine!' estuvo dedicado a 'El Buscavidas', con un debate lleno de nombres ilustres (Juan Miguel Lamet o Antonio Giménez Rico) que adoraban la historia de ese jugador de billar sumido en los bajos fondos de la tristeza y el fracaso. "Me gusta mucho. Yo quería comenzar el programa con una película en blanco y negro para que no hubiera problemas de pretensiones de audiencia ni nada". La película de Robert Rossen ya nos da una idea de las preferencias del director sobre Newman. "La que más me gusta es esa, aunque donde creo que está mejor como actor es en 'Veredicto final".
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Las dos elecciones de Garci nos hablan del principio y casi del final de una carrera que abarcó varias décadas. Además de crear un imperio de salsas o proclamarse uno de los actores más solidarios de Hollywood, Paul Newman murió, prácticamente, con las botas puestas. En 2002 y ya anciano rodó su última película, la extraordinaria 'Camino a la perdición', aunque de manera oficial hay que resaltar que luego puso voz a algunos personajes de dibujos animados y esos fueron sus últimos trabajos antes de morir en 2008.
Una carrera de largo recorrido y una vida personal tumultuosa
Newman tuvo una vida personal con algunas grandes piedras en el camino: su hijo Scott murió de una sobredosis de drogas y alcohol a los 28 años en 1978. Sus facetas personales también son repasadas por 'El universo de Paul Newman' en su apéndice. El actor tuvo seis hijos fruto de dos matrimonios. El primero, con Jackie Witte, fue un completo fracaso. Tuvieron tres hijos, pero llegó a su vida Joanne Woodward, compañera de reparto en 'El largo y cálido verano'. La pasión entre ambos duraría mucho más que el verano de ese título. Con Woodward se casó por segunda vez, tuvo otros tres hijos y formó uno de los matrimonios más estables de la cosmología hollywoodiense, más afín a los divorcios que al 'contigo pan y cebolla'.
En cuanto a su faceta profesional, pese a que el éxito de Paul Newman fue más tardío que el de Dean, Brando o Clift, acabó siendo una estrella más accesible y más para todos los públicos. Siempre renegaba de su primera cinta, 'El cáliz de plata', que definió como la "peor película de los años 50", pero el destino le tenía deparados grandes títulos como 'La gata sobre el tejado de zinc', 'Cortina Rasgada', donde no siempre se entendió bien con Hitchcock, 'El premio', 'Hud' o esas dos gozadas junto a su amigo Robert Redford que son 'Dos hombres y un destino', que utiliza el Far West como marco para exponer las sensibilidades de finales de los 60, o 'El golpe', que incluso ganó el Oscar a la mejor película.
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Garci (y nosotros mismos) sospecha que la gente joven cada vez conoce menos a Newman. Pero es obvio que, a estas alturas de la película, su belleza y su carisma siguen significando mucho para mucha gente. Aunque probablemente él, hombre de pocos egos y "muy simpático y muy amable" según José Luis Garci, fue una de esas figuras que valoraban el anonimato. "No puedes apreciar realmente el anonimato hasta que lo pierdes (...) Poder caminar por la calle sin que la gente te preste atención es una verdadera bendición", dijo una vez. En tiempos de inteligencia artificial, redes sociales y famas de usar y tirar, lo tenemos claro: no queremos un mundo en el que Paul Newman sea alguien anónimo.
"Me imagino mi epitafio: 'Aquí yace Paul Newman, quien murió como un fracaso porque sus ojos se volvieron marrones". Así bromeaba Paul Newman, probablemente la estrella de cine más natural de todas cuantas existieron, sobre sí mismo, sobre esos ojos azules y esa imagen rebelde (¿alguien puede olvidar esa ingesta de huevos de su personaje en 'La leyenda del indomable'?) que ocuparon casi tantos titulares como su filmografía. No era difícil que el protagonista de esa radiografía del fracaso que fue 'El buscavidas' le dijese a un periodista lo que pensaba, que hablase (positivamente) de los derechos de los gays o de por qué prefería serle fiel a su Joanne Woodward ("un solomillo") en lugar de tener amantes ("comerse una hamburguesa", en sus propias palabras). La mirada más atractiva del cine hubiese cumplido 100 años este domingo y el aniversario es celebrado por un libro, 'El universo de Paul Newman', que nos lleva a recordar anécdotas vinculadas a una de las últimas estrellas que todo el mundo conocía, cuando el cine aún era una religión con millones de fieles en todo el mundo.