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Al negocio gourmet de la Casa de Alba se le atraganta la pandemia
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Al negocio gourmet de la Casa de Alba se le atraganta la pandemia

La empresa de la familia dedicada a los productos gastronómicos de alta calidad presenta pérdidas en el ejercicio 2020, pero anuncia su recuperación y varios proyectos para el futuro

Foto: El duque de Alba, en la exposición 'Eugenia Emperatriz'. (EFE)
El duque de Alba, en la exposición 'Eugenia Emperatriz'. (EFE)

Cuando hablamos de la Casa de Alba, el sesgo cognitivo nos lleva inmediatamente a un entorno de palacios y educación exquisita donde los miembros de la familia viven de las rentas y apenas tienen que ocuparse de nada. La realidad es distinta, y hoy en día los Alba trabajan en distintas líneas de negocio que tienen que ver con el patrimonio que han ido heredando de generación en generación. Palacios, sí, pero también miles de hectáreas de terreno rural que rentabilizan de diversas maneras. Desde la clásica explotación agrícola y ganadera a la cesión de terreno para energías renovables o la más novedosa, los productos gourmet.

Esta línea de negocio fue una idea original de Cayetano Martínez de Irujo, quien la puso en marcha en 2015, mientras aún trabajaba mano a mano con sus hermanos. En 2020, Carlos Fitz-James, el duque de Alba, decidió asumir la gestión total de este negocio y adquirió su parte a Cayetano. Desde entonces, lleva las riendas de Casa de Alba Fine Food el hijo menor del duque, quien, dicen sus colaboradores más cercanos, lo está haciendo "francamente bien", remontando años de pérdidas y solventando el parón comercial derivado de las restricciones por la pandemia. Los números de momento no acompañan.

"Palacio de las Dueñas, en Sevilla, ubicado en una ciudad icónica del sur, donde se cultivan nuestro arroz y legumbres, y de donde es original nuestra fantástica miel de azahar. Palacio de Monterrey, en pleno centro de Salamanca. De allí proceden nuestros cochinos y algunas de nuestras mieles (bosque y montaña). Palacio de Liria, quizá el más conocido de todos, ubicado en el centro de Madrid. Residencia habitual, y desde donde todos los días trabajamos por haceros sentir en Casa". Casa de Alba Fine Food tiene su propio perfil en las redes sociales, donde van vistiendo de historia el origen de sus productos de alta calidad.

Los números de 2020, el año del covid

Alba Fine Food acaba de presentar las cuentas del último ejercicio, 2020. Cierran en negativo, con pérdidas de 232.722 euros, lo que supone una cifra abultada aunque no tanto como la del año 2019, cuando se dejaron 387.047 euros, lo que significa una 'remontada' del 40%. Las pérdidas se explican, sobre todo, por la reducción drástica de su cifra de negocio, que pasó de superar el millón de euros en 2019 a los 230.000 euros de 2020. Además, la sociedad solicitó dos de los avales a la financiación ofrecidos por el ICO, por valor de 160.000 y 40.000 euros respectivamente.

La explicación de esta bajada en la cifra de negocio está en la pandemia, según fuentes de la Casa de Alba. "La marca a día de hoy está equilibrada, pero es verdad que arrastramos todo lo que pasó con el covid. Más de la mitad de nuestras ventas se producen directamente al sector de la hostelería -explican-, que en 2020 pasó la mayor parte del tiempo sin poder abrir con normalidad". Además, también venden al público a través de una página web y de otros sites dedicados a productos gourmet.

placeholder Carlos Fitz-James y Belén Corsini, el día de su boda en Liria. (EFE)
Carlos Fitz-James y Belén Corsini, el día de su boda en Liria. (EFE)

Aunque la gestión está en manos de Carlos Fitz-James Solís, oficialmente la empresa cuenta con tres administradores de confianza de la familia. El conde de Osorno estudió la carrera de Comercio en el College For International Studies (CIS) de Madrid, la misma universidad que otros jóvenes conocidos como Froilán, Almu Lapique o Iria Fernández-Tapias. Después, hizo un máster en la Universidad de Boston. Una formación completa que puso en práctica junto a su padre ayudándole en la gestión del patrimonio empresarial de la Casa de Alba. Después de aprender el oficio, el conde de Osorno ha decidido enfocar su carrera en el campo de los productos gourmet. Su obsesión, dicen, es lograr la máxima calidad en una producción artesana de los productos.

Perfil propio

Lo hace no solo en la Casa de Alba. En 2019, el joven conde, que se hizo más popular a raíz de su boda con Belén Corsini, fundó Amura Corp SL, una empresa dedicada “a la importación de productos alimenticios, bebidas y tabaco”, y más en concreto a la comercialización del aceite de oliva bajo la marca Magallanes Mediterranean Diet. La marca está registrada para "la venta y distribución de aceites y grasas comestibles, aceite de oliva, condimentados, aromatizados para cocinar, para uso alimenticio; y, por supuesto, aceite de oliva virgen extra", el oro líquido aclamado tanto dentro como fuera de nuestras fronteras.

Precisamente es el aceite de oliva virgen extra el producto estrella de la línea gourmet de la Casa de Alba, como confirman desde Liria. El aceite y los ibéricos. En un mes si va todo bien empezará a salir la flor del olivo, "solo entre un 1 y un 2% de estas flores se convertirán en aceitunas, las que el propio árbol sea capaz de alimentar durante el periodo de maduración", explican en su perfil de redes. La aceituna llega desde la Finca Buenavista, en El Carpio (Córdoba). La presentación de la cosecha 2021, el pasado mes de noviembre, fue el momento elegido por el conde de Osorno para hablar públicamente por primera vez de este proyecto.

"Tengo claro que esto no sería posible sin apoyarme en los grandes profesionales que llevan tantos años trabajando con mi familia. Esto comprende desde el trabajo en el campo hasta apoyos profesionales de diversos ámbitos", explicó entonces el joven conde, que habló también del bache económico del ejercicio 2020 y su ilusión para el futuro: "Casa de Alba Fine Food se ha recuperado y ha crecido mucho después del peor año de pandemia y tenemos muy buena previsión para el futuro. En general, parece que las cosas van a mejor, no sé si es momento de cantar victoria".

Además del aceite y los ibéricos, la Casa comercializa miel, quesos, legumbres, cervezas, turrones y hasta una vajilla que fue diseñada hace años por Genoveva Casanova, exmujer de Cayetano Martínez de Irujo, en colaboración con la firma portuguesa Real Fábrica de porcelana fina Vista Alegre. "El duque de Alba explota la marca desde 2020, su hijo Carlos lo está haciendo francamente bien y estamos preparando más productos y más sorpresas para este año", anuncian.

Cuando hablamos de la Casa de Alba, el sesgo cognitivo nos lleva inmediatamente a un entorno de palacios y educación exquisita donde los miembros de la familia viven de las rentas y apenas tienen que ocuparse de nada. La realidad es distinta, y hoy en día los Alba trabajan en distintas líneas de negocio que tienen que ver con el patrimonio que han ido heredando de generación en generación. Palacios, sí, pero también miles de hectáreas de terreno rural que rentabilizan de diversas maneras. Desde la clásica explotación agrícola y ganadera a la cesión de terreno para energías renovables o la más novedosa, los productos gourmet.

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