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La gran fiesta navideña de José Luis López, el Turronero: solidaridad, diversión y famosos
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EL EMPRESARIO FILÁNTROPO

La gran fiesta navideña de José Luis López, el Turronero: solidaridad, diversión y famosos

Es una de las celebraciones más esperadas del año. En ella participan asociaciones vecinales, fundaciones, pymes, vecinos y muchos rostros conocidos amigos del empresario

Foto: Fabiola Martínez, con José Luis López. (IG)
Fabiola Martínez, con José Luis López. (IG)

El nombre de José Luis López no forma parte del club del Ibex ni de la lista Forbes nacional, donde se encuentran los datos de los grandes empresarios de España. Tampoco es habitual que su nombre aparezca en titulares de medios económicos, y menos aún en los sociales. Si hubiera querido tener esa visibilidad, la tendría por derecho propio.

Es uno de los grandes empresarios de Andalucia. Compra y vende terrenos, edificios, naves y no se queda con nada. Se le conoce por su apodo más que por el nombre que aparece en el DNI. Es el Turronero, que le viene de sus padres, quienes vendían turrón en las ferias de Andalucia. Está muy orgulloso de ese apelativo porque él también fue feriante.

Foto: Ana Rosa Quintana y Juan Muñoz. (Gtres)

Tiene otra manera de hacer que consiste en mantener un perfil poco visible para el mundo de los tiburones económicos.

Vive en Ubrique con su mujer, sus hijos y nietos. Tres días por semana se traslada a Madrid para manejar sus muchos negocios. Ahí comienza la diferencia. No recibe en un despacho de cien metros cuadrados ni en la antesala hay una equipo de secretarias. José Luis López concierta sus citas de trabajo y se encuentra con sus posibles socios en un hotel, a la vista de todos.

Antes de su primera reunión, a las siete de la mañana, ha corrido por el Retiro. Y después comienza su jornada maratoniana, que suele interrumpir a mediodía para almorzar en el restaurante El Qüenco de Pepa que regenta su gran amiga Pepa Muñoz. Siempre la misma mesa y y un menú sin sofisticaciones.

Una vez al mes hace lo mismo través de la Fundación López Mariscal, que lleva su apellido y el de su mujer y que tiene la sede en Ubrique. Estos encuentros son diferentes a los de Madrid porque aquí la realidad es otra. Son ciudadanos del mismo pueblo o de la zona a quienes el empresario ayuda y estudia sus peticiones. Lo mismo puede ser la instalación de aire acondicionado en una escuela que sufragar una operación complicada fuera de España o pagar la estancia en el Reino Unido de jóvenes con pocos recursos para que aprendan inglés. Todo es posible en el mundo solidario que ha creado a su alrededor y que sorprende a los que no lo conocen. Un filántropo que tiene su cuartel general y familiar en un pueblo de Cádiz de 17.000 habitantes.

En esta localidad es donde cada año organiza la gran fiesta previa a la Navidad donde participan asociaciones vecinales, fundaciones, pymes, vecinos y los amigos famosos. Este año han coincidido en las fiestas del Turronero personas con perfiles muy diferentes que acuden a la llamada del empresario. Entre ellos: Mario Conde, Albert Rivera, Carlos Herrera, Susanna Griso, María Zurita, la doctora Grajal, los Gemeliers, Pedrerol, Juan José Padilla, Antonio Jiménez, Pilar García de la Granja, Ortega Cano y sus hijos José y Gloria Camila, Paz Padilla, Rafael Dona y Carolina López, Paco Cepero, Pedro Ruiz, Isabel Gemio, Miguel Ángel Gil Marín, María José Suárez y Álvaro Escassi, la diseñadora Juana Martín, que desfilará en enero en la semana de la moda de alta costura de París, y muchas caras conocidas mas.

placeholder Paz Padilla, Susanna Griso y María José Suárez, en la fiesta. (IG)
Paz Padilla, Susanna Griso y María José Suárez, en la fiesta. (IG)

Por supuesto, nunca faltan artistas que amenizan el fin de semana gratis total. Uno de ellos fue Pitingo, que voló desde México interrumpiendo su gira durante cuarenta y ocho horas.

Durante un fin de semana completo, el anfitrión organiza agenda festiva para sus muchos amigos. Como música de fondo de esta iniciativa podría servir la canción de Roberto Carlos ‘Yo quiero tener un millón de amigos’. No llega a esa cantidad, pero sí pueden superar los cuatrocientos invitados llegados de cualquier parte de España y los propios vecinos de Ubrique.

La agenda no varía desde hace años. El viernes ya hay diversión. La primera parte del programa comienza con una cena en su finca, que en estas fechas está más iluminada que el célebre Jardín Botánico de Madrid. Árboles con lágrimas luminosas, arcos de luces, guirnaldas, estrellas, cervatillos, reyes magos y papá noeles decoran el campo y reciben a los convocados para ese primer encuentro. No faltaron actuaciones y la Zambomba, que es algo así como una juerga flamenca con temática navideña. Esta vez fue María José Santiago la encargada de dirigirla.

El día siguiente es quizá la fecha más importante para el anfitrión. En una inmensa carpa reúne a los miembros de asociaciones, fundaciones y ONG’s con las que colabora en un almuerzo multitudinario. Cada año hay un premio con una dotación económica importante que sirve para financiar o mantener proyectos. En esta edición, fueron seleccionadas la Fundación Querer, de Pilar García de la Granja, la de Isabel Gemio, la de Bertin Osborne, que preside y organiza Fabiola Martínez, la Fundación Fundatul y la Fundación Jugueterapia.

Y como guinda de las fiestas navideñas, el empresario también regala a los niños de Ubrique entretenimiento. Mientras en verano pueden disfrutar de una feria completa y gratis, ahora, en Navidad, José Luis López contrata un espectáculo. Esta vez ha sido el circo Las Vegas, que ofrecerá once funciones gratuitas del 30 de diciembre al 8 de enero.

El Turronero no forma parte visible del Ibex, pero en cambio es el personaje más querido y admirado de Ubrique, al que sus vecinos le definen con tres palabras: “Un hombre bueno”.

El nombre de José Luis López no forma parte del club del Ibex ni de la lista Forbes nacional, donde se encuentran los datos de los grandes empresarios de España. Tampoco es habitual que su nombre aparezca en titulares de medios económicos, y menos aún en los sociales. Si hubiera querido tener esa visibilidad, la tendría por derecho propio.

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