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La Ribera del Duero cumple 40 años y su vecindario no para de crecer
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ZONA IMPARABLE

La Ribera del Duero cumple 40 años y su vecindario no para de crecer

En un año cargado de celebraciones por sus cuarenta años, el territorio ribereño sigue siendo de los más atractivos para la llegada de nuevos proyectos, jóvenes y renovadores

Foto: CRDO Ribera del Duero. (José I. Berdón)
CRDO Ribera del Duero. (José I. Berdón)

En el año 82, la Ribera del Duero nacía como denominación de origen, si bien años antes unos cuantos elaboradores -hoy referentes- empujaban para que el acontecimiento tuviera lugar. Entre ellos, Alejandro Fernández (quien fallecía el pasado año), uno de los incuestionables padres de la Ribera, fundador de Tinto Pesquera, y casa hoy reconvertida en Familia Fernández Rivera. Junto a él estaban en aquellos comienzos de la denominación de origen Pablo Peñalba, de Finca Torremilanos; Ismael Arroyo, de Valsotillo; la familia Pérez Pascua, al frente de las destacadas Bodegas Hermanos Pérez Pascua, y Anastasio García, de Bodegas García de Aranda. Ahora, cuarenta años después, la Ribera sigue viviendo un momento dulce gracias a esas y otras casas que llegaron tiempo después y han contribuido a colocar a esta zona entre las más importantes del país, además de favorecer el éxito y la fama que disfruta.

Un escenario de lo más atractivo (a pesar de lo poco que ha cambiado desde entonces la denominación y su normativa) que ha supuesto que, en los últimos años, hayan llegado a la Ribera proyectos nuevos y renovadores de la mano de jóvenes y experimentados enólogos, y otros abanderados por profesionales de reconocido prestigio y larga trayectoria. Unos y otros han aportado aire fresco tanto a la denominación como a los vinos que la definen. Entre esos recientes vecinos de la denominación ribereña se cuentan estas cinco casas entre las más destacadas, junto a cinco de sus vinos. Elaboraciones muy apetecibles, ajenas a la Ribera más clásica, en las que la barrica y la potencia quedan en un segundo plano. Sin duda alguna, cinco vinazos.

El valor que va ganando desde hace años la Ribera burgalesa, y más en este momento en el que las altas temperaturas empujan a buscar zonas frescas y altura en los viñedos, ha hecho de Burgos una provincia de enorme atractivo para las bodegas que llegan a la Ribera. Dominio de Calogía (Roa, Burgos) es una de las que más ruido ha hecho tras su fundación por ser el proyecto personal del reconocido enólogo José Manuel Pérez Ovejas, hasta hace unos pocos años el artífice de los vinos (en concreto, treinta cosechas) de la histórica casa familiar Hermanos Pérez Pascuas. Ahora, Dominio de Calogía es un sueño hecho realidad que se materializaba hace dos años en su tierra natal, entre los pueblos de Roa y Pedrosa de Duero. Una bodega-boutique moderna, rodeada de los viñedos que le son propios ubicados en el pago del que recibe el nombre. Y fruto de la experiencia, conocimiento y saber hacer de José Manuel su primera elaboración, Dominio de Calogía 2019 (70 € aprox.), un tempranillo con una crianza de 14 meses en roble francés que se muestra elegante, con gran estructura, fruta roja y frescura, con toques balsámicos y muy largo en el paso. Un gran vino al que ya he salido un ‘hermano’ mayor, por singular exclusivo, Dominio de Calogía Cuvée ‘S’ 2019, del que solo salen 2.500 botellas numeradas.

placeholder Dominio de Calogía.
Dominio de Calogía.

En la misma localidad burgalesa se sitúa otro joven proyecto, el del enólogo Francisco Barona que da nombre también a su bodega. Con la recuperación de viñas centenarias en el centro, Barona elabora su primer tinto en 2014, una etiqueta que va ya por su séptima cosecha, Francisco Barona 2020 (32 € aprox.). Compuesto por tinto fino (como se conoce a la tempranillo en la Ribera) que complementa con algo de garnacha y albillo, tiene una crianza de 14 meses en roble francés, y se presenta intenso en aromas, con destacadas notas de frutos silvestres, especias y cacao. Equilibrado, con frescura amable y persistencia. Para una primera toma de contacto (pues tiene un segundo vino ‘top’, Finca las Dueñas) con un elaborador y una casa que asienta su filosofía en las bondades de la viña vieja y en el reflejo de la tierra en la que crece.

placeholder Francisco Barona.
Francisco Barona.

