De Bridget Jones en pijama a Sally cuando se reencontró con Harry: cuatro looks de Año Nuevo en el cine
Repasamos cuatro vestidos de cuatro películas que convertían la Nochevieja o el Año Nuevo en un elemento esencial de su argumento
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Decían los críticos que las Navidades de 'El apartamento' de Billy Wilder eran, probablemente, las más tristes de la historia del cine. Pero (atención SPOILER) en la fiesta de Nochevieja, aquella ascensorista liada con el jefe, una espléndida Shirley McLaine, se daba cuenta que prefería jugar a las cartas (o pasar el resto de su vida) con el gris empleado al que daba vida Jack Lemmon que vivir atada a un hombre casado que no la valora. La secuencia ejemplifica que, en muchas películas ambientadas en estas fechas, la última noche del año sirve como catarsis, como punto de inflexión que hace que los protagonistas tengan una revelación que cambia sus vidas. La fiesta de 'Cuando Harry encontró a Sally', cuando el primero se declara a la segunda mientras suena el inconfundible 'Auld Lang Syne', esa canción con la que los norteamericanos reciben el Año Nuevo, es otro buen ejemplo. Y no hablemos de 'Los años nuevos', la miniserie que ha convertido esa parte del año en el detonante de sus diez capítulos.
Precisamente por 'Cuando Harry encontró a Sally' queríamos empezar este artículo dedicado a esas películas que utilizan la última y la primera jornada del año como base de sus historias. Pero esta vez nos queremos detener en la vertiente fashion de esas cintas; en cómo diseñadores y diseñadoras de todas las épocas han querido vestir a sus protagonistas, a veces de manera estrafalaria y otras sobria, en estos cuatro títulos que celebran los 31 de diciembres y los 1 de eneros, esos dos días en los que todos y todas hacemos un balance de lo bueno y malo, como cantaban los de Mecano.
Cuando Harry encontró a Sally (Rob Reiner, 1989)
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Un vestido sin tirantes, oscuro y con guantes de ópera a juego. Pero un elemento imprescindible del look con el que Meg Ryan derrama lágrimas en esa fiesta en la que se siente sola y en la que aparece de repente su amigo especial durante años, un Billy Crystal que viene a declararle su amor, son los guantes. Largos y expresivamente oscuros, sirven como metáfora de lo que la joven está sintiendo en esos aciagos minutos de su vida. ¿Quién no ha sentido que su vida no funciona como debería durante una Nochevieja? Todos hemos sido Sally el 31 de diciembre.
Desde los sombreros a las chaquetas oversize y ochenteras, casi todo el vestuario de 'Cuando Harry encontró a Sally' es tan extraordinario como el propio guión de esa ideóloga de la modernidad que fue la añorada Nora Ephron.
El diario de Bridget Jones (Sharon Maguire, 2001)
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El día de Año Nuevo es el día en el que Bridget Jones, esa solterona verborréica y maravillosamente british, se daba cuenta de que, a no ser que cambiasen las cosas, moriría sola y devorada por pastores alemanes. El inicio de 'El diario de Bridget Jones', con esa voz en off irónica de Renée Zellweger, es un ejemplo de cómo captar la atención del espectador en apenas un minuto. Tras el prólogo, en el que la protagonista escucha un horrible comentario sobre ella del abogado (un pétreo Colin Firth) con el que intenta emparejarlo su madre, Bridget se deprime en su sofá. A su lado, unas copas de más y el tocadiscos reproduciendo el mítico 'All by myself' que ella canta con todo el poderío de su mala borrachera. Su atuendo, un pijama rojo con estampado de pingüinos que se ha convertido en un objeto muy codiciado desde hace más de dos décadas.
Tú y yo (Leo McCarey, 1957)
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Dos almas solitarias unidas en un crucero y con una cita pospuesta en el Empire State Building de Nueva York. Cary Grant y Deborah Kerr encarnaron el amor de mediana edad en este remake de 'Tú y yo' que también dirigió Leo McCarey. La fiesta de Nochevieja a bordo del trasatlántico era uno de los momentos álgidos del film, homenajeado en 'Algo para recordar', la película de Nora Ephron protagonizada por Meg Ryan y Tom Hanks. Elegante como pocas, la británica lucía, en la mencionada secuencia, un vestido crema plisado con tejido a base de detalles de coral.
'Te volveré a ver' (William Dieterle, 1944)
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Otras dos almas solitarias y desclasadas (una presidiaria con un permiso navideño y un soldado de la Segunda Guerra Mundial) que se encontraban en Navidad eran las de Ginger Rogers y Joseph Cotten en 'Te volveré a ver', producción de un David O.Selznick que en la década de los 40 estaba en la cúspide gracias a 'Lo que el viento se llevó' o 'Rebeca'. Uno de los encuentros de estos dos outsiders se producía en plena Nochevieja, durante una fiesta para la que el personaje de Rogers se prepara concienzudamente comprando un vestido largo de noche en color negro, confeccionado con tul de seda y base de tafeta bordada. En el look destacaba el uso de aplicaciones de strass en la falda, y una parte superior que imita el efecto de una blusa con un cuello cerrado adornado con un lazo, lo que le daba un toque sofisticado y femenino gracias a las transparencias. Un bonito modelo muy propio de esos años de guerra en los que se rodó esta película del genial William Dieterle.
Decían los críticos que las Navidades de 'El apartamento' de Billy Wilder eran, probablemente, las más tristes de la historia del cine. Pero (atención SPOILER) en la fiesta de Nochevieja, aquella ascensorista liada con el jefe, una espléndida Shirley McLaine, se daba cuenta que prefería jugar a las cartas (o pasar el resto de su vida) con el gris empleado al que daba vida Jack Lemmon que vivir atada a un hombre casado que no la valora. La secuencia ejemplifica que, en muchas películas ambientadas en estas fechas, la última noche del año sirve como catarsis, como punto de inflexión que hace que los protagonistas tengan una revelación que cambia sus vidas. La fiesta de 'Cuando Harry encontró a Sally', cuando el primero se declara a la segunda mientras suena el inconfundible 'Auld Lang Syne', esa canción con la que los norteamericanos reciben el Año Nuevo, es otro buen ejemplo. Y no hablemos de 'Los años nuevos', la miniserie que ha convertido esa parte del año en el detonante de sus diez capítulos.