Agua con gas, la alternativa a los refrescos que no engorda

Una vez que hemos tomado la decisión de comenzar a cuidarnos, empezar a prestar atención a nuestra alimentación es solo una cuestión de tiempo. Si bien todos sabemos que el ejercicio físico es uno de los pilares fundamentales y que mantener una vida activa nos ayudará a sentirnos mejor con nosotras mismas, con más energía, más ligeras y fuertes, acompañarlo de una buena salud mental y de una dieta equilibrada es también muy importante.

Centrándonos en la comida, conviene hacer repaso de todos esos alimentos ultraprocesados que consumimos de forma habitual y que no nos hacen ningún bien. Así, el hecho de reducir o anular su consumo ya será una gran mejora para nuestra salud e incluso ayudará a perder un poco de peso.

Un grupo de productos a evitar en el que incluimos las bebidas alcohólicas y refrescos, ya que siempre que sea posible la mejor opción es consumir agua. Mantenernos bien hidratadas es muy importante y para ello se suele recomendar tomar unos dos litros de agua diarios, una cantidad que suele variar ligeramente en función de las personas, pero también de las circunstancias ambientales, por ejemplo, cuando hace mucho calor suele ser necesario aumentar la cantidad e incluso beber antes de tener sed.

Sin embargo, a pesar de ser un líquido maravilloso para nuestro cuerpo, no todo el mundo encuentra placer en consumir el agua sin más. Por eso en ocasiones se opta por tomar agua con gas, sea en infusiones o mezclada con frutas que le den sabor. Un sustituto estupendo de los refrescos y que nos aporta un toque diferente frente al vaso de agua tradicional.

Una bebida que no siempre suele ser nuestra primera opción porque a menudo la consideramos poco saludable, probablemente porque la asociamos con otras bebidas con burbujas que están cargadas de azúcar. Este no es el caso del agua con gas, una bebida que no solo no es mala para la salud, sino que además tiene ciertos beneficios que nos conviene tener en cuenta, sobre todo si también buscamos perder un poco de peso.

El agua con gas no es otra cosa que agua con anhídrido carbónico, el responsable de las burbujas, y tomarlo puede ayudarnos a tener digestiones más ligeras, puesto que aumenta la segregación de jugos gástricos y por tanto hace más sencilla la digestión de los alimentos. Además existen algunas investigaciones que señalan que es buena para controlar la presión arterial, reducir el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares y disminuir el colesterol.

Es ideal para complementar la ingesta diaria de agua, tomando dos o tres vasos de este líquido, que además de ser hidratante, también resulta saciante, por lo que ayudará a que nos sintamos llenas antes, evitando que comamos una mayor cantidad de lo que nuestro cuerpo necesita. ¿Lo mejor de todo? Igual que sucede con el agua tradicional, no aporta calorías.

Conviene señalar que, aunque beber agua con gas no es malo para la salud, no siempre es recomendable, sobre todo para las personas con determinadas afecciones como quienes padecen de colon irritable, flatulencias, celiaquía, distensión abdominal o cuando se sufre acidez o reflujo. Por eso, si tienes dudas consulta primero con un profesional sanitario o nutricional.