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Ana de Pombo, la mano derecha de Coco Chanel que unió Marbella a la aristocracia
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ICONO DE LA MODA

Ana de Pombo, la mano derecha de Coco Chanel que unió Marbella a la aristocracia

Llevan a la gran pantalla la vida de 'la Greta Garbo española', que se estrenará en el Festival de Málaga

Foto: Ana de Pombo. (Henry Clarke)
Ana de Pombo. (Henry Clarke)

Ana de Pombo protagonizó el despegue de la jet set marbellí. Ahora la vida de Madame Pombo, 'la Greta Garbo española', verá la luz en la gran pantalla próximamente.

Para muchos, ella representa la versión femenina de Halston en el entorno de la aristocracia marbellí. La princesa del glamour será reconocida en el film ‘Mi última condena’, del director Juan Mata, que se estrenará en el Festival de Cine de Málaga. “En muchos sentidos, Ana de Pombo es una pionera de lo que hoy podemos ver en Marbella”, precisa el cineasta a Vanitatis.

La artista pasó sus últimos años de vida trayendo a la élite social de los años treinta de todo el mundo a Marbella. Por La Maroma, la tienda de la plaza de los Naranjos, desfilaron sus fieles seguidoras, Beatriz de Saboya, las duquesas de Peñaranda, la duquesa de Alba e incluso la misma duquesa de Kent.

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A finales de los sesenta, en este establecimiento donde se podía tomar un té mientras se admiraban los grabados de Goya, Ana de Pombo atendía a una selecta clientela. Algún marbellí recuerda todavía el día que la mismísima Audrey Hepburn cruzó esa puerta y salió con cuatro pamelas con el sello de Pombo. La artista se había especializado por entonces en el diseño de accesorios y sombreros, siendo su nombre y su figura un gran reclamo para la clientela internacional. Es por ello que esta mujer innovadora, que trabajó para Coco Chanel, Paquin o Eva Perón, no ha dejado indiferente al director de cine, que quiere acercar en este film la figura de Ana de Pombo y reivindicar ese pueblo de artistas que soñaba Jean Cocteau.

placeholder Ana de Pombo. (Henry Clarke)
Ana de Pombo. (Henry Clarke)

Juan, su director, nos explica que “el film intenta reflejar la Marbella que se quedó en nada por la industrialización del turismo. Una Marbella que pudo haber sido y no fue, así como la Marbella que ha sido”.

El cineasta intenta plasmar en ‘Mi última condena’ la auténtica personalidad de Ana de Pombo, una de las mujeres más célebres de mediados del siglo XX que, por su talento, pasión y capacidad para reinventarse, experimentó la creatividad en todos los formatos: moda, danza y decoración.

Protagonista del despegue de la jet set marbellí

Paralelo al bombo que el príncipe Alfonso de Hohenlohe le daría a Marbella va el empuje de Ana de Pombo al despegue de la jet set marbellí.

La artista se cuela en la vida de la ciudad, en la Semana Santa de 1957, para “reemprender, por enésima vez, la vida”, como ella misma decía.

Esta mujer, adelantada a su tiempo, se instaló en 'la ciudad del canto sin dueño' después de una serie de desilusiones personales que le abrieron el camino a la poesía, entre ellas la muerte de sus dos hijos y una serie de calumnias que la obligaron a dejar su familia. “Y se enamoró del pueblo -matiza Juan Mata- y en los últimos años de su vida lo que quería era atraer al mayor número de personalidades posible”.

La artista empezó a tirar de agenda de personajes, tanto nacionales como internacionales, que ayudaron a que el pequeño pueblito se poblase de un turismo de élite. “Ella es una vanguardista, ya que trae a personalidades para darle un toque moderno y mítico a la Marbella que todavía se estaba fraguando a principios de los 60”, sostiene su cineasta.

La vida de Ana estaba llena de contradicciones. No sabía coser, pero sus sombreros alcanzaron fama internacional; se confesaba iletrada, pero alternaba en los círculos intelectuales y redactaba reseñas de moda para el 'Sol de España' mientras tomaba el aperitivo en la marbellí terraza del Salduba.

Su principal obra literaria, que su amiga Cayetana de Alba prologó, 'Mi última condena' (1971), que da título ahora a la película que veremos en cine, cuenta su historia cosmopolita a modo de autobiografía en cuatro apartados donde se define como Ana de Pombo, Ana de París, Ana de España y Ana del Mundo. Y de este modo, arropada por la versatilidad que la acompañó siempre, Ana de Pombo se convertía en la intermediaria de todas sus amistades y conocidos célebres: les buscaba casa, organizaba sus fiestas o les enseñaba la ciudad. “La boutique de Ana de Pombo, La Maroma, fue el punto de encuentro de los intelectuales y la alta sociedad de la Marbella de finales de los 50”, apunta Mata.

placeholder Ana de Pombo, vestida de Chanel. (George Hoyningen-Huene)
Ana de Pombo, vestida de Chanel. (George Hoyningen-Huene)

Álvaro Pombo, el sobrino de Ana

El premio Planeta Álvaro Pombo, sobrino de Ana, escribió una novela en 2015 sobre la vida de su tía, ‘Un gran mundo’, donde la definía como un personaje excéntrico y singular, pero también como una de las grandes modistas de nuestra historia, cuyas creaciones están en el Museo del Traje de Madrid.

