Los graves casos reales que nos recuerda la serie 'Intimidad' de Netflix

La carrera de una política en alza se ve amenazada cuando un vídeo sexual grabado sin su conocimiento se hace viral en las redes sociales. Con esta frase se resume en la web de Netflix la inquietantemente real sinopsis de 'Intimidad'. La recién estrenada serie está protagonizada por Itziar Ituño y Patricia López Arnaiz y visibiliza las consecuencias devastadoras que puede tener la violencia de género digital que sufren principalmente las mujeres.

Malen es la ficticia vicealcaldesa de Bilbao y está en pleno ascenso político, pero su vida da un vuelco cuando un vídeo de contenido sexual con un hombre que no es su marido sale a la luz pública. Entonces se plantean preguntas sobre su futuro. ¿Debe retirarse, ante las presiones de las viejas glorias de su partido? ¿Debe hacer como que no pasa nada, para que todo pase rápido? ¿O debe plantar cara a lo sucedido y luchar por hacer justicia?

"Hay ataques a hombres y mujeres, pero hacia las mujeres son más encarnizados y esto tiene que ver con el estado de las cosas, con que las mujeres tenemos más desventajas y cuando recibimos ataques suelen ser más bestias", dice Itziar Ituño sobre el trasfondo de esta producción en una entrevista con la agencia EFE. "Ya era hora de una serie así, con un montón de mujeres cabeza de cartel y así de potente", añade la actriz sobre su primera serie como protagonista tras 'La casa de papel'.

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Aunque este caso no está basado en hechos reales, se hace difícil no relacionarlo con el de Olvido Hormigos. Hace ya una década, la difusión de un vídeo de contenido sexual de la que entonces era concejal socialista de Los Yébenes, un pueblo de Toledo, arruinó su carrera política y propició un cambio significativo en el Código Penal.

Tras el torbellino mediático que supuso aquel escándalo, Hormigos pasó por espacios destacados de distintos medios de comunicación y a ser protagonista de numerosas tertulias televisivas. Había dejado de ser alguien anónimo para pasar a convertirse en un personaje muy popular que llegó incluso a publicar una novela erótica, 'El abrazo infiel', a ser portada de revistas como 'Interviú' y a participar en 'Gran Hermano VIP', donde mantuvo un sonado enfrentamiento con Belén Esteban.

Su testimonio, eso sí, fue clave para que desde 2015 en el Código Penal quedara claro que compartir vídeos íntimos sin permiso en la red se trataba ya como un delito. Retirada desde años del circo mediático, la expolítica y madre de tres hijos realizó unas oposiciones y ahora ejerce como maestra de refuerzo de niños de Primaria con dificultades en un colegio de su localidad de origen.

Otra de las víctimas que aparecen en 'Intimidad' es Ane, a la que da vida en la serie Verónica Echegui, y que se suicida en una playa del País Vasco en una de las primeras escenas, tras no poder soportar las burlas y la presión que sufre por parte de sus compañeros de fábrica después de que un exnovio viralice imágenes sexuales suyas.

Un caso que recuerda rápidamente al de la carretillera de la fábrica de camiones Iveco que se suicidó en 2019 en Madrid por motivos similares. La víctima, que tenía dos hijos, trabajaba en la planta que la empresa de camiones, con unos 2.500 empleados, tiene en la localidad madrileña de San Fernando de Henares.

Allí, 150 trabajadores se concentraban tras su fallecimiento en repulsa por lo ocurrido. Aunque ahora el Código Penal castiga con entre tres meses y un año de cárcel la difusión de imágenes privadas sin autorización de la persona afectada cuando se viole gravemente su intimidad y aunque la víctima diera en su día su consentimiento a la grabación, no hubo finalmente condenados.

Actualmente, el proyecto de Ley Orgánica de Garantía Integral de la Libertad Sexual, es decir, la ley del 'solo sí es sí', llegaba a finales de mayo al pleno del Congreso con apoyos suficientes para introducir en el Código Penal el consentimiento expreso como elemento clave para juzgar los delitos sexuales. En ella se añade al Código Penal la pena de multa de uno a tres meses a quien, habiendo recibido imágenes o grabaciones audiovisuales sin autorización de la persona afectada y que menoscaben gravemente la intimidad de esa persona, las difunda, revele o ceda a terceros sin el consentimiento del afectado.