Xavier Ausás es otro de los experimentados enólogos que, por muchos trabajos y colaboraciones que realice, será siempre reconocido por ser el director técnico del Grupo Vega Sicilia, casa para la que trabajó durante 25 años. Pero salió de allí en 2015 y desde entonces son muchos los vinos que asesora en diferentes lugares del país (alguna francesa incluida), además de haber puesto ya en marcha su propio proyecto, Ausás Bodegas y Viñedos, en el municipio vallisoletano de Quintanilla de Onésimo. Con la frescura y la elegancia en el objetivo, trabaja mano a mano con viticultores de confianza y sobre cada parcela que va a participar en su vino. Se trata de Ausás Interpretación 2019 (44 €) y es la tercera añada de un monovarietal de tinto fino que ha permanecido 15 meses en barricas francesas. Potencia aromática donde salen los frutos negros y las flores y una boca inmensa, elegante, fina, fresca, en la que se perciben toques balsámicos y minerales de los suelos arcillo-calcáreos.

placeholder Ausás Interpretación.
Ausás Interpretación.

También vallisoletana es la bodega Garmón Continental (Olivares de Duero), casa de la que procede el único vino de la Ribera del Duero que elabora la familia García (artífices de los grandes vinos Mauro y San Román) con el maestro Mariano García a la cabeza. Para quien no tenga el gusto…, antecesor de Ausás en Vega Sicilia, donde trabajaron juntos durante años, y otro de los grandes nombres de la enología nacional. Garmón es el proyecto que pone en marcha junto a sus hijos, Alberto y Eduardo, este también enólogo, principal responsable de la elaboración. El vino, Garmón 2019 (37 €), con el que ponen en valor el potencial de los viñedos viejos en zonas altas de la Ribera. Es un tempranillo que procede de pequeñas parcelas de diferentes pueblos burgaleses y con 20 meses en barricas de roble francés. Resulta potente, elegante, carnoso, pero crujiente (viva fruta, notas herbáceas); esto es, nada maduro y por eso con larga vida por delante… para beberlo con tiempo.

placeholder Garmón 2019.
Garmón 2019.

La quinta casa nos retorna a Burgos. Se trata de Bodegas Marta Maté, localizada en Tubilla del Lago y firma que nacía como bodega hace nueve años de la mano de tres amigos y compañeros de trabajo. Formados y apasionados del vino, comenzaron plantando viña para luego venderla en una zona extrema, un páramo a 920 m de altitud, sobre suelos calizos y apenas cubierta vegetal. Años después, con esta viña propia, se incorpora al proyecto un cuarto socio, quien es ahora el enólogo de la casa, César Maté. Con su llegada hacen una pequeña elaboración de pocos kilos, sale un primer vino (Primordium) y comienza su historia como bodegueros. Partiendo de la recuperación de parcelas en un territorio donde, por condiciones físicas y climáticas, madurar la uva es todo un reto, trabajan en ecológico, con una apuesta decidida por la mínima intervención y con el objetivo de ofrecer vinos frescos, finos, verticales (directos), sin que avasallen en la boca. Marta Maté 2019 (25 €) es un tinto fino con 14 meses en barrica y seis más de crianza en hormigón, en el que destaca la fruta fresca, las notas herbáceas, aromas minerales y recuerdos especiados. Vivo, equilibrado, fluido, con gran frescura.

placeholder Marta Maté.
Marta Maté.

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En el año 82, la Ribera del Duero nacía como denominación de origen, si bien años antes unos cuantos elaboradores -hoy referentes- empujaban para que el acontecimiento tuviera lugar. Entre ellos, Alejandro Fernández (quien fallecía el pasado año), uno de los incuestionables padres de la Ribera, fundador de Tinto Pesquera, y casa hoy reconvertida en Familia Fernández Rivera. Junto a él estaban en aquellos comienzos de la denominación de origen Pablo Peñalba, de Finca Torremilanos; Ismael Arroyo, de Valsotillo; la familia Pérez Pascua, al frente de las destacadas Bodegas Hermanos Pérez Pascua, y Anastasio García, de Bodegas García de Aranda. Ahora, cuarenta años después, la Ribera sigue viviendo un momento dulce gracias a esas y otras casas que llegaron tiempo después y han contribuido a colocar a esta zona entre las más importantes del país, además de favorecer el éxito y la fama que disfruta.

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