Procedente de una familia nobiliaria y con recursos, su educación estuvo a cargo de una institutriz irlandesa. Durante su infancia, Ana ya demostraba cierto punto de locura y fantasía que provocaba la incomprensión de sus padres y que le sirvió para cometer varias excentricidades como escaparse con un circo.

El autor de la biografía narra cómo su tía se instaló en París, donde contó con la ayuda de algunas de sus grandes amistades, como el infante don Carlos de Borbón y su mujer, Luisa de Orleans

En 1930 decidió crear su primer negocio de costura, la Maison Elviana, cuya denominación proviene de un acrónimo entre el nombre de su hermana, Elvira, y el suyo, Ana.

En su propia casa de costura, Ana ejercía tanto de diseñadora como de relaciones públicas. Desde su origen, Elviana contó con importantes adeptos, como la reina Victoria Eugenia o Elizabeth Miral.

Gracias a su distinguida clientela y a la influencia que tenía en las reuniones sociales, Ana fue consiguiendo poco a poco una posición destacada en la alta costura de París.

Álvaro, que recabó fuentes para esta novela de su propia familia, especifica que “vivió toda su vida pendiente de la financiación, porque era muy capaz de vender un sombrero de paja con un lazo, pero no tenía la más mínima idea de administrar el dinero”. De hecho, cuando abrió una de las primeras tiendas de antigüedades de Madrid, la mítica Tebas, ella organizaba coloquios a los que acudían grandes personalidades de la época. Entre los clientes más conocidos estaban, entre otros, el doctor Gregorio Marañón y el poeta Manuel Machado.

El mismísimo Antonio el Bailarín, con el que coincidió también en Marbella, ya que el artista tenía casa allí, habla en sus memorias del establecimiento y de Ana de Pombo, con su tienda Tebas en la calle Claudio Coello.

Se trajo a Coco Chanel a Marbella

El conde de Koutosoff, director de publicidad de Coco Chanel, fichó a Ana como relaciones públicas de la marca cuando vio la desenvoltura que tenía en su minúsculo negocio de Maison Elviana. En un primer momento, su rol iba a consistir en moverse por la alta sociedad en nombre de la marca, tratando de captar a las personalidades más señaladas de París. Sin embargo, cuando la propia Chanel la conoció, pasó a convertirse en su secretaria particular, siendo su mano derecha durante los siguientes diez años. Y es que ambas tenían una concepción muy similar de la moda: algo sencillo, funcional y al servicio de la liberación femenina.

placeholder Coco Chanel. (André Kertész)
Coco Chanel. (André Kertész)

Trabajó dos años en París, y allí Coco Chanel tomó la decisión de que Ana dirigiera las casas que acababa de abrir en Biarritz y Deauville, centro del turismo elitista europeo. Allí obtendría el reconocimiento de dos clientes muy fieles: el duque de Windsor y el duque de Kent, primos del príncipe Dimitri, que con su esposa Mira ejercían como relaciones públicas de Chanel en Biarritz. Cuando dejó de trabajar para la marca, siguió siendo amiga de Coco y se la vio con ella en Marbella paseando por la plaza de los Naranjos.

Modista fetiche de Evita Perón

Evita Perón sería una de sus clientas más conocidas. Confiaba plenamente en el gusto de la Pombo. La primera dama, cuando acudía al atelier, le decía: “Ana, pienso que no tengo que decirle lo que usted tiene que hacerme”. Y así, con esta confianza, no cejó hasta llevarla a la residencia presidencial, donde Ana de Pombo, junto a dos de sus costureras de confianza, le fabricó todo el vestuario que posteriormente Evita lució enamorando a Europa.

Ana, en Argentina, conoció a su tercer marido, el decorador Pablo Olivera, con quien regresó a España, y tras un breve paréntesis en Madrid, se instaló con él en Marbella, donde abrió su nuevo salón acompañada de los personajes internacionales más importantes del mundo de la moda, el arte y la música.

placeholder Eva Perón, en una imagen de 1948. (Cordon Press)
Eva Perón, en una imagen de 1948. (Cordon Press)

Gracias a sus contactos personales, su clientela la formaba lo más relevante de la sociedad nacional, entre ella, doña Carmen Polo, que le compró varios diseños en Tebas.

La duquesa de Alba fue una de sus grandes compañeras y la que la incitó para que se instalara en Marbella, donde la aristócrata tenía la casa de Las Cañas, y que allí pasara los últimos años de su vida. Ana se instaló en la finca de Los Olivos, lo que hoy es Nagüeles, y allí murió su esposo Pablo, al que ella sobrevivió tres años más, en plena cúspide del glamour.

Ana de Pombo protagonizó el despegue de la jet set marbellí. Ahora la vida de Madame Pombo, 'la Greta Garbo española', verá la luz en la gran pantalla próximamente.

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