El vestido dosmilero con el que Renée Zellweger resucita a la Bridget Jones con más estilo

Para los incondicionales de Bridget Jones, este 14 de febrero está marcado sus calendarios como algo más que el día de San Valentín. Ese día, viernes, se estrena la cuarta y última entrega de la saga, 'Bridget Jones: Mad About The Boy'. Casi 25 años después de su primera película, el torpe y tierno personaje interpretado por Renée Zellweger vuelve a la gran pantalla y la actriz se encuentra ya en plena promoción.

Junto al resto del elenco, en el que destaca la incorporación del británico de moda, Leo Woodall, la estadounidense ha presentado la película en algunas capitales europeas. El tour arrancó en París y como última parada, Londres.

Con una forma muy particular y personalísima de interpretar la moda, a lo largo de su carrera la actriz ha pasado del desastre estilístico a ser la reina del minimalismo, los looks que está llevando en las diferentes première no están dejando indiferente a críticos y expertos.

Asesorada por su estilista, Petra Flannery, para París se enfundó en un vestido de Saint Laurent confeccionado y diseñado a medida para la ocasión. Fabricado con un tejido de encaje negro, las líneas depuradas, tan frecuentes en sus looks, marcaron el patrón: escote asimétrico, una sola manga y estructura recta hasta los pies.

El cambio de ubicación, de la capital de Francia a la de Reino Unido, ha propiciado un cambio de outfit y en vez de tirar de moda nueva, Renée Zellweger ha rescatado un vestido dosmilero resucitando así a la Bridget Jones más sofisticada.

En rosa fucsia, un color romántico que empastaba a la perfección con la moqueta a tono desplegada a modo de alfombra roja y un photocall floral en colores pasteles y verdes, la estadounidense apostó por un vestido de Pierre Balmain de principios de los 2000.

Concretamente, y para ser más exactos, el diseño que ha llevado Zellweger formó parte de la colección de Alta Costura que la firma de lujo francesa expuso sobre la pasarela durante la temporada de otoño-invierno en 2000-2001 en París. Confeccionado con un material de tafetán efecto brillante, el modelo, de escote palabra de honor, torso drapeado y líneas rectas, terminaba en una gran cola.

Siguiendo los pasos de aquella colección, la estilista de la actriz combinó este vestido de Pierre Balmain con unos zapatos de salón acharolados en un tono de rosa fucsia aún más potente y vibrante.

Ausencia total de otros aderezos, ni grandes joyas ni piezas accesorias, y sí un maquillaje natural con una piel jugosa, y un peinado con ondas recogido en un lateral. Una versión de Bridget Jones femenina y elegante que choca con el armario del personaje en todas y cada una de las películas.